EL MUNDO – 06/06/16
· Los programas con transfondo electoral mantienen el interés de los espectadores.
· Martes, pasar el día con Susanna Griso (Antena 3) y clase con los niños de Ana Rosa Quintana (Telecinco). Jueves, cena con Pedro Piqueras (Telecinco). Viernes, desayuno con María Casado (La 1). Sábado, cena con Iñaki López (La Sexta).
Domingo, noche con Jordi Évole (La Sexta). La agenda catódica reciente de Pablo Iglesias es una muestra de la fiebre por la televisión que viven los políticos, y viceversa. La política copa el mando a distancia desde finales del año pasado. Debates, entrevistas, tertulias, reportajes… Pero la audiencia no se resiente. El share de los programas políticos apenas varía. España es teleadicta a la política.
Lejos de provocar hartazgo y rechazo, los contenidos políticos en televisión están cada vez más presentes y mantienen el interés. Al rojo vivo, programa matutino de La Sexta, tenía en septiembre un 11% de cuota media y en mayo llegaba al 12,7%. Las mañanas de Cuatro estaba al principio de temporada en el 10,9% y ahora firma un 10,4%. La Sexta Noche ha pasado del 8,4% al 8,8%. Por su parte, Los desayunos de TVE arrancaron temporada con un 5% y llegan a la campaña con un 4,5%. Apenas hay variación significativa.
«Se ha perdido cierta expectación, porque no hay efecto suspense [como había durante las negociaciones]. Pero sigue habiendo interés. Por ejemplo, en torno al 80% de Espejo público es contenido político», cuenta a este diario Susanna Griso, la presentadora del programa de Antena 3. «Sigue habiendo interés por la política, pero hay menos interés por los políticos. Los líderes ya no dan los datos de antes. Tenías a Iglesias y garantizabas liderazgo de audiencia. Ahora no. Con Rivera tenías un gran dato y ahora no», expone Javier Ruiz, presentador de Las mañanas de Cuatro.
«Tras la crisis económica hubo interés por la información económica y los programas se llenaron de expertos. Ahora la gente tiene mucha formación en política y no quiere meros contertulios políticos, sino expertos, asesores, gente que va más allá. Quiere conocer esa trastienda política», explica Griso.
Ruiz aporta dos factores que, a su juicio, explican esta adicción por la información política: «La incertidumbre económica personal: el paro, las pensiones, el consumo… y la corrupción. Cada día aflora un caso nuevo. En el programa se nos han llegado a juntar varias operaciones a la vez».
La agenda de los políticos está supeditada a la televisión. Iglesias sacrifica media campaña de Podemos por la pequeña pantalla. Mariano Rajoy, poco dado a ir a programas, acudió este viernes pasado a una entrevista en el Telediario de TVE. Este diario pidió hablar con periodistas de la televisión pública, pero denegaron la petición al considerar «que con la campaña electoral prácticamente en marcha no es el momento de hacer entrevistas al respecto».
«Los políticos siguen recurriendo a la televisión de manera estratégica por varios motivos: por un lado, para intentar dar una imagen de cercanía; por otro lado, para llegar a ese público», explica Marta Rebolledo, experta en Comunicación Política de la Universidad de Navarra. Y en ese propósito de llegar a la gente, los políticos apuestan por programas de entretenimiento, por mostrar un lado menos protocolario. «Está bien que acepten estos formatos, siempre y cuando acepten el debate y la crítica», advierte Griso.
«Todo ello se entiende a través de una tendencia en política de fondo cada vez más evidente en el contexto político español; es lo que se denomina la política-pop. Dicha tendencia es al fin y al cabo una manera de comunicar de los políticos para llegar a los ciudadanos menos interesados en política. Para ello van a utilizar estrategias como la apelación a aspectos de su vida privada; interacción con entornos o ámbitos más cercanos a las celebrities o la gente del espectáculo, como actores, deportistas; la reproducción de estilos de la vida cotidiana de los ciudadanos o aspectos ligados a la cultura popular», desgrana Rebolledo.
Pero, ¿cómo ha cambiado la televisión a los políticos? «Los políticos intentan ahora más que nunca cultivar un lado más personal y mostrar cercanía para llegar al votante. Quieren que la gente se identifique con ellos, que vean que son gente normal, como cualquier ciudadano», aporta Rebolledo. «Antes las entrevistas eran activas, los políticos sorprendían. Ahora son reactivas, reaccionan a lo que pasa», completa Ruiz.
EL MUNDO – 06/06/16