Los yihadistas mantienen a Bruselas en estado de sitio sin disparar ni un tiro

ABC – 24/11/15

· La capital europea sigue paralizada y en máxima alerta por el temor de las autoridades belgas a un ataque terrorista masivo como el de París.

· Alerta máxima hasta el próximo lunes El Gobierno mantendrá la alerta máxima en Bruselas hasta el próximo lunes, pero a partir de mañana se volverán a abrir el metro y los colegios.

Los bruselenses vivirán hoy la cuarta jornada de alerta total, con metro, colegios y grandes centros comerciales cerrados y el nivel de vigilancia se mantendrá hasta el próximo lunes. La sospecha de un ataque terrorista se ha convertido en una certeza de caos rozando ya la alarma social. A pesar de la probada paciencia de los ciudadanos de este país, la situación se le está complicando al Gobierno belga, que había apelado al «riesgo cierto» de un atentado para poner la capital de Europa patas arriba. Y que tiene que encontrar ahora un camino para volver a la normalidad aunque no haya logrado el objetivo que perseguía: detener a Salah Abdeslam, el único terrorista vivo de los que perpetraron los ataques de París el 13-N y el hombre más buscado de Europa en estos momentos. Una situación embarazosa para las autoridades de este país, ya que los yihadistas han conseguido mantener a Bruselas en virtual estado de sitio sin disparar un solo tiro. Una victoria psicológica de los terroristas.

El primer ministro, Charles Michel, compareció ayer para anunciar que la alerta máxima (nivel 4) se mantendrá hasta el próximo lunes, pero que a partir del miércoles se volverán a abrir el metro y los colegios, con medidas de seguridad reforzadas. No necesariamente con «habitaciones seguras» para que puedan esconderse todos los alumnos como ha llegado a proponer la ministra de Educación estos días, lo que ha aumentado notablemente la inquietud de los padres, pero sí desplegando a policías y militares en la entrada de los centros.

Michel insistía en que su objetivo es hacer que los ciudadanos puedan «llevar una vida los mas normal posible en condiciones de seguridad» y, ante el afloramiento de los primeros comentarios algo críticos, se defendía diciendo que «las medidas que hemos tomado hasta ahora han permitido evitar una tragedia». El primer ministro insistía en que con esta acción «no queremos dejar ganar a los terroristas paralizando el país». Aunque se puede decir que esto es exactamente lo que han hecho. Ayer, las avenidas que descienden hacia el centro y puntos emblemáticos como la estación del Sur estaban increíblemente desiertas. Los principales ejes de la capital estaban muchos menos concurridos que en un día habitual y en la zona de comercios de lujo de la Avenida Louise no se veían más que persianas bajadas. Aunque el Gobierno no ha recomendado cerrar los centros comerciales, algunos distritos de la capital sí lo han hecho.

Incoherencias

El ministro del Interior, Jan Jambon, también se defiende de la aparente incoherencia que significa que se mantenga el máximo grado de alerta, mientras se recomienda a la gente que vuelva a la normalidad: «No es una incoherencia. Queremos que la vida cotidiana continúe, pero con seguridad. Se tomarán medidas para que el miércoles se abran escuelas y el metro. Es el precio de esta amenaza pero queremos maximizar la protección de los ciudadanos y las instituciones para que la vida pueda continuar».

En Bélgica el proceso para determinar el grado de alerta antiterrorista es –como tantas otras cosas– particularmente complicado. El Organismo de Control y Análisis de la Amenaza (OCAM, en francés) determina el nivel de alerta sobre la base de las informaciones que recibe de los servicios de inteligencia civiles y militares. Depende al mismo tiempo del Ministerio del Interior y del de Justicia, pero toma sus decisiones de manera autónoma. El dictamen del OCAM llega al Centro de Crisis, que es el que propone qué medidas corresponden a esta situación y después es el Gobierno reunido como Consejo de Seguridad Nacional el que toma la decisión de aplicarlas. Sin embargo, en este caso han sido los ayuntamientos los que han intervenido de forma directa en el debate, ya que se han negado a que se reabriesen las guarderías y los colegios si no aumentaba la vigilancia.

Lo peor es que, después de tres días de alerta, el resultado en términos policiales es –que se sepa– bastante escaso. Diecisiete de los veintiún detenidos ya han sido liberados sin cargos. Solo uno ha sido arrestado formalmente por pertenencia a una organización terrorista, aunque no en relación con el caso. No se han encontrado ni armas, ni explosivos, ni indicios serios que permitan tener pistas sobre el paradero del terrorista de nacionalidad francesa y residente en el barrio de Molenbeek. Como no se conocen las informaciones de las que disponen los servicios de seguridad, no se sabe ni puede que se sepa nunca cuáles eran los datos reales de la amenaza inminente que supuestamente pesaba sobre la ciudad. La Fiscalía belga ha sido mucho menos transparente que la francesa. El mensaje del Ejecutivo es pedir confianza ciega a los ciudadanos. Por ahora nadie se la ha negado.

ABC – 24/11/15