LA RAZÓN, 10/4/12
MADRID-El consejero vasco de Interior, Rodolfo Ares, atribuía hace menos de un mes a «nostálgicos» los últimos ataques de «kale borroka» cometidos en el País Vasco. Hablaba en pasado, afirmando que ésta prácticamente había desaparecido, y se mostraba seguro de que los ataques que se habían registrado, como la quema de contenedores, estaban relacionados con otro tipo de conflictos que nada tienen que ver con el terrorismo. Pero los escoltas no lo ven tan claro y no se creen que la cantera de ETA haya dejado de actuar, sobre todo tras los altercados de la última semana en Vitoria o Andoain (Guipúzcoa).
Por este motivo, desde la Asociación de Escoltas en Activo del País Vasco y Navarra se apresuraron ayer a contestar a las afirmaciones de Ares, asegurando que actos como los citados responden a una «estrategia perfectamente orquestada desde el entorno etarra». Así, su presidente, Santiago Fontenla, que no se cree esa visión que se vende, quiso recalcar que «no se puede ser nostálgico de algo que no ha desaparecido», pues una cosa es que no se produzcan atentados terroristas y otra que no haya actos de violencia callejera de los seguidores etarras.
Desde la Asociación tienen claro que, aunque el Gobierno central y el vasco reduzcan el nivel de riesgo y aparenten tranquilidad, hay muchos ciudadanos que siguen viviendo con miedo. Sobre todo, después de la reducción de un 55 por ciento de los escoltas que prestaban sus servicios en el País Vasco y Navarra, los cuales han pasado de 789 a 364. Un recorte que llegó cinco meses después de que la banda terrorista anunciara el cese de la violencia. En ese momento, los propios escoltas hablaron de medida «precipitada».
«Abandonados»
«Hay muchos amenazados en pueblos de Guipúzcoa o Vizcaya que pueden tener un disgusto con esta gente. Una cosa son los insultos, pero puede ir a más y a alguno de estos radicales se le puede ir la mano», aseguran los escoltas que, además, reconocen que como la Ertzaintza está ahora más centrada en asuntos de violencia de género, muchos de los que eran hasta hace poco sus protegidos «se sienten abandonados».
Así las cosas, desde la Asociación no han tenido más remedio que recomendar a los amenazados que hayan perdido su servicio de guardaespaldas que extremen las precauciones y mantengan la autoprotección como si las cosas no hubiesen cambiado. ¿Cómo? Siguiendo una serie de pasos y pautas para evitar cualquier tipo de ataque. Y, sobre todo, que no se relajen.
Entre las medidas recomendadas están el inspeccionar sus buzones de correos antes de abrirlos, no poner nunca el nombre del amenazado en ellos, guardar, si es posible, los vehículos en un garaje y no aparcarlo siempre en el mismo sitio.
Junto a estas recomendaciones, también los instan a cerrar las persianas por la noche para evitar desde ataques con bombas incendiarias a daños por la quema de contenedores o vehículos en las inmediaciones de las viviendas. Además, no ven oportuno que visiten los «cascos antiguos de las localidades vascas» en los que siguen existiendo Herriko Tabernas y podría resultar peligroso.
Cuidado con las redes sociales
Y también se centran en las redes sociales, algo que consideran muy importante. En este punto, recomiendan no «colgar información de qué van a hacer, dónde van a ir o con quién van a reunirse. Si los violentos se enteran de dónde cena un concejal pueden presentarse allí y amargarle la noche», aseguran. Por todo ello, recomiendan «aumentar la privacidad de sus perfiles y no permitir el acceso a los mismos a personas desconocidas».
Todo para que los radicales no puedan hacer de las suyas.
LA RAZÓN, 10/4/12