EL CORREO, 28/10/11
Garaikoetxea, Ardanza e Ibarretxe indican a López que ahora hay que tratar el «conflicto» político. El mandatario actual defiende ante sus predecesores que las «prisas son malas consejeras para cerrar con consenso político el ciclo terrorista»
Hubiera sido una foto de portada. Los cuatro lehendakaris de la democracia juntos. Pero no pudo ser. El recurrido ‘problemas de agenda’ impidió que la llamada de Patxi López a sus predecesores para hablar del nuevo escenario abierto tras el cese definitivo de ETA tuviera una cita única, a la misma hora en Lehendakaritza. Patxi López recibió a los tres exmandatarios vascos de forma sucesiva, a las cuatro, a las cinco y a las seis de la tarde, en sendos encuentros en los que Carlos Garaikoetxea, José Antonio Ardanza y Juan José Ibarretxe trasladaron al actual dirigente del Ejecutivo vasco su planteamiento para liderar el tiempo postETA, como a buen seguro todos hubieran querido hacer.
La cita, aunque por separado, no desmereció en relevancia, aunque los mensajes fueron los esperados: trabajar por consolidar y «hacer irreversible» la paz mediante gestos hacia las víctimas de ETA, de motivación política y con pasos en el plano penitenciario, en el que el Gobierno puede hacer movimientos dentro de lo que estipula la ley.
Las entrevistas, tras las que Garaikoetxea y Ardanza hicieron valoraciones, no así Ibarretxe, fueron convocadas por López para «analizar» el nuevo escenario y «reconocer explícitamente el trabajo y el compromiso de quienes han estado al frente» del Ejecutivo de Vitoria «en momentos muy difíciles». El lehendakari socialista, mediante una nota, explicó que todos manifestaron «su alegría» por el tiempo de libertad conquistado tras «una larga pesadilla», y coincidieron en que «tendría que haber llegado mucho antes».
López consideró que las reuniones, con lehendakaris de tres partidos diferentes (PSE, PNV, EA -ahora en Bildu-), representan «la fortaleza y la continuidad del autogobierno vasco, que fue uno de los principales objetivos de la violencia terrorista». Y se felicitó, tal y como hizo en su discurso del Día de Euskadi el pasado martes, de que «ETA se va, el autogobierno se queda».
El lehendakari socialista, por su parte, les trasladó su posición de «actuar con serenidad e inteligencia» y ensalzó que «la sociedad vasca ha sabido aguantar y propiciar con paciencia este gran día». A esa paciencia, o a esa espera aludió López, para defender la necesidad de no precipitarse. «Las prisas -les dijo a los lehendakaris- son malas consejeras para adoptar las medidas que son necesarias para clausurar con el mayor consenso político el ciclo terrorista en Euskadi».
Los exlehendakaris Garaikoetxea y Ardanza -Ibarretxe prefirió que su conversación quedara en privado- sí explicaron, tras el encuentro, los mensajes principales que aprovecharon para trasladar a López. Uno de ellos acorde con la reivindicación nacionalista y abertzale, que, una vez que se haya asentado definitivamente la paz, se deberá afrontar el debate sobre el «conflicto» o el «contencioso» político, es decir, la configuración del marco jurídico-político.
No obstante, Garaikoetxea remarcó que antes de plantear ese debate existen una serie pasos que se deben dar de forma inminente. Entre ellos, dijo que ETA y su entorno «pidan perdón a las víctimas» y que se atienda a las personas «que han sufrido torturas y abusos policiales». También incluyó como urgente el «tratamiento de la cuestión penitenciaria», fundamentalmente para acabar con la dispersión de los presos de ETA, que están «sometidos a un agravamiento de sus condenas por algo que ya ha tocado a su fin», dijo.
El exlehendakari de EA abogó también por resolver los casos de Otegi, a quien consideró promotor del «cambio» en la izquierda aber-tzale «que ha conducido a la hoja de ruta», que ha desembocado en «el cese de la estrategia militar». Y por que el Constitucional resuelva ya a favor de la legalización de Sortu. «Se necesitan gestos e iniciativas de todas las partes», defendió.
Otros tiempos
Ardanza, quien reconoció que le hubiera gustado gestionar este momento en lugar de tener que ir a tantos funerales de víctimas del terrorismo como asistió entre 1985 y 1999, reclamó tener «muy presentes» a los afectados. Además, se dirigió a ETA y a la izquierda aber-tzale para recordarles que «tendrán que reconocer su propio fracaso», ya que, según añadió, tras «34 años sólo han logrado sufrimiento y poner un montón de palos en las ruedas» al debate político.
El lehendakari jeltzale sostuvo que en este final no tiene que haber «ni vencedores ni vencidos» y se mostró convencido de que la democracia «resolverá» cuestiones del «postETA», como las relacionadas con los presos o los «exiliados». Según Ardanza, una vez que se hayan cerrado las llamadas «consecuencias del conflicto», es el «momento de abordar el contencioso que tiene el país desde hace 120 años», sobre el que todos se podrán expresar ya sin temor, aplaudió.
EL CORREO, 28/10/11