Los tiempos y los ritmos han cambiado, pero los partidos de Cataluña y País Vasco aún se miran unos a otros como si Vitoria y Barcelona fueran reflejos del mismo espejo político. El fenómeno volvió a certificarse ayer con las reacciones que suscitaron en Cataluña los resultados electorales vascos y que evidenciaron las divisiones en el seno del Govern. Las diferencias afloran, además, cuando el independentismo catalán afronta una semana clave para el proceso soberanista por la cuestión de confianza a la que los días 28 y 29 se enfrenta el president de la Generalitat, Carles Puigdemont.
Volvió a tensar las costuras del Ejecutivo y del soberanismo el conseller de Cultura, Santi Vila, conocido por ser uno de los versos sueltos del procés por su autoreivindicada moderación, su rechazo a los acuerdos con la CUP y su reiterada voluntad de llegar a acuerdos antes de optar por las vías del referéndum y la unilateralidad. Una actitud que le ha costado críticas por «desleal» de sectores del independentismo, pero de la que ayer el también ex alcalde de Figueres volvió a hacer bandera para priorizar en Cataluña una senda centrista y una respuesta «liberal progresista» por encima de la «revolucionaria».
Vila aprovechó su perfil en la red social Twitter para celebrar que «en Euskadi y en Galicia el electorado premia los perfiles centristas». También se preguntaba si se trata del inicio de «un ciclo nuevo» en la política y finalizaba con un «¡ojalá!». Su elogio a la moderación de un Iñigo Urkullu que durante la campaña electoral no escondió sus reticencias a la «confrontación» por el proceso catalán le valió decenas de críticas en la red.
Con la cuestión de confianza de Puigdemont en el horizonte más próximo, ninguno de los ataques a Vila procedió de las primeras filas independentistas ni de compañeros del Govern. El ex diputado de la CUP y asesor de Bildu durante la campaña electoral David Fernàndez se limitó a enviarle un mensaje irónico –«céntrate, conseller, céntrate»– a través de la misma red social. En ERC, socios de CDC en la coalición Junts pel Sí (JxSí), optaron por guardar silencio y no agrandar la brecha en el seno del Govern.
Sí se encargó de alimentar la polémica la periodista Pilar Rahola, una de las principales portavoces mediáticas del proceso soberanista, quien afeó a Vila los elogios al líder del PNV a tres días de la cuestión de confianza de Puigdemont. «Loar a Urkullu a las puertas de la moción de confianza, cuando todos los adversarios lo ponen como modelo contra el procés, no es demasiado bonito». También tachó de «misil a [Artur] Mas y al president Puigdemont» el mensaje del conseller. Vila se defendió: «El éxito del procés dependerá de si lo lideramos liberales progresistas o revolucionarios. El president tiene a pocos tan leales como yo».
Las palabras de Vila también abrieron ayer el debate sobre la diferencia entre los pactos para garantizar la gobernabilidad en el País Vasco y el caso catalán, donde la coalición JxSí mantiene una frágil alianza con la CUP para sostener a Puigdemont mientras mantenga vivo el proceso soberanista. Urkullu prevé evitar un modelo similar y descarta como eventuales socios a Bildu. Al contrario, el líder nacionalista tenderá la mano de nuevo a los socialistas vascos, garantía de que el PNV no tanteará la independencia como prioridad. Una fórmula que el PSC volvió ayer a reclamar para Cataluña, tal y como ha hecho desde que el proceso soberanista arrancara en 2012,
El PSC elogió la victoria por la vía «moderada» del PNV y reclamó a Carles Puigdemont que imite la estrategia de los nacionalistas vascos. «Los planteamientos de Urkullu son bien diferentes de los nacionalistas e independentistas catalanes», sostuvo el presidente del PSC, Àngel Ros, que en su análisis de los resultados electorales defendió que la victoria del PNV se fundamentó en evitar el choque con el Ejecutivo central. «Defiende más autogobierno y prioriza el empleo y la superación de la crisis, muy al contrario que la hoja de ruta del president», zanjó Ros.
Aunque fue objeto de diversos mensajes directos a lo largo del día, Puigdemont eludió ayer realizar interpretación alguna sobre las elecciones vascas y no se salió de las felicitaciones de rigor al PNV. El president sí aprovechó la oportunidad para enviar un dardo a Ciudadanos por sus malos resultados en Galicia y el País Vasco. «C’s ha sacado cero escaños en Euskadi y Galicia porque no han ido a votar la Euskadi y la Galicia reales. Si no, habrían arrasado».
12 DE OCTUBRE EN UN FEUDO DE COLAU
La plataforma Societat Civil Catalana (SCC) celebrará el 12 de Octubre en el distrito de Nou Barris, uno de los feudos de Ada Colau en Barcelona – obtuvo el 34% de los votos – , para reivindicar el «carácter festivo y popular» de la festividad.
Los organizadores criticaron ayer al Ayuntamiento de la capital catalana por ponerles trabas mientras que a los grupos independentistas «les ponen una alfombra de piel». Pese a ello, invitarán a Colau y a Carles Puigdemont a participar en el acto.