Las masas quieren espectáculo, dijo Baudrillard, para qué vamos a empeñarnos en darles sentido. Mañana se va a reunir el Consejo Ciudadano de Podemos, para ajustarle las cuentas al niño Errejón, que deberá ceder su cargo y su escaño, a la derecha del jefe, a Irene Montero. No es que uno sienta una atracción irresistible por el niño de la beca que le dio otro Montero, Alberto, en la Universidad de Málaga, pero la misma comparanza jode.
Me he propuesto leer algún día la tesis de Errejón, un ladrillo de 654 páginas que lleva por título: La lucha por la hegemonía durante el primer gobierno del MAS en Bolivia (2006-2009): un análisis discursivo. Hay algo que no puedo negarle: sí es discursivo, sí. Ya la primera vez que lo hojeé me quedé atascado ante una foto de cartel electoral que incluye el mozo en la página 443 y en la que se ve a Evo Morales junto a la leyenda Bolivia unida, grande y para todos, en la que se adivinan las trazas del España, una, grande y libre, lema de la dictadura franquista.
Errejón tiene al menos una biografía académica. Irene fue captada en 2014 para Podemos por Rafa Mayoral, ese fan de Eva Perón. Irene confiesa haber dedicado tres años a su tesis doctoral, entre 2013 y 2015, pero no llegó a leerla por la misma razón que Pepe Blanco no pudo acabar Derecho. Estaba en primero cuando el partido le recomendó que dejara los estudios para dedicarse full time a la causa. El currículum de Irene es ejemplarmente breve, dos veces bueno, que diría Balti Gracián.
Total, que el Consejo Ciudadano va a decidir lo que quiere Pablo y lo que quiere ya está anunciado en las preguntas que su grupo ha registrado para el miércoles que viene: no hay ninguna de Errejón y sí de Irene Montero, que va a preguntar al Gobierno sobre la violencia machista. Buena ocasión para repetir machirulo ya en plan portavoz, por más que en mi pueblo se usaba ese término como sinónimo de virago. Y heteropatriarcado, por supuesto. Irene tiene una gran ocasión para denunciar «que yo me sé de buena tinta que algunos de sus señoríos sueñan con azotar a una mujer hasta que sangre». Tengo un amigo diputado que ha propuesto a sus compañeros de bancada atizarse un chupito cada vez que un podemita diga empoderar o heteropatriarcado. No se lo han aceptado, quizá para no fomentar la dipsomanía entre los representantes del pueblo.
Iglesias va a asumir las funciones de la Secretaría Política que va a disolver mañana. Todo el poder para Pablo y su prometida. No se había visto nada igual desde los Reyes Católicos, qué fenómenos. Baste recordar las críticas que debió soportar Aznar cuando su mujer encabezó la lista a unas elecciones municipales por Madrid, o Felipe González, cuando su mujer de entonces se presentó (y salió) diputada por Cádiz cuando él llevaba muchos años de presidente del Gobierno.
También quiere el machirulo jefe de Podemos, machoalfalfa, varón dando, entrar en la Comisión de Secretos Oficiales, aunque para ello deberían votarlo 210 diputados, los 3/5. Uno, la verdad, no cree que haya tanto memo en el Hemiciclo, aunque cada vez se hace menos ilusiones. El PP va a avalar a Tardà, no digo más.