EL MUNDO 31/12/13
· En noviembre, el Gobierno vasco hizo público su texto definitivo de pacificación
La consolidación definitiva de la paz y sentar las bases para una convivencia normalizada en Euskadi siguen siendo objeto de discordia entre los partidos vascos que se mueven entre los que consideran que se exige poco al mundo de la izquierda abertzale y quienes creen que precisamente solo se pone el foco en ETA.Uno de los exponentes de este desencuentro que se ha vivido, especialmente en la segunda mitad de este año que termina, es la elaboración y aprobación por parte del Gobierno de Iñigo Urkullu de su Plan de Paz y Convivencia, un documento que a día de hoy sólo cuenta con el apoyo del PNV.Un mal presagio sobre el futuro de este documento fue el debate que celebró el Parlamento Vasco a mediados del mes de marzo y en el que, con los votos del PNV y PSE-EE, la Cámara reclamó que el futuro Plan de Paz destacase la declaración de ETA del cese de sus actividades terroristas como hito en este nuevo contexto histórico.En ese pleno, la portavoz de EH Bildu, Laura Mintegi, y la presidenta del PP vasco, Arantza Quiroga, tuvieron un agrio debate, después de que la primera dijera que las víctimas del terrorismo habían tenido un «origen político».El Gobierno vasco presentó en junio su primer texto del plan que, como era previsible, recogió numerosas críticas por parte de todos los grupos de la oposición.El plan, que establece la estrategia de las políticas que va a desarrollar el Gobierno vasco en esta materia, no incluía de origen el denominado «suelo ético» que sirvió la pasada legislatura para lograr un consenso en torno a la pacificación, eso sí, en un Parlamento en el que no estaba la izquierda abertzale.Ese suelo ético, que finalmente se ha incluido en el plan, con la crítica de EH Bildu, proclama el reconocimiento de la injusticia de la violencia, del daño causado y de la dignidad de las víctimas y determina que la consolidación del nuevo tiempo solo será posible con la desaparición definitiva de ETA.Los partidos, PSE-EE, PP y UPyD por unas razones más o menos coincidentes, y EH Bildu, por las contrarias, han mantenido sus discrepancias con este documento, al que también se han opuesto colectivos de víctimas del terrorismo.En noviembre, el Gobierno vasco hizo público su texto definitivo de pacificación que tiene un preámbulo con el citado «suelo ético» en el que se destaca que, de todas las vulneraciones de derechos cometidas en Euskadi, la violencia de ETA merece una «valoración expresa de su injusticia».La contundencia de la deslegitimación del terrorismo no ha sido suficiente para que el Gobierno vasco haya podido atraer al PSE-EE, PP y UPyD, unos porque creen que esa idea no debe limitarse a un enunciado sino que debe ser algo transversal en el plan, y otros porque creen que hay una equidistancia en el trato con otras víctimas.Y es que el plan también hace mención a la necesidad de «reconocer y reparar» otras vulneraciones de derechos, como «las procedentes de las Fuerzas de Seguridad en nombre del Estado, de grupos parapoliciales y de extrema derecha».En el preámbulo del plan se establece la exigencia de la disolución de ETA «sin condicionamiento político» como su «primer objetivo», para lo que aboga por un «desmantelamiento ordenado, seguro y definitivo de sus estructuras militares».Este tipo de afirmaciones demuestran a juicio de EH Bildu que el plan solo pone su foco en una de las violencias, en este caso, la ejercida por ETA.Pero la elaboración de este documento del Gobierno, que ahora ha dicho que es un documento abierto, no ha sido el único desencuentro del Ejecutivo con la oposición en materia de pacificación.Junto con la, ya calmada, polémica por el nombramiento de Jonan Fernández, ex concejal de Herri Batasuna en Tolosa, como secretario general de Paz y Convivencia del Ejecutivo de Urkullu, el Parlamento también es escenario del desencuentro en esta materia.La ponencia de paz que se creó permanece en una situación de inactividad, después de que los socialistas decidieran no seguir participando en ella porque consideraban que EH Bildu ha sufrido una involución en sus posiciones.Ahora solo están presentes en la misma la coalición abertzale y el PNV, ya que el PP y UPyD decidieron desde el principio no participar en ese foro, por considerar que se había rebajado el nivel de exigencia hacia la izquierda abertzale.Por eso, uno de los objetivos de la agenda política vasca en 2014 será por tanto lograr que los partidos recompongan los acuerdos o, al menos, alcancen esos «microacuerdos» a los que le gusta referirse al Gobierno de Urkullu.