EL MUNDO 04/09/14
· Ordóñez culpa al Gobierno de la presencia en la Cámara vasca de un condenado
«Querido hermano, hoy tengo malas noticias. Uno de los que contribuyeron a matarte, a ti y a otros cientos, ocupa desde el martes el escaño que te arrebataron a balazos en aquel restaurante donde comiste por última vez…». Con estas líneas arranca la carta de dolor y rabia que la presidenta de la Asociación de Víctimas del Terrorismo del País Vasco (Covite), Consuelo Ordóñez, dirige a Gregorio, el concejal del PP y parlamentario vasco asesinado por ETA en 1995, por la vuelta a la Cámara de Vitoria de un condenado por terrorismo.
La toma de posesión como nuevo representante en la Cámara de Vitoria de Iker Casanova, quien fue condenado a 11 años de prisión por su pertenencia a Ekin –la estructura de la izquierda abertzale integrada en ETA–, en sustitución de la portavoz de EH Bildu, Laura Mintegi, ha impulsado a Consuelo Ordóñez a expresar su indignación a través de una carta destinada a su hermano, en la que no faltan duras acusaciones al Gobierno.
Arremete contra el Ejecutivo de Rajoy y contra los tribunales por no aplicar las leyes que impulsaron para evitar la presencia en las instituciones del brazo armado de ETA, ni hacer cumplir las sentencias judiciales. «Hubo un tiempo en que nos prometieron Justicia e impulsaron una Ley de Partidos que promueve actuaciones contra organizaciones políticas que busquen utilizar las instituciones para honrar a quienes os mataron. Todo eso, Goyo, ha quedado ya en papel mojado. Ni aquella ley ni las sentencias se aplican», censura con amargura.
Ante la presencia en la Cámara vasca de Casanova, la presidenta de Covite asegura no poder evitar acordarse de su hermano, como tampoco de los otros parlamentarios que fueron asesinados por la banda terrorista: los socialistas Enrique Casas y Fernando Buesa. También alude a su «querido amigo» Joseba Pagazaurtundua, el jefe de la Policía Local que fue asesinado entre el silencio de la antigua Batasuna, la cual, según censura, «ha vuelto al Parlamento vasco para decirnos todos los días que lamentan que ETA os matase, pero que vuestras muertes fueron parte de una estrategia legítima, noble; y hasta honorable».
En un tono duro, denuncia que sus asesinatos «se han convertido en los méritos que un parlamentario vasco debe alcanzar para ser designado miembro» de una Cámara de la que, según enfatiza, «os borraron a golpe de las mismas balas que hoy aúpan a un condenado por terrorismo a ostentar la representación pública de los mismos ciudadanos a los que ETA sometió durante 50 años».
Natural de Baracaldo y de 41 años, Casanova tomó posesión de su acta de parlamentario este martes en la reunión ordinaria de la Mesa del Parlamento vasco, que tuvo que cumplir con este trámite al no haberse programado ningún pleno en los siguientes 15 días a la entrega de las credenciales por parte de Laura Mintegi, que ha abandonado el hemiciclo ante la falta de protagonismo dentro de EH Bildu.
La coalición recurrió a esta profesora universitaria para blanquear sus listas de cara a los comicios que supusieron su regreso al Parlamento vasco, y fue presentada como la cara amable de la izquierda abertzale; pero con el paso de los meses se ha visto arrinconada por una dirección que apuesta por la línea más ortodoxa de la antigua Batasuna.
Además, en su faceta de secretario de la Mesa, el representante del PP vasco Antón Damborenea fue quien tuvo que entregar el acta de parlamentario a Casanova, aspecto que Ordóñez no pasa por alto en las palabras dirigidas a su hermano. «Sé que te dolerá, pero quien ha aparecido entregando el acta de parlamentario vasco a Iker Casanova ha sido un compañero tuyo de partido. Sé que para él no habrá sido plato de buen gusto; tampoco para mí, ni para Ana, ni para tu madre ha sido agradable ver tomar posesión de su cargo a un etarra que justifica que estuvo bien mataros para cambiar la Historia, para ocupar vuestros sillones; y así, tan fácilmente, quitaros de en medio de esa la que fue vuestra casa: el Parlamento vasco», concluye.
Con sus palabras, Ordóñez recoge el hondo malestar que ha causado en otros colectivos de víctimas la presencia en el Parlamento vasco de quien fue condenado a 11 años de prisión por pertenencia a banda armada, dentro del sumario 18/98 instruido por Baltasar Garzón contra varias organizaciones del entorno de ETA. Tras salir de prisión en 2011, en la actualidad es miembro del Consejo Político de Sortu, en el que es responsable de Formación.
Las críticas también llegaron desde el ámbito político. El portavoz de UPyD en la Cámara, Gorka Maneiro, afirmó que su presencia «es una absoluta vergüenza y un insulto al Parlamento vasco» y «una nueva provocación» de la izquierda abertzale.