ABC 30/11/14
· Ningún gobierno de ningún Estado ni organización extranjera apoyó las pretenciones del soberanismo Ninguna organización envió observadores. Solo había políticos afines de movimientos nacionalistas
En la «hoja de ruta» presentada por Artur Mas el pasado martes, la llamada «internacionalización del proceso» es clave. Así, entre las funciones del «gobierno de transición» que surgiría de las elecciones «plebiscitarias» estaría, en palabras del propio Mas, dar a conocer al mundo el alumbramiento de un nuevo estado: comunicar al Estado español y a la comunidad internacional la intención de constituir un Estado en Cataluña, así como la apertura de negociaciones, «si es necesario con la mediación externa».
Pese a estas intenciones y los recursos gastados –1,08 millones únicamente la contratación de una consultora para ejercer de «lobby» soberanista–, la siembra que desde hace años viene haciendo el Gobierno de la Generalitat en el extranjero ha cosechado resultados nulos.
En este sentido, la proyección internacional del 9-N ha sido nula. Ningún gobierno de ningún Estado ni organización internacional ha apoyado las pretensiones internacionales del movimiento soberanista. Bien al contrario las manifestaciones de los principales países de la UE (Reino Unido, Francia y Alemania), la Comisión Europea y Estados Unidos son negativas para los postulados soberanistas.
Por otra parte, no se logró la presencia de observadores internacionales oficiales; los que mostraron las organizaciones eran políticos afines (la mayoría eurodiputados nacionalistas o miembros de movimientos europeos nacionalistas), que asistieron a título individual.
Por otra parte, la prensa internacional recibió con frialdad el 9-N e incluso en algunos casos con calificativos que el soberanismo considera despectivos (simulacro, encuesta no oficial…)
La diplomacia catalana, estrellada contra las rocas, no logra «internacionalizar» el proceso.