Los veteranos que asistieron a la ceremonia le saludaron calurosamente. Después, Emmanuel Macron se encerró en su despacho con una tarea mucho más difícil: seleccionar a los 577 candidatos que su nuevo partido presentará en las legislativas de junio, una batalla en la que se juega en gran medida el éxito o el fracaso de su presidencia.
Al nuevo presidente de Francia le faltan nombres y se muestra abierto a reclutar candidatos ajenos a su partido.
Los representantes de eso que llaman vieja política ya afilan sus dientes. Son diputados desde hace años, algunos desde hace décadas, y conocen perfectamente su circunscripción y sus electores.
Se sienten con ventaja frente a los novatos de ¡La República en Marcha!, el nombre con el que ha sido rebautizado de cara a las elecciones legislativas el movimiento fundado por Macron en abril del año pasado.
El presidente electo prometió que la mitad de sus candidatos serían mujeres y que más o menos la mitad procederían de la sociedad civil, es decir, de ámbitos ajenos a la política. Por el momento, los números no salen.
Ayer decidió que alcaldes, concejales y consejeros regionales podían considerarse «sociedad civil». «La condición es que no se hayan presentado nunca a unas elecciones legislativas y, evidentemente, que su historial judicial esté limpio», explicó Jean-Paul Delevoye, presidente de la comisión de investiduras del partido.
Delevoye reconoció que resultaba muy difícil encontrar personas con el perfil adecuado que, además, nunca se hubieran implicado en política, pero recordó que los sondeos colocan de momento por delante a ¡En Marcha!, con un 23% de la intención de los votos, y dijo estar seguro que el carisma presidencial compensaría la falta de experiencia de sus aspirantes a diputado.
Macron seleccionó ya en enero 14 candidatos que, según él, componían un buen modelo de lo que buscaba. Entre ellos había un ganadero, Jean-Baptiste Moreau; un alto funcionario de origen senegalés, Alexandre Aïdara; un antiguo colaborador de Jacques Chirac, Hugues Renson; dos abogadas, Laetitia Avia y Valérie Oppelt; un empresario digital de origen marroquí, Mounir Mahjoubi; un ecologista especializado en reciclaje, Matthieu Orphelin; o una maestra rural, Mireille Robert.
El aliado centrista de Macron, François Bayrou, consiguió que su partido tuviera 96 de las candidaturas de En Marche!, pero no obtuvo la garantía de que los 96 pertenecieran a su partido, el MoDem, ni el derecho a efectuar la selección.
Esa es una complicación adicional. Sin contar con los socialistas que apoyaron la candidatura presidencial de Macron y, además, se mostraron dispuestos a unirse a su partido.
La cuestión de los socialistas resulta compleja. Para empezar, son diputados más o veteranos y, por tanto, no tienen nada de «caras nuevas». También constituyen un lazo demasiado evidente con la fallida presidencia socialista de François Hollande.
Y, además, la mayoría de ellos están pendientes de su líder natural, el socialista liberal y ex primer ministro Manuel Valls.
El Partido Socialista presentará hoy martes su lista de candidatos y eso aclarará algunas cosas. Quienes queden fuera pueden decidir romper su viejo carné y afiliarse a ¡En Marcha!, una de las condiciones que les impone Emmanuel Macron.
Todo se hace contra el reloj. Por razones que sus colaboradores relacionan con un cierto instinto supersticioso, Emmanuel Macron prefiere no trabajar sobre una etapa sin cerrar antes la anterior. No se preparó, por ejemplo, casi nada de la segunda vuelta de las presidenciales hasta que, el próximo 23 de abril, se confirmó que el candidato había pasado el corte.
También ha preferido no anticipar el trabajo de las elecciones legislativas hasta ser elegido presidente.
Ahora se acumulan las tareas. Emmanuel Macron dimitió ayer como presidente de su movimiento (el presidente de la República no puede dirigir un partido) y cedió su puesto de forma interina a Cathérine Barbaroux, una mujer de 68 años, hija de exiliados españoles, que ha trabajado durante años en el sector del microcrédito.
Las riendas siguieron en manos de Richard Ferrand, el secretario general, quien prometió que el próximo jueves estaría terminada la lista electoral.
Emmanuel Macron tiene ante sí una tarea aún más complicada que las listas de candidatos a las legislativas: debe elegir un primer ministro y un gobierno. Pero para eso dispone de tiempo hasta el lunes, cuando ocupe ya su despacho en el palacio del Elíseo.