Los británicos afrontan con inseguridad y culpabilidad el triunfo del ‘no’ a la Unión Europea

EL MUNDO – 10/07/16

· Con el Brexit te acuestas y con el Brexit te levantas. Con el Brexit desayunas, te aprietas en el metro, te cabreas en el trabajo, masticas el almuerzo y finalmente te lo sacudes (o al menos lo intentas) a la hora cada vez más esquiva del running o del gimnasio. El Brexit te desvela, duerme a tu lado, te persigue en sueños y se sienta acechante a tu lado, en el diván de la psicoanalista…

«Hace ya más de dos semanas y rara es la sesión con mis pacientes que no arranca con la palabra fatídica», reconoce la psicoterapeuta Susie Orbach, en su consulta de Hampstead, el barrio bien londinense donde la permanencia ganó a la legua y el blues del Brexit resuena en cada esquina.

«Yo diría que ni el 11-S, ni los atentados de Londres en el 2005, han tenido un efecto similar en la gente», reconoce Orbach. «Los londinenses están consternados, furiosos, temerosos, inseguros… Aún así, yo no percibo en mi consulta una sensación de abatimiento o depresión. Más bien lo contrario: la gente quiere reaccionar, y conectar con quienes piensan de la misma manera, e intentar hacer algo ante una situación tan adversa». Pongamos que a Orbach le pilló el Brexit a traición y en Nueva York (aunque ya había votado por correo, en sintonía con sus vecinos). En cuanto supo el resultado, los norteamericanos le echaron en cara: «¿Pero qué habéis hecho?». Y ya entonces se apoderó de ella una sensación de «culpabilidad» que ahora comparte con sus pacientes.

De la misma manera que uno se niega a veces a reconocer su «lado oscuro», el Brexit ha obligado a muchos británicos a examinar la «parte oculta» de su país que hasta ahora preferían ignorar. Lo ocurrido el 23-J ha convertido «lo político en personal», y viceversa. «Y la confrontación directa afecta a las propias familias: hay mucha gente joven que no puede perdonar a sus padres por haber votado a favor de la salida».

Las divisiones se hacen palpables. La ansiedad y la inestabilidad son el pan de cada día. Aunque la perplejidad deja a veces paso a un estado repentino de euforia. «Cada persona es un mundo, pero yo diría que una respuesta habitual a lo ocurrido es un ‘despertar’ ante el destino del país. La gente está deseando conectar no solo para digerir lo ocurrido sino para intentar actuar».

Le preguntamos a Orbach si el Brexit no es ni más ni menos que un divorcio a escala colectiva. «Yo no haría esa analogía porque al fin y al cabo todos sabemos cómo acaban los divorcios, y aquí hay un elemento de incertidumbre y confusión que complica aún más las cosas. En ningún sitio está escrito que el Brexit sea irreversible».

La psicoterapeuta Lucy Clyde, que pasa consulta en Camden , advierte sin embargo que los remainers (partidarios de la permanencia) están atravesando algo parecido al duelo que acompaña la pérdida o la ruptura… «La negación inicial deja paso a la ira, y después a la depresión. En un proceso natural que conviene seguir hasta al final, para que acabe cuajando en algo sólido, que suele ser la aceptación». «Lo importante es asegurar a la gente que hay luz al final del túnel, que los nubarrones van a terminar dejando paso a momentos de claridad», asegura Clyde.

Por la consulta de Clyde pasan por cierto pacientes europeos con un cuadro algo distinto al de los británicos. «Muchos de ellos han tenido la sensación de acostarse en un país y levantarse en otro totalmente distinto. La gente se siente desplazada y alienada, y algunos han sufrido de cerca episodios de xenofobia como los que hemos leído en la prensa». Como contrapunto, el Brexit ha creado lazos hasta ahora insospechados entre los británicos y los europeos que hasta ahora convivían sin cruzar sus caminos.

El Brexit ha tenido también una dimensión tragicómica, pero el inimitable humor británico no ha rayado esta vez a la altura. «Estamos quizás ante un tema tan serio que es difícil encontrarle un lado divertido», advierte Clyde. «Hasta Boris Johnson, que era el bufón de nuestra política, ha perdido la ganas de bromear».

UN TÉ PARA ‘DESINTOXICARSE’

En busca de la purificación. «Votaras lo que votaras, conviene purificarse, renovarse y estar listo para cualquier reto…». Así se anuncia ‘Brexit Detox Tea’, la combinación de infusiones ideada en Nottingham por Ian Cook.

Un toque de humor. «No se trata de sacarle partido comercial al ‘Brexit’, sino más bien aliviar la situación con un poco de humor», asegura Cook, de 40 años, que tomó «la decisión consciente de no votar en el referéndum».

No se toma a las cinco. La ‘cura’ , para desintoxicarse del ‘Brexit’, es en realidad una combinación de tres tés y ninguno de ellos se toma a las cinco. «El té de ‘senna’ es laxante y conviene tomarlo antes de irse a la cama para ‘ limpiarte’». / C.F.

EL MUNDO – 10/07/16