EL MUNDO 23/03/14
· Es una nueva gota dolorosa. Una más. Esta vez sonó casi a advertencia. «De hoy en adelante comenzaremos a ocupar las calles de nuestros lugares de origen. A partir de hoy, podréis vernos de nuevo en las plazas de nuestros pueblos».
La pronunció el ex miembro de ETA, Jon Irazola, ayer, en la localidad vascofrancesa de Arcangues, arropado por otros 80 miembros huidos de la banda terrorista. En nombre del autodenominado Colectivo de Exiliados Políticos Vascos (EIPK) escenificaron la puesta en marcha del plan que ya anunciaron el pasado sábado día 15 en Alsasua y que ayer presentaron como su hoja de ruta. Lo hicieron con el discurso habitual, apelando al victimismo y al inmovilismo por parte del Gobierno español para justificar su determinación para «tomar el camino de regreso a casa» y «terminar para siempre con el destierro».
Fuentes afines a la izquierda abertzale reiteraban ayer que la llegada de miembros huidos de ETA al País Vasco será progresiva e inminente. Los primeros en cruzar la frontera, según dijeron, serán aquellos que ya han constatado que no tienen causas pendientes con la Justicia española, es decir, estrictamente, aquellos a quienes la organización terrorista –y nadie más–, ha impedido su regreso durante años.
Ni autocrítica ni perdón
Se estima que, del alrededor de medio millar de militantes de ETA que conformaría este colectivo, en una primera fase podrían volver casi un centenar. El objetivo de la izquierda abertzale es que «en un tiempo prudencial» todo el colectivo –también los que tienen delitos pendientes– logre regresar a sus localidades.
El comunicado leído por los ex miembros de ETA no incluye ni autocrítica, ni petición de perdón. A pesar de que han vuelto gracias a que el Estado ha puesto a su disposición los medios para conocer su situación y para proveerse de la documentación necesaria, el texto tampoco incorpora compromiso alguno a colaborar con la Justicia. Los miembros de ETA huidos aseguran que tuvieron que escapar «para ser libres» –no porque cometieran asesinatos o secuestros de los que niegan su carácter delictivo– y que, por esa misma razón, dicen, «iniciamos el regreso, para que todos y todas podamos ser libres». Un anunció impulsado por el apoyo y el «aliento» del pueblo, señalan.
En perfecta sintonía con la estrategia de la organización terrorista, el EIPK apunta que, «aunque parezca mentira», la paz y la solución «al conflicto» tiene «poderosos enemigos». Y apunta a Francia y España por no implicarse en un proceso en el que, asegura, «ganaríamos todos». Añade que su inacción pretende «condenar a este pueblo a vivir en la represión y en la violencia, a vivir en el pasado».
Los huidos afirman que el apoyo que tienen es suficiente para iniciar su plan de retorno. Como ya hicieran en el acto principal celebrado en Biarritz en junio, exigen, además, garantías a «la libertad de movimientos» de los deportados, «muchos de ellos en la clandestinidad», es decir, de aquellos cuyos delitos no han prescrito. Asimismo instaron a analizar la lista de deportados y huidos enfermos para solucionar su situación.
La hoja de ruta en la que el EIPK sustenta sus reivindicaciones fue difundida días antes de la detención por parte de la policía francesa de uno de los portavoces del grupo, Jokin Aranalde, en virtud de un mandato de arresto europeo emitido por la Audiencia Nacional, que le señalaba como integrante del aparato de captación de la banda terrorista entre 2000 y 2003.
EL MUNDO 23/03/14