Miquel Giménez-Vozpópuli
- Al de Waterloo y a su banda les han levantado la inmunidad. Lo curioso es ver quiénes han votado en contra de esa medida
Votóse, contabilizose y rematóse. Cocomocho perdió la primera de muchas de las batallas que todavía han de producirse en su carrera como fugado de la Justicia española. El Parlamento europeo ha dicho que Puigdemont y sus dos comparsas pueden ser extraditados por la Justicia española sin que aleguen su inmunidad parlamentaria. Sería hora. La votación ha quedado en 400 votos a favor, 248 en contra y 45 abstenciones. Eso, en lo que afecta al expresidente de la Generalidad. Lo de Comín y Ponsatí ha ido igual, voto arriba, voto abajo. Dicen los separatas que esto es un triunfo colosal para su causa. Acostumbrados a manipular las cifras y decir que se manifestaban tres millones donde solo había como mucho quinientas mil personas no es de extrañar. Total, que a favor de que se levante la inmunidad han estado los grandes grupos de la Eurocámara: Partido Popular Europeo, socialistas y liberales; en contra, Izquierdas y Verdes. Lo de siempre,
En lo que respecta a los eurodiputados españoles, retro izquierda – memorable definición de Cayetana Álvarez de Toledo – y separatas se han mostrado favorables al golpista. No creo que se extrañe nadie. Al separatismo y a los comunistas les une el mismo odio por España y por su sistema democrático. Los totalitarismos se unen. Así las cosas, han votado en contra los cinco diputados de Unidad Podemos, el eurodiputado de Izquierda, Miguel Urbán, la del PNV, Izaskun Bilbao, el de Bildu, Pernando Barrena, los dos de ERC, Diana Riba y Jordi Solé y, lógicamente, los tres de Junts per Cat, el mismo Puigdemont, Toni Comín y Clara Ponsatí, la que dijo que habían ido de farol.
Lo que no comentarán los voceros de la corrección política es que entre quienes han dado su voto a esta tropa se encuentra el icono de la ultraderecha por antonomasia: Marine Le Pen
Lo que no comentarán los voceros de la corrección política, antes denominada simple y llanamente censura, es que entre quienes han dado su voto a esta tropa se encuentra nada más y nada menos que el icono de la ultraderecha por antonomasia: Marine Le Pen y su Rassemblemant Nationale, formación heredera del Front Nationale fundado por su padre, el ultra Jean Marie Le Pen. Ya dijimos en su día que el primero en visitar a Puigdemont cuando lo encarcelaron en Alemania fue un miembro destacado de la AfD, la filo nazi Alternative für Deutschland. La extrema derecha ve con buenos ojos a estos partidos supremacistas en los que encuentra muchas coincidencias, como sucede con la Lega italiana. Pero los fachas siempre son los demás. Al ladito del inquilino de Waterloo también se han posicionado ultraderechistas eslovenos y flamencos. Lo mejorcito de cada casa.
¿Se imaginan lo que dirían Rahola o Rufián si Le Pen votase a favor de un diputado del PP o de Vox? O como abrirían los informativos de TV3 o los medios del régimen. ¡El fascismo campa a sus anchas, el fascismo ataca, el fascismo no pasará! Porque como ahora resulta que el problema de España es la ultraderecha – repasen todo lo que se dijo este ocho de marzo y verán como no exagero – hay que combatirlo. Bueno, menos cuando apoya a uno de los nuestros. Entonces, se calla uno como un muerto y a vivir, que son dos días.
Algo ha quedado claro: las estrategias astutas sirven de poco y aunque te escondas muy bien siempre te acaban por ver la colita
Que todo esto no forme parte del arsenal dialéctico de los responsables políticos que están a favor de la libertad me resulta incomprensible, al igual que la pervivencia de nuestro Estado de Derecho acabe siempre siendo responsabilidad de la judicatura. Y menos mal que aún quedan jueces y fiscales comprometidos con su obligación de hacer que las leyes se cumplan. Veremos a partir de ahora el recorrido farragoso y lento que justo empieza hoy de nuevo, salpicado de recursos, apelaciones, requerimientos e idas y venidas de Madrid a Bruselas y de Bruselas a Madrid. Será largo. Pero algo ha quedado claro: las estrategias astutas sirven de poco y aunque te escondas muy bien siempre te acaban por ver la colita.
Por cierto, el juzgado de vigilancia penitenciaria número cinco de Cataluña ha revocado el tercer grado que la Generalidad concedió a Junqueras, Turull, Rull, Romeva, Forn y los Jordis según pedía la Fiscalía en un recurso. Lo dijo Sófocles: un Estado donde queden impunes la insolencia y la libertad de hacerlo todo, termina por hundirse en el abismo.
Ahí lo dejo.