LIBERTAD DIGITAL 06/11/15
· Un análisis detallado de los datos pone de manifiesto algunos pequeños cambios en la cocina del CIS que sólo perjudican a Ciudadanos.
Por primera vez en sus estudios, la nueva encuesta del CIS coloca a Ciudadanos como tercera fuerza política, si bien lo hace más lejos de los dos grandes partidos que otros sondeos publicados recientemente.
Si bien es cierto que la encuesta registra un fuerte ascenso de los de Rivera, un dato hace pensar que la cocina aplicada por el instituto público podría estar perjudicado a los de Albert Rivera.
Pero para explicar este dato hay que explicar antes dos conceptos importantes: la intención directa de voto y la estimación de voto. El primero son las respuestas directas de los encuestados cuando se les pregunta a qué partido van a votar en las próximas elecciones.
Estos porcentajes son siempre más bajos que la estimación de voto: que es el resultado de una serie de cálculos que hacen los sociólogos a partir de la intención directa de voto y otros elementos que se obtienen en otra preguntas, por ejemplo, la simpatía por los distintos partidos y el recuerdo de voto, lo que los encuestados afirman que votaron en las anteriores elecciones.
Estos y otros son los ingredientes de la famosa cocina de los sociólogos que nos ofrece la estimación de voto, un dato mucho más fiable que la intención directa, siempre que la receta esté bien hecha, siguiendo con el símil gastronómico.
¿Ciudadanos mal cocinados?
Esto explica, por ejemplo, que el PP tenga una estimación de voto más alta que el PSOE, pese a que la intención directa es más baja y sólo un dato nos basta para entenderlo: cuando se les pregunta por las elecciones generales de 2011, sólo un 32,6% de los encuestados recuerdan haber votado a los populares, mientras que un 29,3% afirma que votaron a los socialistas. Lo cierto es que, como todos recordarán, el PP logró un 44,6% de los votos y el PSOE un 28,7%.
Sin embargo, este tratamiento lógico de los datos crudos tiene un aspecto cuando menos sorprendente si comparamos esta encuesta con la publicada en el pasado mes de julio. Es lógico que en el caso de partidos como el PSOE y, sobre todo, el PP la diferencia entre los que afirman que van a votarles y los que finalmente lo harán sea más alta que para Ciudadanos y Podemos, partidos más nuevos –no hay recuerdo de voto– y con mejor imagen en los medios e incluso entre su electorado potencial. Así vemos que el multiplicador entre intención directa y estimación es más alto en el caso del PP -1,94- y del PSOE -1,54- que para los de Rivera -1,33- e Iglesias -1,22-.
Lo que puede resultar más llamativo es que este multiplicador se mueva en sentidos distintos entre una encuesta y otra y, sobre todo, que esos movimientos sólo perjudiquen a uno de los cuatro grandes partidos: Ciudadanos, que es el único que ve esta cifra bajar de una forma importante, ya que en julio era de 1,44 y ahora es de 1,33. Por el contrario, ha subido tanto en el caso del PSOE –era 1,439 y es de 1,54- y, sobre todo, en el del PP: de 1,762 pasa a 1,94. En el caso de Podemos, por su parte, en julio fue de 1,24 y ahora ha sido de 1,22.
Esto explica que mientras Ciudadanos crece un 3,3% en intención directa de voto, su estimación sólo suba en un 3,6%, pero si al dato de esta encuesta le aplicásemos el multiplicador de la de julio su resultado sería de 15,85% y no el 14,7% que le otorga el CIS. Por el contrario, aplicando la cifra del anterior sondeo el PP se quedaría en 26,43% en lugar el 29,1%, mientras que el PSOE caería al 23,88% en lugar del 25,3% que pronostica el sondeo.