EL CORREO 01/05/13
TONIA ETXARRI
Cuando los partidos ofrecen grandes pactos a sus adversarios y no acompañan su emplazamiento con actitudes que denoten una voluntad de llegar a acuerdos, a ese gesto, en política, se le suele llamar un «brindis al sol». Estamos viviendo una semana tan intensa en los ofrecimientos de grandes alianzas con carácter de emergencia que quien no ofrezca un pacto se queda fuera de juego.
El lehendakari Urkullu, agobiado por su fracaso presupuestario, lo acaba de hacer, proponiendo un pacto de estabilidad justamente a los dos partidos, PSE y PP, que hicieron posible el único Gobierno constitucionalista de Euskadi y al que tanto despreció el PNV. Pero es la necesidad de superar su minoría lo que ha empujado a Urkullu a cambiar sus anteriores Presupuestos, retirados antes de someterse a debate parlamentario, por un gran acuerdo a socialistas y populares. Ofrecer, o pedir, un acuerdo a los mismos a los que acusa de formar parte de un «frente de bloqueo», más que un paso parece un huida hacia adelante para culpar a la oposición de sus propias limitaciones.
Los hechos no acompañan. El lehendakari se lamenta de que, desde la opinión pública, se ponga el acento en la noticia (la debilidad de su Gobierno) olvidándose del foco que puso su partido sobre el Ejecutivo de López apoyado por Basagoiti. Pero es ley de vida (política). Que las cosas cambian según el escaño que se ocupe: en el Gobierno o la oposición.
Como aquí todo el mundo se conoce, el líder del PP ha encajado la oferta del lehendakari con cierta ironía exclamando que «ya era hora». Pero le pide, como aval de que su oferta no se va a volver a quedar en agua de borrajas, un botón de muestra. Que la alianza propuesta a socialistas y populares la extienda a Gipuzkoa, donde gobierna EH Bildu. Los socialistas tampoco quiere quedar como los ingenuos de este capítulo. ¿Les ofrecen pacto quienes les atacan? Ares volvió a recordar sus condiciones. Las conoce de sobra el PNV.
Los hechos, lehendakari. Que tampoco han acompañado hasta ahora a la ponencia de paz, en la que no participan ni el PP ni UPyD. Y no acompañan por la sencilla razón de que las bases suscritas por el PNV, PSE y PP no están siendo aceptadas por EH Bildu. Son los puntos conocidos (y mal llamados) como «suelo ético» que exigen la deslegitimacion del terrorismo y la desaparición de ETA. Algo tan básico para cualquier partido democrático, pero que los herederos de Batasuna no están dispuestos a aceptar.
Por eso no sirve, como referencia de la política de acuerdos, la alusión del portavoz del Gobierno vasco, Josu Erkoreka, a las bases para la ponencia de paz. ¿Por qué no se va a conseguir un pacto de estabilidad si se logró el «suelo ético»?, vino a decir. Una pregunta retórica que se sostiene sobre un pilar imaginario. Porque ese principio de bases, mientras EH Bildu quiera convertir la ponencia de paz en una agenda para los presos de ETA, no se estará cumpliendo. Hay que decir las cosas muy claras a la ciudadanía. Y no dar por hecho acuerdos que, hoy por hoy, sólo están escritos en un papel.