Madre Coraje cumple años

Santiago González, santiagonzalez.wordpress.com, 20/9/12

Pilar Ruiz Albisu, la madre de los Pagaza, cumple hoy ochenta años. Hay en esta mujer una fuerza interior, un coraje que desmiente tajantemente su aparente fragilidad, una mirada hecha de voluntad y determinación que traspasa las gafas con que corrige su miopía.

Pilar estaba a punto de cumplir cuatro años  al comienzo de la guerra civil. Su familia recorrió durante el segundo semestre de 1936 y el comienzo de 1937 el frente del Norte: de Rentería a Bilbao y de allí a Santander. Su padre fue detenido en Santoña y su madre, Celestina Albisu,  llevó a sus cuatro hijos hasta Santander. Allí embarcaron en el vapor Sotón, que les llevó a Francia, adonde llegaron tras el naufragio del barco en que viajaban. De Francia fueron enviados a Cataluña donde la familia fue separada durante un año y medio, mientras el padre, preso de los franquistas, creía que ha perdido a los cinco en el hundimiento del barco.

Un domingo de 2005  me invitó junto a mi familia a un arroz con almejas que ella prepara con mano maestra. Maite me había comentado que por la tarde íbamos a hacerle una entrevista sobre sus recuerdos de guerra y posguerra, para el libro que estaba preparando Jorge Martínez Reverte, ‘La caída de Cataluña’. A este libro pertenece el párrafo que transcribo, que da cuenta del peregrinar de la familia en el viaje de vuelta a Rentería, a la espera de poder reunirse con Isidro, su marido y padre:

“Celestina Albisu lleva a sus cuatro hijos, la menor de tan sólo un año, por toda la geografía que marcan las estaciones de ferrocarril. Lleva muchos días peregrinando sin poder darles apenas nada de comer. En Zaragoza se topan con columnas de prisioneros republicanos, andrajosos y hambrientos. Pese a su estado, logran apiadarse de la pequeña comitiva que conduce Celestina. Pilar, que tiene poco más de seis años y el pelo lleno de ricitos, despierta la ternura de esos hombres con destino incierto. Alguno la llama con un “chavala, ven”, y le da una onza de chocolate. Otro, un trozo de pan. A veces, a cambio de un beso. Como si fuera la hija a la que no pueden besar”.

Pilar, de raza le viene, ha sacado el temple de su madre, como Maite ha sacado el suyo. De todas aquellas calamidades no extrajo rencor, sino una extraordinaria piedad para los seres humanos sometidos a experiencias y a calamidades como las que a ella le tocó conocer de niña, por encima de bandos e ideologías.

Patxo Unzueta describió en el diario El País una anécdota de Pilar que recogía José Mª Calleja en su libro ‘Héroes a su pesar’ y que revela con extraordinaria nitidez el carácter de esta mujer admirable:

Pilar Ruiz, la madre de Joseba Pagazaurtundua, se cruza por la calle, días después del asesinato de su hijo, con el obispo Setién. Inicialmente ella se limita a mirarle sin decir palabra; pero poco después, esa mujer que había declarado (frente a una maledicencia de Arzalluz) que “no ha nacido quien me diga a mí lo que debo decir o me impida decir lo que quiero decir” vuelve sobre sus pasos, se encara al obispo, le llama “fariseo” y le espeta: “No piense entrar en el cielo, porque usted irá al infierno”.

Es, como señala Unzueta, una escena shakespeariana. En Hamlet, Laertes, el hermano de Ofelia se enfrenta al cura que había despachado sumariamente el funeral de Ofelia, porque habiéndose administrado la muerte por su propia mano ya era bastante haberla despedido con preces. Y le dice: ”A ti, cura brutal, he de decirte que mi hermana será un ángel mediador en el cielo mientras tú estés aullando en el infierno”.

Cada intervención de Pilar revestía un carácter profético de quien ya lo ha visto todo y está más allá de toda convención. Ella le había augurado con claridad cegadora y rotundidad pasmosa al hoy lehendakari Patxi López, la ‘hoja de ruta’ que lo iba a llevar (y nos iba a llevar) por delante: “Harás y dirás más cosas que me helarán la sangre, llamando a los cosas por los nombres que no son”.

Hoy, Pilar cumple 80 años y se muda a vivir con su hija y sus nietas. Los aires de Bildustán, esa ciudad tan compatible con el crimen se han vuelto tóxicos y su estado de salud no aconseja una exposición prolongada. Hoy, al cumplir los 80 años, Pilar afronta su segundo exilio.

Mi querida Pilar, no sabes cuántos y cuánto te queremos. En el venturoso primer día del resto de tu vida en una ciudad acogedora y afable, muchas felicidades.

Santiago González, santiagonzalez.wordpress.com, 20/9/12