ABC 13/10/16
· Solo Podemos y los presidentes de Cataluña, País Vasco y Navarra se ausentan por motivos políticos
Desde la página 1 Ala llegada de los Reyes a la plaza de Neptuno, desde donde presidieron ayer los actos centrales del 12 de Octubre, Mariano Rajoy recibió a Don Felipe con un «Buenos días, aunque en sentido literal no…». El presidente en funciones se refería a la persistente lluvia que impidió que unos 40 aviones participaran en el desfile aéreo, pero no que miles de españoles disfrutaran en las calles de la capital de la Fiesta Nacional, el día que celebra la comunión de los españoles con sus Fuerzas Armadas y recuerda la historia colectiva que forma parte del patrimonio histórico, cultural y social de la nación.
El Rey, acompañado por la Reina, la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía, fue recibido por primera vez por un presidente en funciones y no encontró en la tribuna de autoridades al líder de la oposición. Tras la dimisión de Pedro Sánchez como secretario general del PSOE, el presidente asturiano y líder de la gestora, Javier Fernández, fue la máxima representación de los socialistas, y saludó a Rajoy. Quedan menos de tres semanas para que expire el plazo para la investidura, y por eso llamó la atención la imagen de los portavoces parlamentarios de PP y PSOE, Antonio y Rafael Hernando, compartiendo paraguas. Albert Rivera, de Ciudadanos, se sentó al lado de ellos.
En cambio, no asistieron al desfile los presidentes de Cataluña, País Vasco y Navarra, como es habitual. El presidente de Galicia alegó motivos personales y el de la Comunidad Valenciana tenía un viaje oficial. Pablo Iglesias se ausentó por segundo año consecutivo. El líder de Podemos, eso sí, no perdió la oportunidad de criticar en un vídeo la «hipocresía» de quienes «se apuntan medallas por ir a desfiles».
En la tribuna de autoridades estaban el resto de presidentes autonómicos y el Gobierno al completo, que durante los casi 300 días que lleva en funciones ha sufrido tres bajas. A todos ellos saludó Don Felipe tras pasar revista al Batallón de Honores, además de las máximas autoridades del Estado. Entre ellas, los presidentes del Congreso y del Senado, y del TC y el TS. No estuvo la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, que este año ha optado por emprender un viaje a Colombia.
Homenaje a los caídos
Como todos los años, el momento más emotivo se produjo durante el izado y homenaje a la bandera y en el posterior recuerdo a todos los soldados que han fallecido por España. Cuatro miembros de la Casa del Rey llevaron la enseña nacional al mástil en el que fue izada mientras sonaban los acordes del himno. Acto seguido, el presentador del acto recitó una oración en memoria de los caídos: «No quisieron servir a otra bandera, / no quisieron andar otro camino, / no supieron vivir de otra manera».
Vestido con el uniforme de capitán general del Ejército de Tierra, Don Felipe depositó una corona de laurel en un monolito con la leyenda «Honor y gloria a los que dieron su vida por España». Mientras, el Batallón de Honores entonaba «La muerte no es el final». Una salva de artillería y la primera pasada de los aviones de la Patrulla Águila, que pintó el cielo de la capital con los colores rojo, amarillo y rojo de la bandera de España, cerraron la primera parte del Día de la Fiesta Nacional.
Entonces comenzó el desfile. Unos 3.400 militares y guardias civiles y 43 vehículos recorrieron el eje Prado-Recoletos, desde Atocha hasta la plaza de Colón, entre aplausos y gritos de «¡viva España!». En cambio, de las 59 aeronaves que estaban previstas en el desfile aéreo solo volaron 23. La intensa lluvia que cayó ayer sobre la capital obligó a reducir la exhibición aérea a los cazas de combate Eurofighter y F18 y los siete aviones de la Patrulla Águila, que en su segunda pasada volvieron a sobrevolar el cielo de Madrid dejando tras de sí los colores de la enseña nacional. Las nubes obligaron a los C101 a volar más bajo de lo habitual.
Unidad Millán Astray
En el desfile terrestre, la novedad fue la presencia de las banderas de los doce países miembros de la Fuerza de Muy Alta Disponibilidad de la OTAN. Los asistentes pudieron ver en vivo y a través de pantallas gigantes el paso de las distinta agrupaciones. La primera estuvo encabezada por una escuadra de gastadores, una unidad de música y un batallón de la Guardia Real. La segunda agrupación estuvo formada por un batallón mixto de la Armada, un escuadrón del Ejército del Aire, una compañía de la UME y reservistas de la Guardia Civil. Tras la tercera agrupación marcharon la Legión y los Regulares, que se caracterizan por sus particulares cadencias de paso. Los legionarios, a 160 pasos por minuto y con el braceo hasta el pico del gorrillo, desfilaron con el carnero «Miura», de tres años de edad, y con la bandera de la unidad Millán Astray. El Ayuntamiento de Madrid quiere quitarle su nombre a una calle. Los Regulares, ataviados con una elegante capa blanca, marcharon a 90 pasos por minuto.
En línea con los últimos años, desde que se impuso la austeridad presupuestaria en 2012, no salieron a la calle los carros de combate. Tras el paso de las unidades a caballo, que cerraron el desfile, los Reyes se trasladaron en un Rolls-Royce al Palacio Real para ofrecer la tradicional recepción a las autoridades.