Pedro Sánchez es un tipo que habiendo llegado al fondo del pozo, se ha puesto a cavar. Solo él es capaz de empeorar lo que ya tenía mala pinta después de una intervención anterior suya. Pondré un ejemplo: piensen en Televisión Espantosa,-qué precisión alcanzó al llamarla así Rosa María Mateo-, la primera administradora única que el PSOE colocó a la cabeza de RTVE durante la etapa de Pedro Sánchez. No es que uno tuviera una imagen idealizada de Elena Sánchez, presidenta interina del ente público, pero basta compararla, aunque sea someramente con la de su sustituta, Concepción Cascajosa, para darse cuenta de hasta qué punto tiene todo capacidad de empeorar en la España sanchista.
Cascajosa es licenciada en Comunicación Audiovisual, lo cual ya es un inconveniente para presidir una empresa pública de dimensiones extraordinarias, que cuenta con 6.600 trabajadores y un presupuesto de gastos de explotación de 1.194 millones de euros. Es una plantilla y una pasta, las cosas como son, y los méritos de Conchi Cascajosa son más bien magros, incluso para su formación profesional. Ella se presentó en marzo de 2021 a las pruebas para ser miembro del Consejo de Administración de RTVE y obtuvo un honroso puesto 86º entre los 95 aspirantes. El comité de expertos,-al parecer aquí sí que había uno-, puntuó con 2,35 puntos sobre 10 a la candidata, a la que reprochaba la falta de un diagnóstico serio y de estructura empresarial, exceso de generalidades, falta de modelo económico y de cálculo de viabilidad. Sí había una perspectiva de género, váyase lo uno por lo otro. En cuanto a los méritos estrictamente profesionales, su puntuación fue de 1,75.
¿Y dónde están los méritos? se preguntarán ustedes. Es socialista y con eso está todo dicho, aunque no debe de serlo tanto que complazca totalmente a la Moncloa, porque ya se baraja para sustituirla la candidatura del director de contenidos al que echó Elena Sánchez por un Broncano de más en un acto que le costó a ella el cargo.
Dirán ustedes que es obsceno, aunque no tanto como la explicación que dio la portentosa portavoz, Pilar Alegría, preguntada por el tema: «lo verdaderamente fundamental e importante es preservar la independencia de RTVE».
Albares ha dado con la solución: rebajar las condiciones para ingresar en la carrera diplomática. Los aspirantes tendrán un temario más reducido y los errores y las preguntas en blanco que hasta ahora se penalizaban con 0,033 puntos ya no se penalizarán. Sí se valorará en cambio la memoria democrática.
No hay razón para extrañarse. Álvaro García Ortiz ocultó el caso Koldo para que no perjudicara al PSOE en los comicios del 23-J. Es el mismísimo fiscal general del Estado que ha sido declarado inidóneo por el Consejo General del Poder Judicial, después de que el Tribunal Supremo anulara su nombramiento de la predecesora, Dolores Delgado, para la máxima categoría de la carrera, reprochando al sustituto ‘desviación de poder’. No se conocían precedentes de una descalificación semejante. Lo normal era que el CGPJ apoyara unánimemente al candidato a fiscal general. La unanimidad se rompió con los casos de Javier Moscoso y Eligio Hernández, pero ambos obtuvieron mayoría. Ha tenido que gobernar Pedro Sánchez Pérez-Castejón para que se generalizase el mandato de los inidóneos. Empezando por el primero de todos ellos, el presidente del Gobierno.