Artículo de opinión del periódico mexicano Debate escrito por Alberto Peláez. “Sí, sí están tristes, alicaídos, cabizbajos, taciturnos, desnorteados. Por eso, entre rabietas y ejemplos han echado de sus filas a cinco de sus más sanguinarios terroristas de ETA de todos los tiempos. Entre otros a Valentín Lasarte, quien fue el verdugo de Gregorio Ordóñez… ”
Sí, sí están tristes, alicaídos, cabizbajos, taciturnos, desnorteados. Por eso, entre rabietas y ejemplos han echado de sus filas a cinco de sus más sanguinarios terroristas de ETA de todos los tiempos. Entre otros a Valentín Lasarte, quien fue el verdugo de Gregorio Ordóñez, un destacado dirigente del Partido Popular Vasco al que le metió tres tiros en la cabeza. Ignacio Recarte colocó una bomba en los bajos de un carro e hizo volar por los aires los restos de tres personas. Cinco joyas a los que ETA ahora les retira la voz y el voto. Y lo hace porque se han convertido en disidentes de la organización terrorista. Han dicho a viva voz que ya no vale la pena el terror – ellos le llaman eufónicamente la lucha armada – y que hay que negociar con el Estado para llegar a un acuerdo global de paz.
Los tristes etarras, que languidecen un poco todos los días no están dispuestos a que les dicten las normas viejos etarras que sufren prisión. Y como no están dispuestos, los expulsan. Y ahí no queda todo. Según fuentes de la lucha antiterrorista, los etarras quieren cometer un atentado de dimensiones potentes, bien un secuestro, bien una explosión con víctimas. Todo ello pretenden realizarlo en la presidencia española al frente de la Unión Europea durante este primer semestre de año. No hay mejor exposición ni publicidad internacional que la presidencia española. Lo que buscan los etarras es eso, tiempo-aire, publicidad, mucha publicidad; que todos sepan quienes son, que por los aires recorra la palabra ETA, como la más aberrante y más indignante que existe por todo el planeta. Pero, en fin ese es otro cantar. Lo que ellos quieren es publicitarse ahora que atraviesan momentos muy difíciles.
Recuerdo que los años de José Mª Aznar como presidente, y los de Zapatero han sido los más duros contra ETA. Las Fuerzas de Seguridad del Estado, concomitantemente con los franceses y muchos latinoamericanos – México, de una manera muy especial –han dado los golpes más duros contra el terrorismo vasco. Tan fuertes han sido que no logran reponerse o, no como antes. Sí tienen la capacidad de meter tres tiros en la nuca de un político o de realizar un secuestro o, incluso de colocar una bomba, pero ya no con la extraordinaria infraestructura con la que contaban hace unos años. Aquello pasó a la historia. Porque la historia ahora es limitada, inmediata aunque también impredecible.
Hace mucho que oímos que estamos ante el fin de ETA. Sin embargo son mucho los años que lo escuchamos. Pero ahí siguen. No tengo claro que estemos ante ese final. Lo que sí tengo clarísimo es que los golpes han sido tan directos al estómago que todavía no toman el aire para poder despejarse. Cuantos más golpes les demos, menos capacidad de oxígeno tendrán. Mientras tanto, que sigan con sus pataletas retirando la palabra a sus presos de las cárceles. Mejor o peor para ellos.
Alberto Peláez, DEBATE (México), 10/1/2010