Paloma Esteban-El Confidencial
Se dirigió a los nuevos representantes del Parlament recordando que «no se pueden imponer ideas» ni dejar que estas «rompan familias». Pidió, sobre todo, «pensar en el bien común»
El tradicional mensaje del Rey en Nochebuena —el más importante que protagoniza el jefe del Estado cada año— llegó en un momento de especial trascendencia este 2017: apenas dos días después de las elecciones autonómicas en Cataluña y cuando las fuerzas independentistas revalidaron la mayoría en escaños pese a que ninguna de ellas ganó las elecciones. Como no podía ser de otra forma, Felipe VI dedicó gran parte de su intervención a la cuestión catalana, sin eludir a ninguna de sus aristas más relevantes, pidiendo no repetir errores el pasado que solo generan “discordia, incertidumbre y empobrecimiento” y apelando a abrir una nueva etapa de convivencia en la sociedad catalana “tan diversa y plural como es”.
Se dirigió a los nuevos representantes en el Parlament elegidos el 21-D y les pidió abrir un nuevo camino lejos del enfrentamiento para “recuperar la serenidad y la estabilidad” que tanto necesita Cataluña y el resto de España. Desde el salón de audiencias del Palacio de la Zarzuela y a través de 1.431 palabras, estos fueron los principales mensajes que el Rey lanzó a los dirigentes secesionistas y, especialmente, al ‘expresident’ Puigdemont que, por ahora, continúa en Bélgica.
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“No se pueden imponer las ideas propias”
Contra el relato insistente de los independentistas, el Rey insistió en que España “es hoy una democracia madura” y recordó que en ella “cualquier ciudadano puede pensar, defender y contrastar sus opiniones e ideas; pero no imponer las propias frente a los derechos de los demás”. Sin duda para darle la vuelta al argumento muchas veces machacón de las fuerzas soberanistas que tan a menudo apelan al “mandato democrático” del 1 de octubre (el referéndum ilegal) mientras que el 21-D obtuvieron más votos las fuerzas no independentistas.
“Pensar en el bien común de todos” Precisamente el Rey recuerda que los nuevos representantes en el Parlament emanados de las urnas deben afrontar “los problemas que afectan a todos los catalanes” y lo deben hacer “respetando la pluralidad y pensando con responsabilidad en el bien común de todos”. El escrutinio de la noche electoral permitió ver ya en la madrugada del pasado jueves que los tres partidos independentistas (Junts per Catalunya, Esquerra Republicana y la CUP) obtenían una mayoría de escaños y se referían ya a continuar con el desafío secesionista y culminar la “república catalana”.
Lo que sucederá en los próximos días todavía está por ver. Pero con toda seguridad estos tres partidos negociarán para elegir un candidato a la investidura que contará con los votos suficientes. Los seguidores de Puigdemont quieren que repita aunque si regresa a España desde Bruselas la orden de detención del juez pesará sobre él. Con todo, el monarca hace hincapié en “pensar en el bien común de todos” porque, en efecto, hay una mayoría de catalanes que votaron a fuerzas políticas contrarias a la independencia y por ellos, insiste, también debe actuar el nuevo Govern.
“El enfrentamiento no puede volver”
En las próximas semanas realmente se verán las intenciones (nuevas o no) del futuro gobierno catalán. Eso quiere decir que las fuerzas independentistas deberán dejar claro si están dispuestas a volver al marco de la legalidad y respetar el Estado de Derecho. En este sentido, Felipe VI lanza una de las principales advertencias en su discurso navideño al afirmar que el camino (el que empieza ahora, después del 21-D) “no puede llevar de nuevo al enfrentamiento o la exclusión (de una parte de la sociedad, insiste” porque eso como es sabido dice, “solo genera discordia, incertidumbre, desánimo y empobrecimiento moral, cívico y económico de toda una sociedad”.
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“Que las ideas no separen a familias y amigos”
La ruptura de la sociedad a causa de la crisis catalana es con seguridad la cuestión que más preocupa al jefe del Estado. Como explicaban expertos constitucionalistas a este diario, lo esperado era que el Rey enviara palabras de certidumbre y tranquilidad a la sociedad a la que el bloqueo político preocupa tanto. Y justamente lo que hizo fue insistir en que los nuevos dirigentes deben “conducir a que la convivencia en la sociedad catalana, tan diversa y plural como es, recupere la serenidad, estabilidad y el respeto mutuo” para que “las ideas no separen a familias y amigos”. El drama que muchas de ellas viven hoy en esta comunidad autónoma es lo más urgente de solucionar.
A todas esas personas ya se dirigió el Rey en su discurso del 3 octubre tras la celebración del referéndum ilegal cuando aseguró que “ni están solos, ni lo estarán”, reiterando el “apoyo y la solidaridad” del resto de ciudadanos españoles para superar “momentos difíciles”.
Recuperar el prestigio y la imagen de Cataluña
Este es sin duda otro de las mandatos que el Rey lanza en el mensaje de Nochebuena. Afirma que ese camino será el que lleve a “recuperar el prestigio y mejor imagen de Cataluña, la confianza” y reafirmará “los valores que la han caracterizado siempre: capacidad de liderazgo y esfuerzo, espíritu creativo y vocación de apertura”. Felipe VI pone el foco en los ‘destrozos’ económicos, sociales y de imagen exterior que el procés y el intento de secesión están ocasionando en una comunidad autónoma tan relevante como Cataluña. Con estas palabras insiste el monarca en la necesidad de que los dirigentes que gobiernen desde las próximas semanas (cuando haya un acuerdo) la región deben apostar por devolver estabilidad y certidumbre que permitan volver a ella a las más de 2.000 empresas que se han marchado y al mismo tiempo el turismo —uno de los principales motores económicos en la comunidad y en el resto del país— se recupere.