Malas noticias en mal momento

IGNACIO MARCO-GARDOQUIÉL CORREO

Nos llegan malas noticias justo cuando atravesamos un mal momento. Existe un enorme consenso a la hora de calificar a la inflación como el principal problema al que se enfrenta la economía española, una vez que el impacto de la invasión de Ucrania todavía no ha dañado al empleo e, incluso, el crecimiento se comporta bien de momento, aunque sea con todas las previsiones a la baja para el próximo futuro. Pero tenemos a la inflación situada en algún lugar cercano a los dos dígitos, muy por encima de la media europea y en una altura no vista desde 1985. Bueno, pues nos han llegado dos noticias nefastas para los precios. La primera fue la constatación de que el ‘pacto de rentas’, tan esperado y deseado por el Gobierno y tan necesario para no empeorar las cosas, parece inviable y no verá la luz. Los sindicatos insisten en aplicar una garantía salarial en los convenios que impida la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores. Es decir, exigen subirlos en la misma medida en la que suban los precios. Por su parte, las empresas se enfrentan a una subida brutal de precios industriales del 46,2%, una extraordinaria situación no vista desde 1976, que les supone una merma de márgenes complicada de gestionar. Como para añadirle a la cuenta de resultados otra subida en sus costes salariales de la amplitud solicitada.

Y ayer llegó el resultado de la propuesta energética realizadas por el Gobierno a las autoridades europeas. Se podrá calificar de éxito el mero hecho de que hayan admitido la singularidad ibérica al permitirnos un esquema diferente y el establecimiento de un tope a los precios del gas que marcan, con excesiva frecuencia, el precio de la electricidad. Pero la propuesta ibérica era fijar un tope a su precio de 30 euros/MWh y, tras largas y duras negociaciones, será de 50 euros, lo que limitará sustancialmente las expectativas de rebaja de los precios de la energía. Le recuerdo que éstos han subido ‘tan solo’ un 134,6% en los últimos doce meses.

Si quiere agrandar la lista de damnificados por la inflación piense en las pensiones, cuyo gasto nacional ha subido casi un 5% este mes, hasta cerca de 11.000 millones de euros, y a las que les faltan por asumir el coste de la actualización prometida con el IPC. Entre pensiones y sueldos públicos nos gastamos en este atribulado país más de 300.000 millones. Pues ya sabe, ¡qué no decaiga la fiesta! Será por dinero…