Los nostálgicos de ETA avisan a Bildu de que la vía pacífica crea «frustración»

ABC 06/06/15

· Acusan a los líderes de la debacle electoral por abandonar a los sectores «combativos»

Los duros de la «izquierda abertzale», afines a las corrientes Herri Gorri e Ibil, critican a los dirigentes de Bildu y Sortu por el «fracaso» electoral y les acusan de haber puesto todo el empeño en captar votos entre las bases del PNV, a costa de abandonar al «movimiento más combativo» que se ha decantado entre Podemos y la abstención. La debacle del pasado 24 de mayo hace tambalear la «acumulación de fuerzas soberanistas» que pretenden liderar los herederos de Batasuna con el objetivo de imponer unilateralmente, y a corto plazo, un «estado vasco».

Tras su irrupción en las instituciones, Bildu soñó con lograr en las próximas autonómicas vascas la mayoría absoluta. Pero el revés del 24-M le aleja y mucho de Ajuria Enea. Como era de esperar, los nostálgicos de ETA piden ahora cuentas, conscientes de que se desenvuelve mejor en las trincheras que en en el juego de mayorías y minorías. Lo ocurrido el 24 de mayo desmonta, además, el análisis de quienes pensaban que ETA había ganado al lograr la Diputación de Guipúzcoa y el Ayuntamiento de San Sebastián. Antes al contrario, como cualquier partido convencional, ha sufrido el desgaste de una mala gestión.

Promovieron la abstención
Desde hace unos meses, las corrientes más duras, aglutinadas en Iraultzen Bilguneak (Ibil) –Asamblea Revolucionaria Caminar–, y Herri Gorri (Pueblo Rojo) habían pedido la abstención, con grave riesgo para la ansiada «acumulación de fuerzas soberanistas». Tras la debacle, exigen responsabilidades. Así, desde Herri Gorri se reprocha a los dirigentes de Bildu que aún no hayan hecho autocrítica por los malos resultados, que atribuyen, en parte, a la ausencia de «presión» en la calle.

«El empeño por caminar de la mano con el PNV hacia un frente de carácter nacionalista, con concesiones, ha hecho el resto», lamenta en un documento interno esta corriente. «Por no hablar de la actitud timorata, cuando menos, en relación a la resolución de las consecuencias dramáticas del conflicto político». Así, reprocha a Bildu que haya sustituido «la reivindicación de la Amnistía por la humanista burguesa del respeto a los derechos humanos» o que haya cambiado «conceptos como la autodeterminación, con profundo calado, por el desvaído e interesado “Derecho a decidir” acuñado por la burguesía colaboracionista», lo que en su opinión supone abandonar «el objetivo de convertirse en una fuerza política esencial en el proceso de la liberación social y nacional de todo el pueblo trabajador».

En este debate interno, un militante de la línea ortodoxa hacía la siguiente «aportación»: «Los últimos cuatro años Sortu y EHBildu han centrado toda su estrategia en aproximarse al PNV, creyendo que lo iban a liderar. El efecto ha sido el contrario, sumisión por nuestra parte. Y, por si fuera poco, han abandonado a los sectores más combativos y esto ha creado mucha frustración. No se cumplen las expectativas de acumular fuerzas por la izquierda». «Otros, con la fórmula de unidad popular –en clara alusión a Podemos y sus marcas blancas–, se han aprovechado, cuando las condiciones eran propicias para nosotros ante el avance del antiespañolismo».

«Algunos dirigentes que se dicen del Movimiento de Liberación», añade otro militante, «están obsesionados en una unidad de fuerzas entre PNV y EH Bildu de cara a un proceso soberanista». Pero, lamenta que al abandonar a los «sectores más combativos», «están cerrando posibilidades para abrir un proceso soberanista al no tener en cuenta otras variables estratégicas como la unidad de fuerzas del pueblo trabajador vasco y su seducción en ese camino». Y en opinión de otro crítico, «la base social del soberanismo, y muy especialmente de la izquierda abertzale, está mucho más a la izquierda que sus representantes», en alusión a los Arnaldo Otegi, Rufino Extxebarria…

Llamada a la «subversión»
«En Nafarroa no ha caído el régimen. Ha caído UPN pese a seguir siendo la primera fuerza. Es ahora cuando la sociedad organizada tiene que demostrar más rebeldía y audacia que nunca para dejar el régimen atrás. De lo contrario, el proceso puede ser similar al de Guipúzcoa», se advierte en otro escrito. «Los números en frío del soberanismo de izquierda: en las elecciones forales se ha perdido la Diputación de Guipúzcoa y votos en todos los herrialdes llegando casi hasta 70.000…».

Dentro de la frustración, también hay palabras de ánimo: «Sigue existiendo una base extensa desde donde poder recuperarse y avanzar», pero para ello se propone remodelaciones en Bildu que puedan hacer que «el proceso de liberación nacional salga del impasse», así como «una ofensiva político-social en base al poder popular vasco y la rebeldía/subversión». «Para revertir esta tendencia, antes que EH Bildu, Sortu debería salir de lo obsoleto y tener una fuerte remodelación y regeneración encaminada a la construcción de una unidad popular, que no partido al uso», afirma otro.


El vehículo para alunizar en las instituciones

En mayo de 2011 el Tribunal Constitucional dio luz verde a Bildu para que concurriera a las elecciones municipales y autonómicas de Navarra. Fue por seis votos a favor y cinco en contra, en una sentencia que desautorizaba la decisión del Tribunal Supremo, contraria al regreso de los herederos de Batasuna a las instituciones.

Antes, también el Tribunal Constitucional había abierto las puertas de par en par para que Sortu fuera partido legal. Todo ello, pese a las numerosas pruebas aportadas por la Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Policía, que acreditaban que Bildu y Sortu formaban parte de la «hoja de ruta» diseñada por ETA y Batasuna para transitar desde la estrategia de la «lucha armada» a las vías exclusivamente políticas. Entre las pruebas figuraba el acta de una reunión entre cabecillas etarras y Eusko Alkartasuna en la que se sentaron las bases de esta coalición.

De esta manera, el Tribunal Constitucional, con mayoría socialista, allanó el camino para que la marca diseñada por ETA irrumpiera en las instituciones, pese a que los batasunos seguían, y siguen, sin condenar los atentados terroristas. Fue la herencia dejada por José Luis Rodríguez Zapatero.

Desgastar al PNV
Uno de los objetivos iniciales de Bildu, integrado por Sortu, Eusko Alkartasuna y Alternatiba, era desgastar electoralmente al PNV y absorber a Aralar. Éste último ya lo ha conseguido. Todo ello con la pretensión de liderar una mayoría suficiente para imponer, de manera unilateral, la declaración a favor de la independencia del País Vasco.

Como advirtieron los expertos, los dirigentes de la vieja Batasuna no tardaron en aterrizar en los puestos claves de Bildu.