EL CONFIDENCIAL 02/06/16
· En el barrio del Putxet, en el corazón de la zona alta de Barcelona, este movimiento contestatario ha ocupado otra antigua oficina bancaria. El ‘banc expropiat’ como franquicia
El movimiento okupa se hizo con el local hace más de un mes. Se reproduce el esquema del ‘banc expropiat’: una antigua oficina del Banco Central Hispano que quedó cerrada cuando no encajó en la fusión del Banco Santander. Por tanto, lleva más de 10 años cerrada y, de hecho, en su fachada todavía se pueden ver los letreros que había puesto el propietario y que rezan ‘Se vende’. El local no es de un banco, sino de un particular que lo había alquilado a un banco, pero los okupas buscan en su pasado financiero -en este caso muy lejano- un punto para ganar apoyo popular.
Ahora el letrero de ‘Se vende’ comparte protagonismo con otros como ‘Nosaltres també som el Banc Expropiat’ (nosotros también somos el ‘banco expropiado’) o ‘Espai Alliberat’ (espacio liberado). También hay pancartas que anuncian futuras actividades sociales. Pero esta vez no es un barrio de tradición popular como Gràcia, sino el número 386 de la calle Balmes. Para buscar una zona más alta en la capital catalana, hay que irse a Pedralbes.
Así, no es tanto que el barrio de Gràcia se haya pacificado sino que el conflicto se ha mudado a un barrio mejor. En realidad, como explican los vecinos, la okupación se produjo antes del desalojo del denominado ‘banc expropiat’ en Gràcia. Es decir, antes de que se cerrase un conflicto, los okupas ya habían abierto otro frente.
La diferencia es que Gràcia desde los años treinta tiene tradición libertaria, y desde el año 2000 ha habido numerosas algaradas callejeras por diversos motivos. Pero la tradición alternativa del Putxet no va más allá de que alguna rentista vaya a buscar el herbolario más próximo. Como mucho, a lo mejor planearon por la zona el asesinato del sindicalista Salvador Seguí, conocido como el “no del sucre”. Para muestra, un botón: la finca de vecinos en la que se encuentra el nuevo ‘banc expropiat’ tiene portero. En Barcelona, la revolución no ha llegado al Palacio de Invierno, pero sí a los salones de las puestas de largo de las debutantes.
Enroque en el Parlament
Mientras esto pasa en la calle, en el Parlament ayer se enrocaron las posturas. Anna Gabriel exigió al vicepresidente, Oriol Junqueras, que retirase los Presupuestos, algo inédito en democracia. En la CUP se quejan, con razón, de que solo hubo una reunión exploratoria y que nunca se negociaron partidas concretas.
La exigencia se hizo durante una reunión de una hora en la que también participó Puigdemont. Pero ni hubo acuerdo ni Oriol Junqueras está dispuesto a retirar las cuentas. Lo dicho, ni en la calle, ni el Parlament: la CUP no da tregua. El problema es que esta formación es el principal socio de Junts Pel Sí, pero más que un apoyo se ha convertido en su punto débil.
La CUP es incapaz de ver en los Presupuestos de Oriol Junqueras el punto rupturista que quiere la formación de extrema izquierda a todos los niveles
La CUP, además, considera que los presupuestos del antiguo ‘conseller’ Andreu Mas-Colell eran más rupturistas. Los artificios contables del exprofesor de Minnessota eran percibidos por la izquierda radical independentista como desobediencia pura. De manera que en el Parlament la espadas están más en alto, inclusive, que en la calle.
Diferencia política
La diferencia política de la ocupación de Balmes es que esta vez no la van a soportar los sufridos vecinos de Gràcia sino los del Putxet, el votante natural de Artur Mas y Xavier Trias. Y todo ocurre a las puertas de unas generales donde la CUP no se presenta pero CDC sí. Más malas noticias para los convergentes.
Uno de los vecinos, que prefiere no identificarse, explica que los okupas llevan un mes limpiando y modificando el local, que cuenta con dos entradas y un total de 180 m2. “Pero tenemos dos pisos en venta en la finca y ahora, con estos nuevos vecinos, no los vamos a vender en años”, se ha lamentado. Lo dicho, la revolución ha topado con los intereses de la clase alta de Barcelona. Pues sí, al final ha habido un choque de trenes. Pero no los que esperaban los políticos. Fuentes policiales no descartan que otras oficinas bancarias cerradas sean ocupadas en los próximos días, en un efecto dominó que hará que la crisis se extienda como una mancha de aceite, aprovechando la falta de gobierno efectivo en Cataluña.