ABC – 23/03/15
· La petición de Herri Gorri, grupúsculo comunista independentista, y la irrupción de Podemos rompen el plan de unidad de las fuerzas soberanistas.
Más que la «vía vasca», a Bildu se le están abriendo en sus bases «vías de agua» que ponen en peligro su pretendida «acumulación de fuerzas soberanistas», imprescindible para imponer de forma unilateral un estado vasco independiente y socialista. A la irrupción de Podemos se suma ahora como quebradero de cabeza para los Rufino Etxeberria y Hasier Arraiz el alumbramiento de Herri Gorri (Pueblo Rojo), una nueva corriente crítica con la línea oficial de la «izquierda abertzale» –le reprocha que dé tanta prioridad a la participación institucional en detrimento de otras «formas de lucha»– y cuya pretensión es reconstruir el Partido Comunista de Euskal Herria.
Herri Gorri va a propugnar la «abstención activa» en las sucesivas elecciones comenzando por la cita de mayo, en la que Bildu aspira, no solo a conservar sus feudos en la Diputación Foral de Guipúzcoa y el Ayuntamiento de San Sebastián, sino a conquistar nuevas parcelas de poder para preparar así su ansiado asalto a Ajuria Enea. En la «hoja de ruta» por la que transita la «izquierda abertzale» tras el cese definitivo de la actividad terrorista de ETA, el primer objetivo era absorber a Aralar. Misión cumplida. El segundo, desgastar electoralmente al PNV y atraerse a sus sectores más radicales. En ello está. Pero con lo que no contaba era con la irrupción de Podemos en el mapa electoral vasco y navarro y con una «guerra de guerrillas» interna.
Declaración unilateral
De momento, Herri Gorri es un grupo minoritario, pero si resta votos a Bildu dañará su estrategia de «acumulación de fuerzas soberanistas». Clave en la pretensión de obtener en las autonómicas una mayoría suficiente para adoptar decisiones unilaterales, esto es, imponer una declaración de independencia sin tener en cuenta al Estado. Los herederos de Batasuna no están para conservar votos o perder unos cuantos, sino para quitárselos a otros. La nueva corriente se define como organización marxista-leninista, crítica con la «izquierda abertzale» y cuyo objetivo principal es contribuir a la formación del Partido Comunista de Euskal Herria.
Se desmarca de otros colectivos, también críticos con la actual estrategia de la «izquierda abertzale», como Iraultzaileen Bilguneak (IBIL), aunque no descarta en un futuro una colaboración. De momento, se ha nutrido de la militancia procedente de la corriente Kimetz.
Entre sus objetivos prioritarios figuran la autodeterminación, la amnistía de todos los presos etarras, pero sobre todo la implantación del socialismo en el País Vasco y Navarra. En este sentido, arremete contra los actuales dirigentes de Bildu y Amaiur al considerar que han abandonado las esencias y raíces de la «izquierda abertzale» para acomodarse en las instituciones «burguesas» como formaciones convencionales. Esto es, les reprocha que su obsesión por obtener representación mayoritaria en las instituciones les ha llevado a desviarse hacia posturas socialdemócratas e incluso burguesas (EA, Aralar). A Sortu le recrimina que dos años después de su congreso constituyente aún no ha hecho públicos sus documentos con las enmiendas presentadas. «Entre los sectores con mayor compromiso militante –denuncia Herri Gorri– se asumió que Sortu no era lo que se esperaba y se generó una ruptura muy importante». También critica a los dirigentes de Sortu que no permitieran el debate. Así, se centraron en el «derecho a decidir» de manera exclusiva, abandonando «el socialismo y la lucha de clases».
Herri Gorri afronta 2015 con la idea de lograr su «consolidación organizativa, militante y política», según sus documentos internos. Y para ello, como primera medida operativa, va a propugnar la «abstención activa» en próximas elecciones. Pero, de momento, sus responsables no han aclarado cuáles son los métodos de «lucha» que consideran «legítimos», al margen del frente institucional que desprecian. Se desconoce, así, si apoyan o rechazan la actividad armada como forma de confrontación. Si Herri Gorri va a restar votos a Bildu por omisión, Podemos puede hacerlo por acción, ya que ha decidido presentarse a las elecciones municipales y autonómicas del País Vasco y Navarra. En los cuarteles de Bildu se han encendido las luces de alarma y sus dirigentes han estado debatiendo entre lanzar una campaña de ataques contra Podemos –denunciar su ambigüedad respecto a la autodeterminación; sus «loas» a las Fuerzas de Seguridad, su carácter «español»…– o profundizar en una táctica de acercamiento. De momento, esta segunda opción se ha frustrado, porque la formación de Pablo Iglesias en el País Vasco ha decidido concurrir en solitario en las próximas elecciones. Y en cuanto a pactos postelectorales sólo los firmará en aquellas instituciones en las que haya ganado.
Tal y como adelantó ABC el pasado 9 de diciembre, la «izquierda abertzale» se decantó en principio por abrir un proceso de conversaciones forzado por ese pánico a que la formación de Pablo Iglesias les robe espacio electoral en el País Vasco y Navarra. Sobre todo entre la juventud y círculos antisistema, que, si bien no son necesariamente independentistas, por tradición han votado a Batasuna como «castigo a Madrid».
El miedo está justificado, porque en su estreno para el «asalto» a la Cámara de Estrasburgo, Podemos obtuvo alrededor de 52.000 votos en la Comunidad Autónoma Vasca y 20.000 en Navarra. Así que desde hace meses ha habido contactos entre Bildu y Podemos. Hay coincidencia en el objetivo de desestabilizar al Estado, pero las discrepancias no son menores. Por ejemplo, en documentos públicos difundidos a través de internet, la formación de Pablo Iglesias se ha mostrado favorable al derecho de autodeterminación, pero siempre y cuando se decida por el conjunto de los ciudadanos españoles y en el marco de un nuevo proceso constituyente en todo el Estado. Un planteamiento que no satisface las pretensiones de la «izquierda abertzale», para la que la soberanía reside en el pueblo vasco y navarro.
Más recientemente, el número tres de Podemos, Juan Carlos Monedero, dijo que el sueño de la independencia no es real, «porque llevamos 500 años juntos». La ambigüedad de este partido en lo concerniente a la autodeterminación irrita a Sortu. Su presidente, Hasier Arraiz, también se quejaba hace escasas fechas de que Iglesias alabe, a menudo, a las Fuerzas de Seguridad y al Ejército, algo que aleja cualquier posibilidad de acuerdo.
ABC – 23/03/15