EL MUNDO 25/06/14
SANTIAGO GONZÁLEZ
Operación Cirene llamaba la UCO al dispositivo que ayer se puso en marcha en Sevilla, Madrid y Jaén contra la trama de facturas falsas con las que UGT se ha venido financiando a costa de la formación de los trabajadores. ¿Qué es más importante, tener trabajadores con estudios o que, aun siendo un poco menos doctos, tengan quien los defienda?
Parece que la opción mayoritaria era fortalecer el sindicato para que el capitalismo salvaje tuviera enfrente alguien a su medida, no unos trabajadores aptos y educados, que la gente, lo que gana en buenas maneras lo pierde en acometividad, es ley de vida.
Hay un primer acierto en el nombre del operativo, que debe destacarse a favor de la Guardia Civil: operación Cirene, patria chica de un tal Simón, especialista en llevar cruces pesadas y ajenas. ¿Qué otra metáfora cuadraría mejor a un sindicato nacido para aliviar las cargas de la clase obrera? Y está el significante en una ciudad como Sevilla: los cirineos, tienen un nombre que parece clavado para un paso de Semana Santa.
La segunda cuestión que destaca en este asunto es que si UGT de Andalucía ha hecho un buen cambio al encargarse del asunto Juan Jesús Gª Vélez, titular del Juzgado número 9 de Sevilla, en lugar de la juez Alaya. El nuevo instructor ha coordinado a los guardias de la UCO con un sentido de la productividad más que notable: se habían anunciado una docena de detenciones y a primeras horas de la tarde de ayer ya habían caído 14.
Tampoco está mal, en el plano de lo simbólico, que la empresa de Jaén se llamara NKD Caronte, el barquero que pasaba a los mortales hacia el Hades a través de la laguna Estigia, o del río Aqueronte, que en esto, como en todo, hay versiones. En lo que coinciden todas es en que actuaba mediante comisión, naturalmente.
Con facturas falseadas se cobraron a la Junta la cena anual de la Feria de Sevilla o un almuerzo para 1.600 mujeres. Es verdad que los conceptos no casan con la formación, pero convendrán conmigo en que no sería buena cosa que los cirineos o Caronte estuvieran desnutridos para unas tareas, la cruz y el remo, que requieren esfuerzo físico.
Todo esto se publica en los diarios el mismo día en que el juez Castro sienta en el banquillo a la Infanta Cristina. Ya lo había escrito aproximadamente Zorrilla: «Desde la altiva princesa / hasta el que rema en ruin barca», pasando, naturalmente, por el discreto nepotismo que aflora en el Tribunal de Cuentas. ¿Quis custodiet ipsos custodes?, se preguntaba Juvenal hace casi 20 siglos.