Pablo Sebastián-Vozpópuli
- El trío de la Marta estudiará los riesgos que amenazan la continuidad sanchista
A los problemas que vienen de Europa y Oriente Medio, agitados por el liderazgo amenazante y caótico de Donald Trump y bajo las crisis bélicas y humanitarias de Ucrania y Gaza, los españoles les tenemos que añadir el destructivo ataque del régimen autocrático de Pedro Sánchez contra de las instituciones de nuestro país y la cohesión nacional.
Lo que nos augura un otoño conflictivo en el que los casos de la corrupción sanchista crecerán impulsados por la UCO, aunque no parece que lo suficiente para que, al menos en el corto plazo, el presidente del Gobierno se viera obligado a convocar el adelanto electoral.
Y ello aunque los nacionalistas no dejarán de subir el precio de sus exigencias de corte soberanista y económicas y cuando en la ámbito de la extrema izquierda se mantienen abiertas luchas de protagonismo, pero les une la ocupación de cargos públicos y el discurso del miedo a un gobierno del PP con Vox.No obstante, en sus conciliábulos de este verano en La Mareta de Lanzarote, Sánchez, Illa y Zapatero habrán estudiado a fondo los riesgos que amenazan la estabilidad del poder sanchista. Entre los que destaca la alarmante, para ellos, posibilidad de que cualquiera de los tres viajeros del famoso Peugot de 2017, Ábalos, Cerdán y Koldo, o los tres, se animen a confesar sus delitos de corrupción ante el juez del Tribunal Supremo que los investiga.
El primero en tirar de la manta
De manera que para el trío de La Mareta la primera preocupación consiste en garantizarse el silencio de los tres procesados en cuestión. A los que ahora se les añade el socio de Cerdán en Servinabar, Antxon Alonso, que acaba de quedarse sin abogado y que podría ser el primero en tirar de la manta, visto su cada vez más estrecho cerco judicial y policial. El que tiene cada vez más cerca la posible imputación de la presidenta de Navarra, María Chivite.
Y a no perder de vista las relaciones y andanzas chinas con Huawei de José Luis Rodríguez Zapatero el: asesor y amigo del dictador venezolano Nicolás Maduro, colaborador de Pepiño Blanco, sucesor de Santos Cerdán en las negociaciones con Puigdemont, e introductor de Pedro Sánchez ante los gobernantes de Pekín, como ha denunciado con precisión Alma Escurra desde el PP.
Ahora pretende liderar una nueva ‘alianza española’ de la extrema izquierda con nacionalistas y algún regionalista, para sustituir el proyecto agotado y roto de Sumar, al que las encuestas ofrecen (ya sin Podemos) una escasa decena de diputados
Luego, para Sánchez están pendientes: su viaje a Bruselas para reunirse con el prófugo Puigdemont; la financiación singular para los catalanes que exige ERC; las competencias de la Seguridad Social que le piden los vascos para garantizar los votos del PNV; y el galimatías de los partidos de la extrema izquierda, en la que emerge, como una vedette sorpresa de un pastel, el inefable y no menos pintoresco Gabriel Rufián.
El que harto de Cataluña y de Oriol Junqueras ahora pretende liderar una nueva ‘alianza española’ de la extrema izquierda con nacionalistas y algún regionalista, para sustituir el proyecto agotado y roto de Sumar, al que las encuestas ofrecen (ya sin Podemos) una escasa decena de diputados frente a los 33 que obtuvo en los comicios de 2023.
En las políticas de Defensa y Seguridad, Europa, como se ve en la guerra de Ucrania, depende de un airado y belicoso Donald Trump que ya ha bombardeado Iran aunque con discutible éxito.
Y a no perder de vista los problemas que se ciernen sobre España desde la Unión Europea donde la escasez de liderazgo de Úrsula Van Der Leyen y su reciente rendición ante Trump en la guerra de los aranceles ya ha provocado un amplio malestar en numerosos países de la UE, por haber aceptado ella la cifra del 15% de aranceles USA que le impuso el presidente americano.
El que, insaciable, ahora exige a la UE inversiones en USA -en tres años- por un valor de 600.000 millones de euros (y a las que ningún país está obligado), o de lo contrario Trump volverá a subir sus aranceles a la UE hasta ¡el 35 %!
El eximente de Van Der Leyen en su postración ante Trump, igual que pasó con el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, es que en las políticas de Defensa y Seguridad, Europa, como se ve en la guerra de Ucrania, depende de un airado y belicoso Donald Trump que ya ha bombardeado Iran aunque con discutible éxito.
Un Trump que ha anunciado el despliegue ‘disuasivo’ de dos de sus submarinos nucleares tipo Ohio, dotados de misiles balísticos de largo alcance en aguas cercanas a Rusia. Y en respuesta a la advertencia del ex presidente ruso Medvedev que le recordó a los EE.UU. el potencial nuclear de su país.
¿Qué puede hacer la Unión Europea en estas circunstancias y cuando en Tel Aviv el primer ministro Netanyahu parece decido a anunciar la ocupación al completo de Gaza, mientras sigue en vigor la crisis humanitaria?
Estamos a la espera de que Vladimir Putin decida, presionado por un Trump que busca el Premio Nobel de la Paz, un alto el fuego en Ucrania y la apertura de negociaciones de paz con Volodimir Zelenski en las próximas semanas
No lo sabemos, como tampoco lo saben los principales líderes de la UE, mientras estamos a la espera de que Vladimir Putin decida, presionado por un Trump que busca el Premio Nobel de la Paz, un alto el fuego en Ucrania y la apertura de negociaciones de paz con Volodimir Zelenski en las próximas semanas. Lo que podría ser el resultado de un próximo encuentro de Putin con Trump.
En Europa estamos inmersos en una zona de franca debilidad pero obligados a reforzar las políticas de defensa y de abastecimiento energético, como lo hace Francia con la ampliación de sus centrales nucleares en pos de su independencia. Una energía nuclear que ahora ya no lo descarta Alemania, y cuando en España el Gobierno anuncia un aplazamiento del cierre anunciado de nuestras centrales nucleares por temor a un nuevo apagón nacional.
La UE debe redefinir su estrategia política y de seguridad, abrir puentes con el Reino Unido, Canadá y Japón y avanzar en sus políticas ahora aplazadas de unidad bancaria y fiscal, cuidando mucho los flancos energéticos. Y también los agrícolas y de la alimentación e impulsando en América Latina el comercio con Mercosur. De la misma manera que debe replantearse sus relaciones con la India y China.
Lo que no puede hacer la UE es quedarse de brazos cruzados a esperar los próximos acontecimientos, ni renunciar a sus principios democráticos y a los humanitarios que están en el origen fundacional de la UE. Y a sabiendas que los EE.UU. que preside Donald Trump ya no son un aliado europeo fiable ni leal.