EL MUNDO 13/02/14
· La banda preparó en su día un vídeo con el cierre de uno de sus zulos de armas
El grupo de verificadores internacionales encabezados por el profesor Ram Manninkaligham acompañado por su promotor, el controvertido abogado sudafricano Brian Currin, se desplazará hasta el País Vasco la próxima semana para anunciar un gesto de ETA que pudiera estar relacionado con el desarme de la organización. En palabras empleadas por la propia banda terrorista en su comunicado publicado del pasado sábado, se tratará de un «gesto significativo», aunque fuentes de la lucha antiterrorista indican que podría tratarse apenas de un paso simbólico que la banda terrorista pretende rentabilizar al máximo.
Según las fuentes consultadas, la organización terrorista ya hace meses decidió difundir un vídeo en el que quedaba constancia del cierre de uno de los zulos en los que guarda los explosivos robados antes del cese definitivo y las armas que robó en Bauvert durante la tregua de 2006. La difusión de este vídeo o incluso el señalamiento o la localización de otros almacenes suyos podrían constituir el gesto al que se refiere la organización, a menos que en las últimas semanas sus dirigentes hayan decidido ir más lejos.
La actividad de los mediadores y de los verificadores será más amplia, formará parte de toda una campaña relacionada con lo que ETA denomina las «consecuencias del conflicto» porque participarán en varias reuniones con los agentes vascos y ayudarán a escenificar también algún acto relacionado con los huidos de la organización. Se trataría de la segunda parte de la convocatoria que tuvo lugar en junio en Biarritz en el que durante tres horas unos 50 miembros de ETA exigieron que «todos los procesos judiciales y las extradiciones sean anulados», que se les garantizase libertad de movimientos y, sobre todo, explicar «su relato de lo ocurrido» a la sociedad vasca.
Todos los presentes en el acto celebrado en Francia excepto dos –que fueron detenidos dos días después– tenían sus papeles en orden, sus delitos habían prescrito, no tenían causas pendientes en la Audiencia Nacional y habían pasado por los consulados, con permiso de ETA, para regularizar su situación y poder regresar al País Vasco. El motivo que les retenía en Francia era un motivo propagandístico, el uso del victimismo para presionar al Ejecutivo español. Según las fuentes consultadas, esa segunda parte podría ser el regreso de un grupo de estos huidos.
El grupo de verificadores internacionales, auspiciados y elegidos por la izquierda abertzale, recuperan así su protagonismo después de varios meses de silencio obligado por la actitud de la organización terrorista que se negó a hacer caso de sus recomendaciones. Una representación de los verificadores internacionales dirigidos por el profesor Manninkalingham se trasladó reiteradamente a Oslo durante dos años hasta marzo del pasado año para reunirse con la cúpula de ETA formada por David Pla, Iratxe Sorzabal y por Josu Ternera en unas conversaciones que estuvieron amparadas por el Gobierno noruego.
Durante todo ese tiempo intentaron arrancarle a la organización algún compromiso para una disolución futura o algún paso relativo a su desarme. Sin embargo, todos sus esfuerzos fueron infructuosos. Los dirigentes de la organización terrorista que fueron los primeros interesados en querer internacionalizar el conflicto buscando mediadores internacionales que actuasen como testigos de fiar, desoyeron todos sus argumentos dejando claro que su intención era únicamente instrumentalizarlos. Los dirigentes de la organización recordaron a los verificadores que estaban allí solamente para dejar constancia de que ETA no atentaba y que el resto de los pasos que diera la organización tenían que estar sujetos a una negociación con el Gobierno.
Tras muchos intentos, secundados también por la izquierda abertzale que, una vez legalizada, quería resolver una situación que podía traerle complicaciones –por descontrol o por tensiones internas–, los verificadores se rindieron y se trasladaron al País Vasco para comunicarle al lehendakari Urkullu que la intransigencia de ETA hacía que su trabajo resultase imposible.
El Gobierno noruego expulsó a los etarras de su territorio y los verificadores estudiaron la posibilidad de disolverse. Iñigo Urkullu les pidió que esperasen hasta el mes de septiembre. Pasó el plazo y ETA siguió retrasando sus anuncios. El 28 de diciembre los presos dieron un primer paso, después la banda anunció que reducía sus estructuras al aparato político y se especuló con un gesto de desarme que tenía que haberse producido en verano.
Los verificadores no han vuelto a ponerse en contacto directo con la organización pero Sortu ha tenido buen cuidado en mantenerles informados de cuáles van a ser los próximos pasos y ahora van a ayudar a su escenificación.