EL MUNDO 23/09/13
El Gobierno de Urkullu prepara un «currículum vasco» para «defender» a sus colegios de la reforma de la ‘Ley Wert’
El Gobierno de Iñigo Urkullu está preparando un «currículum vasco» para inculcar en los estudiantes de la comunidad «la realidad de la existencia del pueblo vasco», entendido como el conjunto de «Euskal Herria» (con Navarra y el País Vasco francés), en relación con sus «características etnoculturales y lingüísticas». Así lo acaba de trasladar el Departamento vasco de Educación, Política Lingüística y Cultura a los agentes educativos, en un documento al que ha tenido acceso EL MUNDO.
Con esa revisión normativa de lo que debe estudiarse en las aulas, el PNV pretende «defender» a la escuela vasca de la reforma educativa que tramita el Congreso de los Diputados. Aprovecha así la ola contra la ley Wert para desarrollar un marco de enseñanza propio, centrado en la identidad nacionalista y que permita dar «pasos» hacia la aprobación de una ley vasca de educación. Argumenta que «la gran mayoría» de los centros pide «que no se aplique» la reforma y que, por ello, presenta este plan.
La consejera Cristina Uriarte recoge de esta manera el guante que vienen lanzándole dos agentes educativos potentes en la comunidad autónoma: la federación de ikastolas (Ikastolen Elkartea) y los religiosos concertados (Kristau Eskola), que ya impulsaron un primer esbozo de este currículum identitario, corregido después por el Gobierno socialista.
Según ha podido saber este periódico, el Gobierno está negociando el importante proyecto con al menos estas dos patronales desde el pasado 29 de mayo, cuando la consejera convocó a todos los agentes educativos –salvo los sindicatos– para tratar la respuesta vasca a la reforma diseñada por el PP.
El proyecto augura un muy probable choque de trenes con el Gobierno español –y con el de Navarra–, porque la futura Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (Lomce) camina precisamente en la dirección contraria: más contenidos comunes en toda España –también en las asignaturas más sensibles como Historia o Geografía– y menos capacidad de maniobra para las comunidades autónomas.
En Euskadi es bastante generalizado el rechazo de patronales, asociaciones de padres y sindicatos a esta reforma por distintas razones: por motivos pedagógicos –el modelo se considera atrasado con respecto a lo que se está innovando en muchos colegios–, pero también, y más en el caso de los sectores nacionalistas, porque las aulas vascas perderán capacidad para enseñar lo que consideren oportuno debido a los exámenes de carácter nacional que organizará el Estado.
El contexto de descontento con la Lomce –también entre todos los partidos vascos salvo el PP– parece óptimo para que la consejera Uriarte busque liderarlo a través de un proyecto que viene a desarrollar una de las viejas reclamaciones de la comunidad nacionalista.
El currículum es el conjunto de decretos con los que la Administración autonómica establece lo que deben estudiar los alumnos: qué competencias tienen que adquirir en cada asignatura y qué nivel alcanzar en cada etapa. La determinación de un currículum vasco que se centre en el aprendizaje de Euskal Herria es algo en lo que la federación de ikastolas y Kristau Eskola llevan años trabajando, en su momento con la complicidad del Gobierno de Juan José Ibarretxe (1998-2009) y, sobre todo, con el impulso de la ex consejera Anjeles Iztueta, de EA (hoy en EH Bildu), que hizo suyas las propuestas de las patronales mayoritarias de la red concertada.
Fue su sucesor, Tontxu Campos, del mismo partido, quien aprobó en 2007 un decreto algo más suave de Primaria y Secundaria, que el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco anuló parcialmente porque empleaba el concepto de Euskal Herria no desde el punto de vista cultural y lingüístico, sino también político-administrativo. El tribunal dijo que aquel texto vulneraba «la realidad jurídico administrativa e institucional» de Navarra, al utilizar este término como si fuera una «entidad territorial» que existe «jurídica y administrativamente».
El Gobierno socialista (2009-2012) corrigió estos excesos de «adoctrinamiento nacionalista» en las aulas, según las palabras de la ex consejera Isabel Celaá. Revisó a fondo los decretos –hoy vigentes– y no sólo en esto; también quitó el carácter de lengua vehicular «principal» al euskera e introdujo la «empatía» hacia las víctimas del terrorismo como un contenido obligatorio en la asignatura Educación para la Ciudadanía; materia que, por cierto, desaparece con la ley Wert.
Más allá de la dificultad que supone lograr cambios rápidos por parte de las editoriales, que no renuevan sus libros de texto todos los cursos, el Ejecutivo socialista evitó mayores conflictos y la inspección no controló los contenidos de los más comprados en Euskadi, que en general siguen enseñando los ríos y los montes de Euskal Herria.
Las ikastolas, de hecho, acaban de presentar sus primeros materiales didácticos –también digitales– basados en el currículum vasco que ellos alumbraron al principio y que, en asociación con la editorial Elkar, quieren ampliar a toda la escuela vasca. Sus objetivos: innovación pedagógica –campo en el que estos colegios son ampliamente reconocidos– y que el escolar interiorice «las bases de la cultura vasca específica y de la universal».
Ahora, en su «plan inicial para la elaboración y desarrollo del marco pedagógico del currículum vasco para la educación básica», fechado en este mes de septiembre, el Gobierno argumenta que el currículum ha sido un proyecto de «largo recorrido» en las últimas décadas y viene a decir que éste es el momento propicio para profundizar en él.
«La gran mayoría de las organizaciones de centros públicos y privados han solicitado que no se aplique esta reforma y han planteado la necesidad de consolidar en la comunidad autónoma del País Vasco un sistema educativo que garantice la mejora educativa y la defensa del currículo vasco frente al desarrollo normativo previsto tras la aprobación de la Lomce», afirma el equipo de Uriarte. «Por todas estas razones», el Ejecutivo presenta este plan, que estructura en tres fases.
Primero se propone «elaborar y consensuar» un «marco del modelo educativo propio del currículum vasco para la escolaridad básica y obligatoria». Sus contenidos serían «vinculantes» para el colegio que los asuma «voluntariamente», pero «no serán legalmente prescriptivos». Teniendo en cuenta «las distintas situaciones jurídico-administrativas de los territorios vascos», y «respetando la identidad» de cada red educativa y cada centro, establecerá «el común denominador para la ‘construcción de un espacio de socialización y como crisol de un proyecto común’ (J. Delors, Unesco) que pudiera ser compartido en todo el ámbito de Euskal Herria».
El segundo paso sería «elaborar y consensuar» los decretos normativos del Gobierno en los que se fijarían los nuevos currículos de cada etapa, estos ya obligatorios para todos los centros. El tercero, que en principio no daría tiempo a abordar en esta legislatura, sería la aprobación de la ley vasca de educación, una decisión que «se tomará en su momento de acuerdo con las condiciones».
El calendario que se marca el Departamento sitúa el 9 de octubre como la fecha para que «los agentes educativos» aprueben el plan del Gobierno.