Es lo que tiene presumir de liderar un movimiento democrático que va de abajo a arriba. Convocas una asamblea de eso denominado por los entomólogos Consell per la República (curiosos abstenerse) para que digan que están de acuerdo en que apoyes a Sánchez a cambio de que te amnistíen, y van los tíos y dicen que un huevo de Fabergé. Que eso no era lo hablado y que aquí llevan conjurándose encima desde hace años por lo de la independencia y ya está bien de tanto parchear y tanto pito. Oigan, y no ha sido un resultado ajustado o de empate, como aquellas entrañables asambleas que hacía la CUP en las que quedaban pieteusement pareilles las facciones que querían o no investir a Artur Mas. Aquí ha salido darle en los morros a Sánchez nada menos que con un 74,9 por ciento frente al 24,9 que ha dicho que investirlo era una estrategia astuta, sutil, un golpe de genio inspirado y sublime del muchacho ese que su familia tiene una pastelería en Amer.
Claro que en la charlotada de la votación ha participado menos de un cinco por ciento, lo que indica dos cosas: primera, los integrantes del Consell per la República, autoproclamado organismo supremo de la indapandensia , parlamento in pectore y futuro pasmo de ágoras políticas han pasado de ir a votar, porque España les importa un higo y Sánchez les importa dos.
El separatismo mira al Tancredo monclovita como se mira a una res, calculando cuantos bisteles sacarás; segundo, los separatistas que han ido lo han hecho para decirle a Cocomocho que se vaya a freír mejillones y deje de marear la perdiz, y que si quiere que le amnistíe la España que ellos desean que desaparezca, con su pan se lo coma. En total, que el separatismo juntaire está desengañado y desmotivado. No es de extrañar, porque si alguien ha engañado a sus seguidores, abusando de su fe gárrula y ágrafa, han sido los neoconvergentes. Mucho más que Sánchez con los suyos, porque al fin y al cabo lo del figura de Moncloa va de que no gane la derecha mientras que lo de Junts va de una república que no tuvieron la gallardía de mantener más de ocho segundos, de un maletero en el que huir y de pedir que te indulten o amnistíen tus enemigos.
Mayor deshonra, ridículo y vergüenza no puede cometer un político que se las daba de Bravehearth – recuerdo cuando la pasaban semana sí, semana también en TV3 en los momentos álgidos del procés para enardecer a los zombis lazis – y ha terminado por ser Ramiro, el cuñado del Comandante Lara, que de tan tonto se sacó la Primera comunión a la cuarta.
Y eso no es todo. Me cuentan algunos enanitos infiltrados que en las asambleas locales se habla del de Waterloo con un liberalidad inusitada en el empleo de invectivas
Que se ciscan en sus muelas, vamos. De hecho, muchos seguidores de la fantasmagoría puigdemontiana se plantean irse a ese nuevo partido que la ANC dice que va a crear, otros se están marchando al de Sílvia Orriols, la alcaldesa de Ripoll, separatista a machamartillo pero también implacable con la inmigración ilegal, y otros, los más, han decidido volver a sus casas y olvidarse de la palabrería hueca de vendedor de motos sin ruedas ni manillar que es lo único que ha sabido llevar a cabo esta cofradía de bien pagaos.
O sea que, o Puigdemont dice que se pasa por el arco de triunfo, el monumento a Casanova y Montserrat el resultado de los suyos, da sus votos a Sánchez y ahí arderá Troya, o no se los da y entonces se le acaban las oportunidades de volver a casa en avión, que la Yoli ya ha dicho que es muy caro. Bueno, también puede volver en cobete, que a la vice lo de Flash Gordon le mola mucho, se conoce. Tienen un cuajo…