Los viejos convergentes ‘huyen’ del nuevo partido de Artur Mas

EL CONFIDENCIAL 14/11/16

· “La gente no quiere ni oír hablar del nuevo partido”. Puesto que no es tan fácil: la ley de protección de datos impide el vuelco automático de los ficheros de los antiguos afiliados de CDC

Los viejos militantes de Convergència, como los viejos rockeros, nunca mueren. Ni se cambian de chupa. El nuevo partido de Artur Mas, Partit Demòcrata Europeu Català (PDECAT) —o como se llame al final, puesto que este no es su nombre definitivo hasta que haya resolución administrativa—, no consigue arrastrar a los tradicionales afiliados que tenía la veterana formación, que hasta hace poco era el partido más fuerte de Cataluña. Hoy, el PDECAT no es ni la sombra de lo que fue la vieja Convergència Democràtica (CDC).

Varios veteranos militantes y excargos convergentes consultados por El Confidencial admiten que “la gente no quiere ni oír hablar del nuevo partido y es remisa a afiliarse”. Porque la cosa no es tan fácil: la ley de protección de datos impide que los ficheros de los antiguos afiliados de CDC se vuelquen automáticamente en los ficheros del PDECAT.

Uno de los militantes consultados escenifica la situación muy gráficamente. “Artur Mas es quizás el mejor político que hay hoy en Cataluña. Pero ha cometido varios errores de bulto. Uno de ellos es el cambio de nombre del partido. Hay entidades que han tenido todos sus últimos presidentes imputados o procesados y no se les ha ocurrido cambiar el nombre de esas entidades. Y el nombre de Convergència debería haber continuado, porque representa un trozo de la historia de Cataluña”.

«Al frente del partido hay gente con poco peso político o, al menos, con muchos menos peso político que otros dirigentes que han quedado arrinconados»

Otro veterano ex alto cargo apunta también: “La mayoría estamos de acuerdo con Artur Mas en la hoja de ruta, pero no en otras decisiones que tomó, como el pacto con la CUP o el cambio de nombre. Además, al frente del partido hay gente con poco peso político o, al menos, con mucho menos peso político que otros dirigentes que han quedado arrinconados. Y eso redunda en perjuicio del PDECAT. Hemos perdido pistonada”.

Las fuentes coinciden en asegurar que menos de la mitad de los antiguos militantes de CDC se han pasado a la nueva formación. En un principio, se había dicho que CDC tenía casi 30.000 afiliados; luego, la cifra se rebajó a los 21.000 y, por último, se apuntó a casi 16.000. De ellos, según los cálculos realizados por algunos sectores del partido, “unos 6.000 o 6.500 son los que se han apuntado al nuevo PDECAT. A ellos hay que sumar alrededor de 1.000 que nos vienen del partido Reagrupament [que había fundado Joan Carretero, exdirigente de ERC escindido]», que se integró en la nueva formación.

«Hay menos militantes ahora que en CDC. Pero más que reticencias, aún hay gente que no ha dado el paso de la nueva afiliación y hay que ir a buscarla»

Y luego, otros 2.000 o 2.500 ‘de aluvión’, es decir, que se han afiliado y que provienen de otros partidos o que no habían estado afiliados. En total, pues, el PDEC tiene unos 10.000 militantes, y eso con una contabilización muy generosa”. Eso significa que únicamente algo más de la tercera parte de la antigua Convergència quiere embarcarse en la nueva aventura de Mas. ¿Significa eso que hay desconcierto? “No. Simplemente, estamos en contra de la decisión de enterrar a CDC”. Fuentes del PDECAT, en cambio, señalan que “hay menos militantes ahora que en CDC. Pero más que reticencias, habría que decir que aún hay gente que no ha dado el paso de la nueva afiliación y a esa gente hay que ir a buscarla. Todo es cuestión de tiempo”.


Reestructuración de personal
El tema se complica con una reestructuración de trabajadores que planea sobre la plantilla del nuevo partido. En algunos círculos, se calcula que puede ir a la calle un tercio del personal de la formación, aunque de momento no hay nada en firme. “Eso no lo sabremos hasta que comiencen oficialmente las conversaciones entre el partido y el personal”, afirman en fuentes oficiales de la formación.

De todos modos, apuntan a que es lógica la medida. “En estos momentos, nos encontramos con que ha comenzado la liquidación de CDC como partido. Y ahí había una serie de trabajadores que pasarán al PDECAT. Pero para la nueva estructura, también se había contratado gente. Por tanto, se ha de adecuar la plantilla al volumen de la formación. En otras palabras, se ha de hacer un partido sostenible, y por eso se ha pensado en realizar una reestructuración”.

En fuentes oficiales se niega que el recorte de plantilla tenga algo que ver con la afiliación. “Con una cuota de 80 euros anuales, los ingresos por afiliación no son muy elevados. Estamos hablando de cifras muy superiores las que hay que cuadrar, por lo que se hace necesaria la reestructuración formal”.

En algunos círculos de los viejos convergentes, sin embargo, se comienza a mirar hacia otro lado. “El militante de CDC nunca ha sido independentista, sino nacionalista o catalanista, como se le quiera llamar. Y desconfía de la ruptura. Convergència siempre apostó por el pacto y la moderación. De ahí que CiU fuese siempre el ‘pal de paller’ [el partido nuclear] de la política catalana. Y continúan pensando lo mismo, aunque una parte de ellos sigan al líder que les lleva ahora hacia la independencia. Pero eso pasará, como el sarampión, y a medio plazo volverán a apostar por un partido de centro”.

La aparición del movimiento Lliures, que promueve el exdirigente y exconsejero Antoni Fernández Teixidó, es una prueba de esa vuelta a la centralidad política. De momento, a Teixidó le han seguido algunos cuadros cualificados de CDC. Pero sobre la mesa ya hay como nuevos fichajes el nombre de un conocido exdiputado convergente en Madrid e incluso el de un actual consejero del Gobierno catalán. La vuelta a la centralidad, para algunos, se adelanta al futuro inmediato.