Tonia Etxarri, EL CORREO, 17/9/12
El libro de Otegi, una engañosa baza electoral para EH Bildu
Cataluña está en bancarrota y los nacionalistas catalanes dicen que quieren romper la baraja; desengancharse de España como el remedio milagroso contra el paro, la deuda, el déficit, la economía sumergida y el hundimiento del consumo. En el País Vasco, sin embargo, cuya autosuficiencia económica a través del Concierto provoca la envidia de cualquier movimiento secesionista, ha ido sufriendo un rebrote desde que Batasuna ha ido reubicándose en el poder institucional. Justamente ahora que algunos candidatos nacionalistas quieren ocultar el lado más rupturista de su perfil.
Estamos en campaña electoral. Que no se note, que no traspase, que la gente no se asuste y que tampoco se quede en casa. Se mueven en un sinvivir. Tendrán que ir modificando la agenda, seguramente, y desvelando sus planes. Pero, de entrada, Patxi López e Iñigo Urkullu pretendían hablar solo de economía mientras Bildu, que no disimula su propuesta de declaración unilateral secesionista, trata de difuminarse detrás de un libro de Arnaldo Otegi en el que el dirigente de la izquierda abertzale, que fue miembro de ETA, pide perdón a las víctimas si es que les ocasiono algún daño como «portavoz político», pero no como miembro de una banda terrorista que mataba ciudadanos inocentes.
Basagoiti, que ha cargado con la cruz económica de los recortes del presidente Rajoy, no quiere perderse con los prolegómenos y viene avisando desde hace semanas para que sus electores no se equivoquen. No solo es la economía, también la política. Y hablar de política en Euskadi quiere decir que la independencia forma parte de los planes de las dos fuerzas que, según todos los sondeos, obtendrán mayor número de votos: PNV y EH Bildu. Por eso, el líder popular insiste en que la verdadera «prima de riesgo» en Euskadi es la del independentismo. Su convicción es tan firme que piensa dedicar su mayor energía en Álava para ganar en el territorio donde ya el PP gobierna en la Diputación y el Ayuntamiento de Vitoria. Si revalida su triunfo electoral en tierras alavesas, por donde también se presenta Patxi López, tendrá la oportunidad de plantarse ante el foco independentista que ya prendió hace tiempo en Gipuzkoa y podría extenderse, con menor intensidad, a Bizkaia.
Tal como están las cosas en la precampaña vasca, el candidato socialista no podrá instalarse cómodamente en su sillón socialdemócrata para hablar de su gestión como el lehendakari defensor del Estado del bienestar. Porque, aquí, lo que muchos cuestionan no es el Estado de bienestar sino el Estado español propiamente dicho. La semana pasada intentó focalizar la atención exclusivamente en los recortes que no piensa aplicar. Y en un desayuno de trabajo en Bilbao desgranó, para perplejidad de muchos de los asistentes, durante más de 50 minutos sus propuestas y respuestas en materia económica para decir que el País Vasco goza de buena salud (dentro de un orden). Su comparecencia se producía dos días después de la manifestación independentista de Barcelona y, si no hubiera sido por una pregunta con intención, el candidato López habría pasado de puntillas por la cuestión.
Algo similar le ocurrió un día después a Urkullu cuando presentó sus 607 propuestas electorales. Todas económicas. En su caso sorprendió todavía más al tratarse del presidente de un partido nacionalista que luce la marca Euskadi en contraposición a la de España, de la que ha dicho que es un «lastre» y que, como nacionalista que se precia, sueña como Ibarretxe, con un Estado propio vasco que se relacione, de igual a igual con el Estado español. Pero, curiosamente, después de la marea de manifestantes independentistas catalanes se diría que ha ralentizado el diapasón. Como si buscara una campaña plácida en lo político y bronca en lo económico, que es lo más populista, al fin y al cabo, y lo que llega directamente a la cartera (y, de paso, a la papeleta) de los ciudadanos.
Pero el PNV tiene un marcaje muy directo de los herederos de Batasuna que, sin lugar a dudas, le llevarán al terreno de la definición en las aspiraciones soberanistas que, para ellos, son la panacea para resolver la crisis.
Los herederos de Batasuna y sus compañeros de viaje tienen, entre sus manos, un juguete electoral al que piensan sacarle todo el rédito del que sean capaces. Un maquillaje. Una piel de cordero. Un guante de seda. Para los ingenuos. También para los perezosos. Nada menos que un libro de Otegi en el que el exrepresentante de la izquierda abertzale pide disculpas a las víctimas de ETA si, «como portavoz de Batasuna», ha añadido dolor a su sufrimiento. Como portavoz. No como miembro de una banda que mató a 830 inocentes. No hay arrepentimiento porque no reniega de la historia de ETA. El mundo de Batasuna se vuelve a poner en el eje del debate. Patxi López, entre las reacciones de los más crédulos. Y Urkullu hablando de la necesidad de una revisión critica de la historia del terrorismo donde la AVT solo percibe una treta electoral de la izquierda abertzale para no asustar a los votantes que quieren la independencia pero no justifican la violencia. Desde UPyD, Gorka Maneiro, que ve el mismo peligro que el PP de una vuelta a los proyectos soberanistas si gana el PNV y EH Bildu que tanto enfrentaron a los ciudadanos vascos en tiempos de Ibarretxe, pone el punto final. Cada voto a EH Bildu «justifica la historia criminal de ETA», dice. Su lema electoral resulta, sin embargo, optimista: ‘Somos libres’. Que más quisiéramos.
Tonia Etxarri, EL CORREO, 17/9/12