HERMANN TERTSCH, ABC – 26/01/15
· Los radicales de izquierda de Syriza rozan la mayoría absoluta y su líder asegura que se ha acabado la era de la austeridad y los dictados de la troika.
· Seguidores del radical Syriza celebran en el centro de Atenas los sondeos que les daban la victoria. Sobre estas líneas, una de las urnas al cierre de la votación.
Grecia votó ayer de forma rotunda en contra de la política de austeridad y reformas de la Unión Europea y en favor del programa de extremaizquierda del joven partido Syriza. Alexis Tsipras, un ingeniero de 40 años, procedente del partido comunista, será el próximo jefe de Gobierno en Atenas tras derrotar a su principal rival, el actual primer ministro Andonis Samarás, líder del partido conservador Nueva Democracia. Alexis Tsipras proclamó ante sus seguidores: «Esta victoria cierra el ciclo vicioso de la austeridad, supone la cancelación de los memorandos de la austeridad y del desastre. Es el fin de la troika». Precisamente, el presidente griego Karolos Papoulias, felicitó a Tsipras tras conocerse los resultados de las urnas.
Sin mayoría absoluta, Syriza (con 149 escaños al cierre de esta edición) podría descargar sobre sus aliados la responsabilidad de los incumplimientos que sin duda han de llegar dadas sus promesas irrealizables dentro de la Unión Europea. Después de Syriza y Nueva Democracia quedó situado «Amanecer Dorado», un partido abiertamente neonazi, antes de otro partido, el centrista «El Río» que quedó cuarto, antes de los comunistas ortodoxos y del Pasok, el partido socialista que marcó durante décadas la política griega. Hace un lustro aún tenía una mayoría absoluta y apenas supera el 4 por ciento. El resultado de ayer es una victoria histórica de un partido de extrema izquierda y cuadros comunistas en unas elecciones libres en una democracia europea, 25 años después de la caída del Muro de Berlín y de los regímenes comunistas. Es también la primera llegada al poder de uno de los muchos partidos populistas extremistas que han surgido en numerosos países de la Unión Europea. Con postulados que en muchos casos violan los principios de la comunidad política de derecho que es la Unión Europea.
Gran incertidumbre
Se rompe así también la regla no escrita de la moderación y lucha en el centro entre izquierda y derecha en la política de las democracias europeas desde el final de la Segunda Guerra Mundial. La polarización que pueda resultar de ello, del auge derechista en el norte e izquierdista en los países pobres del sur, supondría un nuevo y serio desafío para la cohesión europea. También surgen problemas para la política de defensa común. La dirección de Syriza está compuesta por enemigos acérrimos de la OTAN. Solo había dos cosas ciertas ayer, la victoria de Syriza y que se abre para Europa un periodo de gran incertidumbre.
Tras una campaña que comenzaron
supuestamente empatados, los radicales de Syriza cogió la delantera a pocos semanas y amplió al final su diferencia. Los griegos, hartos de una terrible crisis que desde hace seis años ha hecho caer el PIB en un 25 por ciento, ha dejado al 25 por ciento en el desempleo y al 50 por ciento de la juventud, han creído en el mensaje de inmensa ilusión de quien les ofrece acabar con la austeridad de inmediato y abrir los grifos de la ayuda pública a todos los sectores más desfavorecidos. Y al mismo tiempo que aumenta el gasto promete abolir impuestos, entre otros el tan dramático sobre la vivienda.
Además, promete «poner fin a la humillación» como en campaña ha llamado a la denuncia de todos los compromisos de reforma aceptados para los rescates por parte del gobierno anterior. Los 240.000 millones de euros que los socios han invertido en impedir que Grecia quebrara, sin acceso a los mercados internacionales, no han sido tema en la campaña. En la que Syriza ha sabido hacer olvidar las responsabilidades de la sociedad griega y ha culpado solo a los oligarcas y a los poderes extranjeros. Por eso entre las banderas principales estaba el desafío a los países del norte y, muy especialmente, a la Alemania de Angela Merkel, convertida por la izquierda griega en el mayor enemigo y fuente de mucho mal y sufrimiento de un país injustamente maltratado por imposiciones y un supuesto «diktat» alemán que Syriza no ha dejado de comparar con las imposiciones durante la invasión de Grecia por los nazis.
La primera reacción de Syriza al conocer su victoria ha sido muy significativamente el anuncio de que «el acuerdo con la troika ya está muerto». El partido de Alexis Tsipras proclamó que «la campaña de la esperanza ha ganado a la campaña del miedo».
Expulsar a Grecia
No todo son lamentos en los países septentrionales de la Unión Europea ante la victoria del extremismo izquierdista en Grecia. Son muchos los que la ven como la gran oportunidad de expulsar a Grecia de la moneda única, lo que muchos desean desde hace años. Lo que además sería un claro mensaje para todos lo demás miembros. Entre ellos a España. De ahí que Tsipras no vaya a encontrar mucha flexibilidad en Europa. Y será él, que es quien a partir de ahora debe pagar a fin de mes la facturas y los salarios, quien deba explicar a los griegos que no todo es tan fácil como en campaña. Su primera labor será en los próximos meses rebajar las expectativas de su electorado. A no ser que sí se decida al enfrentamiento y la salida del euro que durante la campaña siempre ha descartado. Y lo ha hecho porque la cúpula de Syriza ha logrado difundir con credibilidad, se verá con cuánto fundamento, que Europa cederá.
Así pues se ha producido lo que temían en Grecia y en Europa quienes creían que la lenta recuperación podría llevar a buen puerto. Por mucho que Andonis Samarás no fuera especialmente querido por nadie en Europa y nadie haya olvidado su oportunismo en pasadas épocas, era la esperanza de muchos de poder dar tiempo a tener resultados a la reformas del rescate. No ha sido así.
Han tenido razón quienes ya preveían, dentro y fuera del país, que la ruptura del tejido social en Grecia, la gran lentitud y dificultad de todo proceso de mejoría y la irrupción en el escenario político de la oferta populista de extrema izquierda invitaban a un cambio radical. Además, el recuerdo del desastroso legado del partido Nueva Democracia en anteriores gobiernos, especialmente entre 2004 y 2009, lo ha pagado Samarás, que no ha tenido credibilidad para pedir paciencia a un pueblo agotado y hastiado que quiere buenas noticias. Que es lo que ha votado la mayoría de los griegos.
HERMANN TERTSCH, ABC – 26/01/15