ALBERTO AYALA-El Correo

Conseguido. Tercer año de legislatura y terceros Presupuestos que Pedro Sánchez y su convulso Gobierno de coalición sacan adelante. El superviviente de La Moncloa tiene garantizado al noventa y nueve por ciento completar la legislatura, a cuyo final llegará como presidente de turno de la Unión Europea y líder de la Internacional Socialista.

Sánchez ha incumplido su palabra y ha mentido a conveniencia. Ha blanqueado a la izquierda abertzale porque le hacían falta sus votos, pese a que ésta no ha completado el recorrido ético exigible. Y ha indultado a los políticos condenados por el fallido ‘procés’ para calmar las aguas en Cataluña, sí, pero sobre todo para tener el apoyo de ERC.

Esta vez no ha sido distinto. Mientras el Gobierno cuenta las horas a ver si escampa la tormenta de ese despropósito legal, bienintencionado sí pero despropósito legal, que es la ley del ‘sólo sí es sí’, Sánchez no ha tenido reparos en volver a saltar la banca de las concesiones.

El PNV ha logrado romper un tótem: que ninguna comunidad pueda competir internacionalmente en ninguna práctica deportiva. Euskadi podrá hacerlo en pelota vasca y en surf. Pero el gran éxito jeltzale ha sido un acuerdo sobre el Cupo cuya generosidad cuesta creer. EH Bildu ha conseguido que se ponga fecha al traspaso de las competencias de tráfico a la Policía Foral de Navarra: el 31 de marzo de 2023. El premio gordo ha sido, de nuevo, para ERC: la derogación del delito de sedición. Si se repitiera lo ocurrido en Cataluña, sus autores serían condenados sólo por desórdenes públicos agravados. Nada de alta traición como en otros países europeos.

Por cierto, vergonzoso por mentiroso, lo escuchado el miércoles al diputado tránsfuga de UPN García Adanero sobre el traspaso de la competencia de Tráfico a Navarra, que el político ultraforalista vendió como una traición a la Guardia Civil. Sí. Resulta penoso que Sánchez pacte el asunto con EH Bildu y no con el Gobierno foral de la socialista Chivite. Pero no está de más recordar que la hoy Policía Foral de Navarra se encargó del tráfico desde los años 20 hasta los 60, en que Franco ordenó que lo hiciera la Guardia Civil. Aznar prometió a UPN el traspaso hace dos décadas, aunque nunca se ha materializado. Desde la Transición todos los partidos navarros exigen la competencia, que ya ejercen Ertzaintza o Mossos d’Esquadra.

La batalla de cara a 2023 no cambia. Salvo imprevisible vuelco hacia uno u otro lado, las opciones de Sánchez de mantener el poder pasan por que Sumar logre un buen resultado y por contar con apoyos en la oposición nacionalista y de izquierdas. Lo primero dependerá de que Pablo Iglesias no dinamite la opción de la vicepresidenta Yolanda Díaz. Lo segundo, de que las demandas de PNV, EH Bildu y ERC sean asumibles. Los vascos ya han avanzado que en 2024 reabrirán el melón del autogobierno. Hasta dónde llegarán sus exigencias y hasta dónde tragará Sánchez, llegado el caso, son preguntas sin respuesta.