EL MUNDO – 24/07/14
· El primer ministro francés da a Rajoy su apoyo frente al desafío soberanista.
Satisfacción en Moncloa tras la entrevista entre el presidente del Gobierno y el primer ministro francés. La «sintonía» entre Mariano Rajoy y Manuel Valls ha sido grande. El «espíritu reformista» les une. Y no sólo eso. En el Gobierno suena bien el discurso que el francés enhebra a cuenta del desafío soberanista catalán: «No se puede romper un Estado sin consecuencias».
Mariano Rajoy y Manuel Valls, de familias ideológicas rivales, coinciden en lo que para el presidente del Gobierno es «esencial»: la necesidad de impulsar reformas que permitan consolidar el incipiente crecimiento en el conjunto de la Unión, y particularmente en España y Francia, tras seis años de crisis.
Rajoy ha visto en Valls claras similitudes con el «espíritu reformista» que él ha querido impregnar a sus primeros dos años y medio al frente del Gobierno, según señalaron fuentes de La Moncloa que, además, hicieron hincapié en el clima de entendimiento y cordialidad que destiló el encuentro entre ambos.
Un buen ambiente que se vio reforzado por el hecho de que el presidente ha encontrado en el primer ministro galo un claro puntal sobre el que apoyar el discurso que él mantiene en relación con el desafío independentista catalán.
Manuel Valls, en público, prefiere mantener una actitud prudente amparándose en la inconveniencia de interferir en asuntos internos de un país vecino, pero puesto que considera que las derivas secesionistas dentro de la Unión Europea finalmente acaban siendo un problema que afecta a todos los socios, no duda en alertar de que «no se puede salir de un Estado sin consecuencias». Es más, añade que las mismas serían «muy peligrosas para Cataluña, para España y también para Europa».
El primer ministro francés está convencido, según señalaron fuentes diplomáticas, de que «si los Estados se dividen, Europa se debilita». De ahí que su mensaje sea nítido: «Francia quiere una España fuerte».
Las reflexiones de Valls en relación con el problema catalán suenan bien en La Moncloa, donde desde hace meses se alerta de los muy serios problemas que acarrearía consumar el órdago soberanista: Cataluña saldría de la Unión Europea, de la Eurozona y de las organizaciones internacionales de las que forma parte en su condición de territorio indisoluble del Estado español. Ni siquiera contaría con el reconocimiento de Naciones Unidas. Como mantienen desde Exteriores, quedaría sumida en la irrelevancia política y afrontaría graves problemas económicos.
El mensaje que trasladó el primer ministro francés incide en estos obstáculos y se suma al varapalo que la canciller Merkel propinó a las aspiraciones de Artur Mas la pasada semana, cuando afirmó estar del lado de Rajoy en la defensa de la integridad territorial, que casa mal con los planes independentistas catalanes.
La de ayer ha sido la primera visita de trabajo de Valls a España y, aunque Rajoy prefirió no comparecer con él en rueda de prensa, las fuentes consultadas hicieron hincapié en que ambos se mueven en la misma onda a la hora de defender la necesidad de impulsar las reformas que ayuden a consolidar la recuperación. «Los tiempos de despilfarro deben quedar atrás; el gasto ha de regirse por el principio de contención y eficacia», recalcan en Presidencia, asegurando que esta máxima es compartida por el Gobierno francés. Si bien añaden que, además, París y Madrid creen que es el momento de alentar desde las instancias europeas una política de estímulo al crecimiento. Estas políticas, en palabras de Valls, son imprescindibles para «creer en el euro». El premier francés afirma que en su país «la pérdida de los valores republicanos», entendidos como los valores patrióticos, sumado a la falta de confianza en el proyecto europeo, constituye la «raíz» de los movimientos extremistas.
EL MUNDO – 24/07/14