LA RAZÓN, 29/5/12
La banda ya no se fía de las cartas y contacta directamente con los aspirantes
Madrid- Oroitz Gurruchaga y Javier Aramburu adoptaban grandes medidas de seguridad en las reuniones que establecían con el fin de captar a nuevos miembros para ETA, hasta el punto de que no acudían nunca a la primera cita, según han informado a LA RAZÓN fuentes conocedoras del asunto. Estos individuos, que se hicieron cargo del «aparato militar» y de captaciones a mediados de 2010, han establecido contacto desde entonces con entre 15 y 20 aspirantes a ingresar en la banda, lo que no quiere decir que todos ellos hayan entrado a formar parte de la organización criminal.
Nuevo sistema
ETA ha cambiado por completo el sistema que se seguía para la captación de nuevos pistoleros. Antes, el «aspirante» recibía en su casa una carta en la que se marcaba una primera cita en Francia, en un lugar y hora concretas, a la que debía acudir con una contraseña (una revista, una naranja en la mano, etcétera); y una segunda, de seguridad, una o dos horas después, por si surgía algún imprevisto.
Desde la llegada de Gurruchaga y Aramburu, era una persona la que iba a ver al que, según las informaciones de que disponía ETA, quería ingresar en la organización criminal. De palabra, sin que hubiera ningún papel de por medio, le indicaba el lugar de la cita (y de la de seguridad). Sin embargo, los citados cabecillas no acudían a esta primera reunión (o, al menos, no se dejaban ver) con el fin de comprobar la «buena voluntad» del «aspirante» y si era objeto de seguimiento policial.
Pasados unos días, o semanas, el individuo, que, en muchos casos, estaba desconcertado, recibía la visita del que le marcó las citas en Francia que, esta vez sí, le daba los datos para que acudiera a la reunión con los responsables etarras. Aun así, antes de dejarse ver, Gurruchaga y Aramburu adoptaban todo tipo de medidas y hacían comprobaciones con el fin de detectar posibles vigilancias policiales. Las citadas fuentes han señalado que no se puede descartar que algunos de los que fueron aceptados como miembros de ETA se encuentren en la actualidad en el País Vasco y Navarra, con misiones concretas, como la de buscar datos sobre posibles objetivos de atentados.
«ETA trata de tener una mínima organización preparada por si decide perpetrar una acción criminal con el fin de presionar al Gobierno a que retome el “proceso” y negocie», agregaron.
El Ministerio del Interior hizo pública ayer una nota en la que subrayaba que Aramburu colaboraba directamente con Gurruchaga en la «función de captar nuevos militantes para la banda». Asimismo, destacaba el hecho de que ambos fueran armados en el momento de la detención.
El titular del departamento, Jorge Fernández Díaz, que ayer inauguró en Algeciras y Tánger sendas comisarías conjuntas hispano-marroquíes, enfatizó que «la lucha contra ETA hasta su disolución incondicional se va a mantener. ETA lo ha de saber». Agregó que la banda «no sólo no se ha disuelto, sino que tiene miembros de su organización que van armados y falsifican sus documentos». «ETA debe saber que, cambie o no cambie el Gobierno en España, cambie o no cambie el Gobierno en Francia, la lucha contra su disolución incondicional se va a mantener (…) Ya hemos dicho que ETA se disuelve por las buenas o por las malas». El ministro se preguntó: «¿Qué credibilidad tiene una organización que dice que va a dejar de actuar para siempre y, sin embargo, no se disuelve sino que sus miembros van armados, sustraen vehículos y falsifican documentación?».
También llamó la atención sobre la actitud de la izquierda abertzale (Batasuna), que «en lugar de solidarizarse con las víctimas, lo que ha hecho ha sido solidarizarse con los miembros de ETA. Pretenden presentarse como los abanderados de la paz pero están siempre del lado de los terroristas».
Ares lo niega
Pese a todos los datos de la investigación, el contrapunto lo puso el consejero de Interior del Gobierno vasco, Rodolfo Ares, quien negó que ETA esté realizando labores para captar personas, más allá de que mantenga su infraestructura en la clandestinidad. Sin duda, el político socialista ha olvidado el reciente informe de Europol, en el que se alertaba de que la banda sigue con la recluta de militantes y recabando información sobre posibles objetivos a pesar del supuesto cese definitivo.
LA RAZÓN, 29/5/12