- Ahí están los pequeñas fascistas jugando a la rayuela. Seguramente se proponen entonar Tomorrow Belongs to Me a continuación.
–¿Sabías que el auge del neofascismo preocupa cada vez más en los centros educativos?
– ¿Ah, sí?
– Sí, y el profesorado se enfrenta a una situación sin formación ni recursos.
Para reforzar el mensaje, la imagen muestra a una chica (seguramente una profesora) consultando el móvil con cara de agobio, y a un chico (sin duda un profesor) frotándose la nuca abrumado por la magnitud del problema.
Y, en efecto, ahí están los pequeñas fascistas jugando a la rayuela. Seguramente se proponen entonar Tomorrow Belongs to Me a continuación.
También puede verse a unos diminutos escuadristas que alzan el brazo en clase, sin duda saludando a algún Führer o Duce que sólo ellos ven. Enanos cabrones.
La cámara, entonces, muestra una especie de conferencia internacional, porque el problema ya es mundial, como una pandemia. ¿Quiénes son? Ni idea, pero parecen seriamente preocupados por el avance del fascismo.
Hay una especie de inglés, un árabe con una de esas kufiyas rojiblancas que parecen un mantel, y una mujer con hiyab. Todos ellos están resueltos a afrontar los fascismos en sus respectivos países.
El problema es colosal, y por eso parece poco ambicioso que la solución propuesta sea… una microcredencial.
La Microcredencial Universitaria en Pedagogía Antifascista pretende «ofrecer estrategias, herramientas y conocimientos que permitan afrontar estas situaciones en el aula».
En las siguientes imágenes se puede ver a los niños domesticados por la microcredencial. Plenamente desinfectados de fascismo, abandonadas las veleidades totalitarias que albergaban, se abrazan felices entre ellos y con la profesora.
Luego se puede ver unos más mayores, tal vez alumnos que han completado sus estudios sin fascismo. Caminan tranquilamente juntos, incluyendo un negro al que han renunciado a apalizar, una mujer a la que no han relegado a la cocina, y posiblemente un gai.
Todo normalizado gracias a la microcredencial.
Es improbable que una microcredencial disuadiera a fascistas de los de antes (digamos, a un Italo Balbo o a Amerigo Dumini), pero para los minúsculos fascistas que hoy pueblan las aulas puede que sea suficiente. A fin de cuentas, nuestra época vio nacer las microagresiones.
Se lo debemos a un profesor de origen chino, Derald Wing Sue, que, durante un vuelo, pensó que la azafata lo microdiscriminaba por su condición oriental. Y con esto él, sin darse cuenta, perpetró una microagresión, un micromachismo y un microrracismo, contra la azafata, que era mujer y negra, pero en todo caso ella no supo aprovechar sus bazas.
No crean que esto de la microcredencial es cosa de la Uni de Otoño de Podemos (Ione Belarra e Irene Montero cumplirán cincuenta años y seguirán diciendo Uni).
Ione Belarra e Irene Montero en la ‘Uni de Otoño’ de Podemos en Madrid. Efe
Tampoco se trata de un programa del campamento de Bernedo, ese en el que los monitores combatían el fascismo y el heteropatriarcado duchándose en pelotas con los alumnos.
Ni siquiera es de la Universidad de Miskatonic (Arkham).
Se trata de la Universidad de León. Según InfoBierzo, la Universidad de León consiguió quedar situada entre las mil mejores del mundo. Concretamente la 958, o al menos así lo asegura un ranking seguramente conocido en el Bierzo.
Pero su permanencia en esa posición, si continúa programando estos cursos, no parece garantizada.
¿Dónde quedó la tradicional seriedad y austeridad de los castellanos y leoneses?
Ni idea, pero recuerden que Pablo Fernández, el dirigente de Podemos que se parece a Asurancetúrix y repite continuamente la palabra «deleznable», es de León y allí regentó un kiosko.
Quizás, con su micropreparación, sería un excelente profesor para luchar contra el microfascismo. No sé.