HUBO UNA época, no tan lejana aunque ahora lo parezca, en la que lo único que no estaba claro en el futuro del PP era el futuro de Rajoy. Hace apenas un año, sólo el talento de Pedronono Sánchez, con el sectarismo sociata como desfibrilador, consiguió devolver a la vida a un candidato a la Moncloa desahuciado por la aritmética y al que bastaba elegir un sustituto –Cebrián proclamó raudo sustituta a su tesorera– para que el PP le hubiera agradecido los sacrificios prestados –el más delicado, sacrificar al partido en el ara de su continuidad– y lo hubiera enviado a Santa Pola, donde tiene su notaría y que es un lugar magnífico para jubilarse, como acreditan los ejemplos de Don Santiago Bernabéu y de Sir Paco Fernández Ordóñez.
Pero como Don Noesnó fue incapaz de bajarse del burro o esperar la próxima ocasión de pisar La Moncloa, el resultado es que el futuro del PP es, pese a su escualidez parlamentaria, el de Don Mariano Síessí, o como asegura Maillóteles, filósofo del Botafumeiro, tenemos Rajoy para 12 años, que contando el año disfrutado en funciones se nos van a los 13, o como decía el genial supersticioso Ángel Nieto de sus títulos mundiales, a 12 más uno. De ese modo, Rajoy igualaría los 13 años y unos meses de Felipe González en la Presidencia del Gobierno, que es su gran reto: «¿Con que iba a ser yo el único en durar sólo una legislatura, eh? ¿Y me iban a echar Sánchez y Rivera, no? Pues ya he echado al uno y voy a por el otro».
Aunque para las libertades y la higiene institucional una duración excesiva de un líder o un partido en el poder (eternización del Felipato a que aspira el Rajoyato) es siempre nefasta, hay situaciones críticas en las que la continuidad y claridad en la acción de Gobierno resulta positiva. Si Rajoy tuviera un proyecto político para España, no para Su Persona o Su partido, siquiera para sanear las cuentas, para acotar los desmanes autonómicos y embridar –con la ley en la mano, el FLA en el pie y la Guardia Civil al teléfono– el separatismo catalán, los XII Años Triunfales que Maillóteles ha anunciado en la Stoa del Congreso Marianístico del PP, es decir, los tres de Marianidad en esta legislatura, más los cuatro de la siguiente, que hacen 12, más el 2016 de entremés, o sea, los 12+1 no serían forzosamente malos. Conociendo a Rajoy, se adivinan nefastos.