EL CONFIDENCIAL 21/09/16
El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, está quemando estos días kilómetros y kilómetros de carretera en Euskadi para llegar a una autopista que, de momento, tiene la barrera del peaje cerrada para la formación naranja. Las encuestas vaticinan que este partido no ocupará el carril por el que ha transitado durante ocho años UPYD, que ha tomado la salida del Parlamento vasco al no tener gasolina suficiente para emprender una tercera legislatura. A escasos días del final de la carrera, C’s solo tiene factible alcanzar la meta del escaño por Álava (aunque para ello deberá pisar el acelerador a fondo) cuando al inicio del ‘tour’ confiaba en llegar a la Cámara de Vitoria por la vía de los tres territorios.
Para coger la estela dejada por la formación de Gorka Maneiro, Ciudadanos ha apostado como chófer precisamente por el antiguo conductor de UPYD en Euskadi, Nicolás de Miguel (San Sebastián, 1963). El ahora candidato a lendakari del partido de Rivera lideró la formación magenta hasta no hace mucho tiempo. En 2011, encabezó la plancha de UPYD para la alcaldía de San Sebastián en las elecciones municipales, aunque no logró acceder al ayuntamiento. Dos años después, se dio de baja de esta formación con la contundente denuncia de que había convivido en un “aparato sectario que no solo no admite el debate y las críticas internas, sino que margina a quien discrepa”. Con su entrada en Ciudadanos, puso hincapié en la “mayor independencia y libertad de movimientos” que le ofrecían las siglas de C’s.
· En su corta trayectoria, ha tenido que hacer frente a varias polémicas: acusaciones de discriminación, denuncia por espionaje y cobros polémicos
Pero la sombra de UPYD le persigue. De hecho, el partido que le abrió las puertas ha podido ser su tumba. Y es que el líder de UPYD, Gorka Maneiro, ha admitido que desde Ciudadanos se le ofreció el liderazgo del partido, aunque lo rechazó antes de que De Miguel se impusiera por estrecho margen en las primarias para liderar la plancha de C’s de cara a las elecciones vascas del domingo. Pero esta no es la única sombra que acecha a De Miguel. Más allá de cualquier modificación del vehículo, está el cambio de marca, de ideología, de pensamiento. De conducir por la izquierda ha pasado a coger el volante por la derecha. De Miguel militó de joven en Izquierda Unida, ahora integrada en Podemos, antes de tomar el carril contrario. Incluso llegó a tener relación con el Partido Comunista de Euskadi (PCE), según confirman diferentes fuentes consultadas por El Confidencial.
Este viraje ideológico de casi 180 grados no es obstáculo para que sus actuales siglas depositen toda su confianza en él a la hora de conducir la caravana. “Cuento con toda la confianza del partido”, insiste en poner en valor el candidato de Ciudadanos a lendakari, que se impuso en la carrera interna hacia Ajuria Enea a Iñaki Quintana por 73 votos a 56, dentro de un proceso en el que participaron el 55% de los 236 militantes que tiene Ciudadanos en Euskadi.
Solo tiene opciones por Álava
Donostiarra de pura cepa, De Miguel encabeza la candidatura de Ciudadanos por Álava, por ser el territorio en el que Ciudadanos cuenta con más opciones para entrar al Parlamento vasco. Es la vía por la que transitó UPYD para alcanzar la Cámara vasca durante dos legislaturas, ocho años que lo llevaron a colgarse la etiqueta de azote del Gobierno. Hace cuatro años, en las elecciones de 2012, Maneiro cogió el camino parlamentario gracias al 3,5% de los votos por esta provincia (5.453 votos) y ahora Ciudadanos persigue pisar esta huella. De momento, las encuestas sitúan la distancia de la meta a algo más de medio millar de votos, todo un mundo si se compara con la última cita electoral.
Por ahora, De Miguel ha encadenado fracaso tras fracaso cuando se ha expuesto a las urnas. Lo hizo en 2011, cuando no logró acceder al Ayuntamiento de San Sebastián al frente de UPYD, y en las pasadas generales del 26-J, cuando, como cabeza visible de Ciudadanos, la formación de Rivera perdió 10.000 votos en Euskadi, al pasar de 50.268 sufragios en los comicios del 20-D a 40.740. El apoyo obtenido en diciembre abriría hoy las puertas a Ciudadanos de tener representación por los tres territorios.
La pérdida de una quinta parte de su apoyo social el 26-J supuso un fuerte varapalo para una formación que ya de por sí tiene una presencia insignificante en Euskadi, donde apenas cuenta con un juntero en el Parlamento de Álava y dos concejales en este territorio. El País Vasco siempre ha dado la espalda a C’s, pero también a la inversa. Y es que Rivera, a la vista de que tenía poco que ganar en Euskadi, solo había pisado suelo vasco en anteriores periodos electorales con motivo de las generales de diciembre con un mitin en Bilbao. Ni en las municipales y forales de 2011 ni en las últimas generales de junio hizo parada dentro de su ‘tour’ electoral. Ahora, dada la trascendencia del 25-S, donde no solo está en juego Ajuria Enea sino también la gobernabilidad de España por la situación de bloqueo en la que está instalada la política (o los líderes políticos), el presidente de Ciudadanos ha decidido salir a la carretera en Euskadi con una gira que ha conocido ya numerosas paradas. Es, hasta la fecha, el líder de los grandes partidos nacionales que más ha caído por Euskadi. Rivera confía en que unos buenos resultados en Galicia y Euskadi le den más peones en el tablero político español de cara a la partida que comenzará a jugarse tras el 25-S.
· De Miguel tiene el peso de la polémica que surgió al destaparse que estaba cobrando su salario a cargo del grupo de Ciudadanos en el Parlamento de La Rioja
Licenciado en Historia por la Universidad de Deusto, De Miguel ha trabajado en la empresa pública y privada y es miembro de la asociación de gays, lesbianas, transexuales y bisexuales de Euskadi, Gehitu, Cruz Roja o Afagi, el colectivo que agrupa a familiares de enfermos de alzhéimer en Guipúzcoa. Al margen de su trayectoria profesional, social y política, nunca ha ocupado cargos institucionales.
Denuncia por discriminación
Dentro de su corta trayectoria al frente de Ciudadanos, De Miguel ha tenido que lidiar con varias polémicas. La más sonada fue la denuncia por discriminación y coacciones de Henar Pascual, quien lideró la plancha por Vizcaya de cara a las elecciones del 20-D, en las que aspiraba a ser la primera mujer sorda en el Congreso de los Diputados. No lo logró, y apenas dos meses después acusó al líder de Ciudadanos en Euskadi de maniobrar en su contra y de mofarse de su condición. “Esta mujer no puede hablar porque le pones un micrófono y parece una película de terror”, asegura que dijo De Miguel de ella a nivel interno.
Su denuncia llegó además un día después de que el cargo más importante de la formación de Rivera en Euskadi, el juntero alavés Miguel Ángel Carrera, presentara una denuncia ante la Ertzaintza y ante la Justicia por espionaje contra dos dirigentes catalanes de la formación, Oriol Burgés y Rubén Martínez, a quienes acusó de robar datos de su teléfono móvil para expedientar a militantes de la formación naranja en Euskadi críticos con la dirección. Asimismo, De Miguel tiene el peso de la polémica que surgió al destaparse que estaba cobrando su salario a cargo del grupo parlamentario de Ciudadanos en el Parlamento de La Rioja.
Con esta mochila a sus espaldas, De Miguel aspira a coger la estela dejada por la formación que, en su momento, le dio el volante para conducir por Euskadi y que ahora se ha salido por el terraplén. Por lo pronto, no le bastará con recoger a toda esa gente que se ha quedado en el arcén de la autopista, ya que UPYD apenas logró 298 votos en Álava en las últimas elecciones generales. Por el camino de la derecha están los 306 votantes de VOX y los desencantados con el PP.