Los violentos de siempre

FLORENCIO DOMÍNGUEZ, EL CORREO 01/04/14

· Los ecos de los disturbios registrados en Bilbao el pasado 3 de marzo, con motivo de la celebración en el Guggenheim de la cumbre económica internacional, no han cesado todavía. La consejera de Seguridad tuvo que volver ayer al Parlamento para dar explicaciones sobre unos sucesos que han provocado conflictos entre el Ejecutivo y la oposición, por un lado, y entre el Gobierno y los sindicatos policiales, por otro. Eso al margen de los daños materiales causados y del coste en imagen pública de la capital vizcaína y de la propia Ertzaintza.

Las explicaciones de la consejera sobre los incidentes de Bilbao se producen cuando están frescos otros episodios similares, aunque de más calado, que se han producido recientemente en Madrid y que muestran la existencia en España de sectores radicales que han hecho de la violencia urbana su instrumento de acción. El País Vasco ha tenido que convivir durante mucho tiempo con ese tipo de violencia utilizada como complemento del terrorismo letal de ETA. Sectores de la izquierda abertzale han utilizado este instrumento a discreción y se han convertido en fuente de inspiración para otros grupos radicales del resto de España.

El cese de la actividad terrorista de ETA ha traído una disminución sustancial de la violencia callejera. La consejera de Seguridad, el pasado 14 de diciembre, contabilizó ante el Parlamento vasco 206 actos de violencia callejera, de los que sólo atribuyó 14 al entorno de ETA. La mayoría, según dijo, estaban relacionados con demandas sociales y laborales. Según este criterio, los incidentes del 3 de marzo en Bilbao tampoco habría que relacionarlos con los grupos tradicionales del entorno de ETA, a pesar de que el perfil de los detenidos ese día por la Ertzaintza se correspondía con el de esos sectores. A ellos apuntaba este fin de semana el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, al señalar que los sucesos de Bilbao se correspondían al «modelo de Bildu» para Euskadi.

La gran mayoría de esos actos violentos contabilizados como protestas sociales son protagonizados por los grupos que han operado tradicionalmente a la sombra de la izquierda abertzale y de ETA. Antes pintaban ‘gora ETA’ y ahora pintan ‘fuego al capitalismo’, pero son los mismos sectores. De lo contrario habría que entender que el final de ETA ha abierto el camino a una explosión social de incidentes violentos que no se daban cuando la banda estaba en activo. Pero en la práctica no es fácil establecer una distinción entre los ataques de antes y los de ahora.

En mayo, coincidiendo con una convocatoria de huelga de los sindicatos nacionalistas, un grupo de encapuchados atacó cuatro oficinas bancarias en Ondarroa destrozando lunas y cajeros. ¿Son distintos de los que en el pasado han hecho lo mismo en protesta por unas detenciones o por cualquier suceso relacionado con ETA? ¿Es diferente el corte de catenaria registrado en Araia en noviembre pasado por los presos de Sevilla II de los cuatro cortes de catenarias habidos en mayo por la huelga citada?

Lo que ha ocurrido, seguramente, es que se ha producido un enmascaramiento del origen de los nuevos incidentes de violencia que se presentan como antisistema, pero los cometen los mismos de siempre o sus sucesores.

FLORENCIO DOMÍNGUEZ, EL CORREO 01/04/14