ABC 07/06/17
EDITORIAL
· El Reino Unido vota mañana en una atmósfera de zozobra. Por desgracia, aún no hemos visto todas las consecuencias políticas de la onda expansiva de los atentados yihadistas
UNO de los objetivos de los tres terroristas que perpetraron el ataque del sábado por la noche en Londres era, sin duda, que la proximidad de las elecciones amplificase los efectos de su crimen. La fecha y el lugar escogidos lo dejan claro. Y es natural que después de esta cadena de atentados de características similares, procedentes de un mismo origen, la sociedad británica sienta que sus peculiares cimientos se muevan bajo sus pies. Después del trauma y la zozobra generados por el proceso del Brexit, verse tan claramente atacados por una fuerza conocida pero invisible no dejará indiferentes a los votantes.
Por desgracia, los principales candidatos, tanto la primera ministra, Theresa May, como el líder laborista, Jeremy Corbyn, no han hecho más que contribuir a empeorar la situación, al introducir el terrorismo como argumento de la batalla electoral, que es precisamente lo que los criminales andaban buscando. En España conocimos perfectamente esa lamentable deriva en 2004, mientras que los británicos habían logrado aguantar hasta ahora, incluso a pesar de que la deficiente actuación de las Fuerzas de Seguridad hubiera merecido una buena crítica en algunos casos.
Sin embargo, en estos tiempos inciertos y especialmente cambiantes, las certezas de ayer parecen disolverse con una facilidad pasmosa. El panorama actual de los británicos es el de una sociedad desorientada y amenazada en muchos frentes, todos internos, lo que aumenta el desasosiego general. Ese es el resultado de largos años de demagogia nacionalista, que ha cegado a los dirigentes políticos y ha acabado de desquiciar a los británicos. Por desgracia, ahora deben hacer frente a los resultados de una política basada en el mito del multiculturalismo –que no fue impuesta desde ninguna institución europea, sino abrazada con entusiasmo en contra del criterio de otros– y que ha sembrado de guetos sin ley muchas ciudades británicas. Todas las frivolidades que May dijo sobre la cooperación internacional contra el terrorismo, o las que ha intentado sacar en plena campaña Corbyn, se vuelven ahora piedras contra su propio tejado.
Es en esta atmósfera de zozobra en la que se celebran las elecciones de mañana. A la vista de las encuestas, nadie se atreve ya a hacer previsiones, salvo que es muy difícil que May obtenga la mayoría de la que dispone actualmente, sin descartar un Parlamento bloqueado y sin mayorías claras. Por desgracia, aún no hemos visto todos los efectos de la onda expansiva electoral de los atentados.