SANTIAGO GONZÁLEZ-El Mundo
En Madrid, Ciudadanos, más cerca de las ocurrencias que de las ideas, ha hecho una propuesta fantástica al PP, repartirse el mandato en dos mitades: los dos primeros años para José Luis Martínez-Almeida y los otros dos para BegoñaVillacís. Uno comprende la resistencia del PP para secundar una fantasía semejante y espera que la sostenga. Mientras, el partido naranja maneja sus asquitos hacia Vox en dosis prudentes y muy beneficiosas. En Castilla y León se le han debido de calmar los ardores regeneracionistas al candidato FranciscoIgea, que va a ser vicepresidente con el popularAlfonso FernándezMañueco, que sacó 29 parlamentarios frente a los siete de Ciudadanos. De regalo se ha llevado las alcaldías de Burgos y Palencia, invocando la martingala de que ya llevaban ocho años y tocaba cambiarlos. En Palencia han conseguido la alcaldía con tres concejales de 25, un logro admirable. En Burgos, con cinco de 27, que tampoco está mal. En ambas ciudades, los nuevos alcaldes deberán contar con el apoyo de Vox.
Cuando AlbertRivera descubrió el valor político de Silvia Clemente, la ex presidenta de Castilla y León con el PP, llevaba 18 años encadenando cargos sin que a nadie de Ciudadanos le pareciera una mochila insoportable. El candidato Igea se postuló para primarias que se saldaron con un pucherazo a favor de Clemente. La dirección de Ciudadanos se olvidó del fichaje y reconoció como vencedor de las primarias a Francisco Igea, como si el pucherazo lo hubiera dado ella.
Mi amiga Cara Echanove expresaba una perplejidad muy razonable respecto a la extraña actitud de Rivera y su partido respecto a los pactos: «Han puesto veto a los nacionalismos, a Unidas-Podemos, a Vox y al PSOE. Solo le queda el PP para pactar. Lo paradójico de todo esto es que fue Ciudadanos quien nos quiso convencer de lo malo que era el bipartidismo».