Vicente Vallés- La razón
- «Lo recomendable cuando se trata de la economía es asumir la realidad»
Es conocido el caso del presidente Rodríguez Zapatero, cuando se negó durante meses a admitir que era una crisis, la crisis financiera que dio sus primeras señales en 2007 y estalló con toda su intensidad a partir de 2008. Como la realidad es tozuda, Zapatero terminó por reconocer lo que todo el mundo ya sabía. El expresidente temía que hablar de crisis terminará por provocarla, en una especie de profecía autocumplida. Y no le faltaba parte de razón. Pero, de la misma forma, no hablar de algo no evita que ocurra, pero sí hace que quien debe tomar medidas a tiempo no las adopte, como se pudo comprobar.
En los últimos meses, el Gobierno ha caído en esa misma tentación. Primero se nos auguraban siderales crecimientos de la economía, que nos devolverían pronto a la situación precovid. Tal cosa no se llegó a producir. Luego aparecieron los primeros síntomas de que la inflación se nos escapaba de las manos. Se nos dijo que sería un problema episódico, y que se resolvería pronto. Pero va a más. Luego se nos negaba que alcanzaríamos los dos dígitos. Ya los hemos superado. Y es ahora, cuando la vicepresidenta Nadia Calviño ha entrado en «fase Zapatero»: «los próximos trimestres van a ser complejos», ha reconocido, y nos advierte de que la inflación ha venido para quedarse una temporada entre nosotros.
Esta novedosa confesión no impide que el presidente Pedro Sánchez prefiera orillar las cifras preocupantes para hablar solo de lo agradable, y calificar como «formidable» el dato del paro en el mes de junio, aunque no haya sido el mejor junio que hemos tenido. En Moncloa, a veces, se les va la mano con los adjetivos.
Lo recomendable cuando se trata de la economía es asumir la realidad. Aceptar que las cosas son como son, y que eventualmente puedan empeorar, es la mejor manera de encarar la situación y adelantarse a los acontecimientos con medidas preventivas. Pero en política es muy tentador dedicar los esfuerzos a apagar el fuego que se declaró ayer, en lugar de limpiar el monte a tiempo para evitar que el incendio se declare mañana.