El Constitucional tendrá que dilucidar si los aspirantes a candidatos de Bildu han visto mermados o no sus derechos individuales, y no si Bildu forma parte de la estrategia de ETA; esto ya lo ha sentenciado la Administración de Justicia: los independientes empotrados en la coalición son otro proyecto de ETA.
La gran olla a presión sobre la que están trabajando los jueces empezará a bajar su temperatura mañana. Cuando el Tribunal Constitucional tenga que decidir si los aspirantes a candidatos de Bildu han visto mermados, o no, sus derechos individuales a presentarse a las elecciones. Que eso es lo que tendrán que dilucidar los magistrados, y no si Bildu forma parte de la estrategia de ETA. Porque ese pronunciamiento ya lo ha realizado la Administración de Justicia. Que sí. Los independientes empotrados entre EA y Alternatiba en la nueva coalición son otro proyecto de ETA, según la sentencia, única, con seis votos discrepantes del alto tribunal.
Entre el derecho del Estado democrático a defenderse de los simpatizantes de ETA y el derecho individual de los ciudadanos a presentarse a las elecciones se ha enfangado el debate en Euskadi. En torno a los prestigiosos jueces del Tribunal Supremo, primero, y de los que integran el Tribunal Constitucional, ahora, giran los partidos como una peonza. Porque del interés partidista no se salva nadie. Ni los que emplean todas sus energías en denunciar a los adversarios como verdaderos ‘maquiavelos’ de la recaudación de votos. De ahí que los malpensados pregunten: ¿Alguien puede tirar la primera piedra?
Estamos asistiendo, impávidos, a la ceremonia del cinismo más descarada de los últimos tiempos. El PNV, con su paso adelante poniendo al Gobierno socialista entre las cuerdas, ha presentado al presidente Zapatero como si fuera el jefe de los jueces (será una confusión en el concepto de la división de poderes, ¿no, señor Urkullu?) para manejarlo como una marioneta. Ahora lo sostienen en el Congreso de los Diputados, luego lo sueltan. O al revés. Todo depende de lo que haga la Justicia con Bildu, de la que se han erigido en ‘salvadores’, electorales, claro está. Pero el atropello no le debe parece tan grave al Partido Nacionalista Vasco cuando no ha pedido la suspensión de las elecciones. Por ejemplo. Tal como piensan exigir los dirigentes de EA y Alternatiba, los verdaderos perdedores del ‘experimento’, si el Tribunal Constitucional no contraría la sentencia del Supremo.
Mientras sigue la presión sobre los jueces, la del propio lehendakari pronunciándose antes que lo haga la Sala Segunda del Constitucional, los malpensados fijan su foco sobre la fuerza de representación de los dos partidos que han prestado su espacio para compartirlo con la izquierda abertzale que procede de Batasuna. La representación de EA en el Parlamento vasco ha quedado reducida a un escaño. Y Alternatiba se estrena en las urnas. Pero todos los que manejan encuestas saben que si Bildu logra presentarse a las elecciones, arrasaría en Guipúzcoa. Y el cuadro político obligaría a retratarse.
Si el PNV y Hamaikabat no logran sumar para formar gobierno, como reflejan los sondeos, y el PSE, con el PP, tampoco, ¿quién pactaría con quién? Se adivina un panorama muy goloso. El PNV emplazaba ayer al PSOE para que eligiera entre ellos y el PP, en politica de pacificación. Pero todo el mundo que tenga memoria recordará que los nacionalistas han sido capaces de mantener alianzas con todos los partidos y sus contrarios. Pocos pueden predicar con el ejemplo aunque, en Euskadi, se envíe a los infiernos a los partidos no nacionalistas. Quizas por eso Patxi López, condicionado por el ambiente, salió en defensa de la trayectoria democrática de EA y Alternatiba. Otro recadito para los jueces.
Tonia Etxarri, EL CORREO, 4/5/2011