LOS MUEBLES DEL PODER

«El problema son las expectativas que ha creado el vuelco. En los electores, me refiero; ese imaginario de barrer a plumazos todo el tejido administrativo paralelo. Lo que se reclama es una poda del sistema, no un simple relevo de nombres en los puestos. Ahí los propios partidos han pecado de ligeros. En primer lugar porque algunos organismos están blindados en el Estatuto, como Canal Sur o el Defensor del Pueblo, y ni siquiera se puede cambiar la dirección sin una mayoría de tres quintos o de dos tercios. Es decir, que se necesita que el PSOE o Podemos, qué risa, den su acuerdo. Y en segundo término, existen agencias y empresas públicas que, hasta que se modifique el organigrama al menos, son esenciales para la tarea de Gobierno porque canalizan las actuaciones, los pagos, los contratos y los programas de empleo. Supongo que se cambiará pero va a llevar tiempo… y no sé si lo tenemos antes de que los votantes empiecen a decir que nos han traído para eso. ¿Las auditorías? Tardarán como mínimo mes y medio, y me parece poco para procesar tanto papeleo».

«Y luego están, cómo te lo diría, esas cosas de la política. El malestar en el PP nacional, por ejemplo, al ver que Juanma se está rodeando de sorayistas. O el telemando en Cs, donde muchas decisiones estratégicas se están tomando fuera de Andalucía. Yo aprecio en los dos equipos buenas ideas, ganas de trabajar y mentalidad positiva pero tengo dudas de que puedan moverse de prisa. Y eso es clave antes de que cunda en la calle una visión pesimista. En el poder resulta esencial tener un mapa de lo que vas a hacer, y en qué orden, cuando aterrizas. Algunos dicen que basta con trazar una meta fija y no tropezar con los muebles pero… ¡¡aquí no veas tú la de muebles que había!!»