Mas «zarpa» hacia la independencia 21/12/2012 by fundacion / EL MUNDO 21/12/12 Dedicará 2013 a construir «estructuras de Estado» ante el «ahogo» y los «ataques de España». Artur Mas ofreció ayer un primer esbozo de lo que va a ser la legislatura en Cataluña: una queja constante de CiU y de sus socios de ERC por los «ataques» del Gobierno de Mariano Rajoy y otras instituciones. A juzgar por lo que se vio en el Parlament que hoy le proclamará oficialmente presidente de la Generalitat, el nuevo Ejecutivo catalán achacará cualquier problema económico y cualquier recorte al «ahogo financiero» al que se le somete desde Madrid. Del éxito de esa estrategia dependerá, previsiblemente, la solidez de un Govern apoyado desde fuera por los republicanos, y también las opciones de la propuesta estrella de la legislatura: la celebración de una consulta por la independencia de Cataluña. Mas llegó a afirmar que la Generalitat siempre ha sido «leal», por ejemplo, «proponiendo modelos de financiación, Estatutos y marcos que permitieran que el autogobierno creciera, a la vez que garantizasen el respeto a la identidad» de Cataluña. Sin embargo, como respuesta ha hallado, según él, sólo ataques contra «el modelo lingüístico y educativo, lecturas restrictivas de la Constitución para empequeñecer el autogobierno, déficits de inversión en infraestructuras y modelos de financiación de difícil comprensión que perpetúan el déficit fiscal» de la comunidad. En su opinión, el «nuevo itinerario» independentista que emprenderá el Ejecutivo que formará la semana que viene es consecuencia directa de que «el Estado español ni protege, ni defiende, ni respeta a Cataluña». Porque, echando mano de las metáforas marineras a las que es tan aficionado, Mas se comprometió a «zarpar» hacia la independencia. La primera parada de ese viaje será la convocatoria del referéndum, que CiU y Esquerra Republicana han pactado para 2014; el presidente de la Generalitat en funciones se comprometió a tener listas para entonces las «estructuras de Estado» necesarias para el funcionamiento de un país soberano. Mas afrontó la primera jornada del debate de investidura sabiendo que los votos de los republicanos lo reelegirán hoy president, pero también que en esta legislatura deberá encarar un reto mayúsculo, que incluye un enfrentamiento a cara de perro con el Gobierno central. El PP está decidido a impedir la celebración de la consulta, y movilizará todos sus recursos para conseguirlo. En la huida hacia adelante que constituye su estrategia después de unas elecciones en las que CiU buscaba la mayoría absoluta y acabó perdiendo 12 diputados, Mas explicó qué «estructuras de Estado» piensa construir durante 2013. La lista incluye la consolidación de una agencia tributaria propia, la transformación del Instituto Catalán de Finanzas en un banco público, el fortalecimiento de los Mossos d’Esquadra para que actúen como «policía integral», una nueva organización territorial para Cataluña que supere la provincial, la elaboración de una ley de la función pública catalana y el estudio de otros «planes y estructuras para la configuración de un Estado en Cataluña, si así lo decide libremente el pueblo catalán». Pese a todo, el discurso del candidato, que duró cerca de una hora, perdió casi toda la épica con que se había revestido en la campaña -tildada de mesiánica- y en casi toda la anterior legislatura. Los acuerdos de CiU y ERC se notaron, sobre todo, en el giro a la izquierda de Mas, que anunció los nuevos impuestos que ya se conocían, incluido el que gravará los depósitos bancarios y la recuperación del de sucesiones, al que, hace no tanto, los diputados de CiU llamaban «el impuesto sobre la muerte». Se trata de reducir en lo posible mediante la vía del incremento de ingresos los recortes sociales que tendrá que aplicar el nuevo Govern, que Mas cifró en unos 4.000 millones de euros para 2013. En cualquier caso, el presidente de la Generalitat en funciones recordó que él prefería un Gobierno de coalición, una fórmula que le parece más estable. «El ofrecimiento sigue en pie, y seguirá en pie durante toda la legislatura», afirmó, añadiendo que se dirigía a «las formaciones que quieran transformar la realidad y, a la vez, estén comprometidas con el ejercicio del derecho a la autodeterminación del pueblo de Cataluña». En su opinión, la consulta no es negociable, porque el 25-N se vio que «muy mayoritariamente la población catalana quiere decidir democráticamente su futuro como nación». Curiosamente, Mas no habló de celebrar ese referéndum en 2014, después de que el acuerdo con ERC se retrasara precisamente por las reticencias de CiU a la hora de establecer una fecha. Pero la apuesta del president por la ruptura con España fue tan nítida que es imposible que ese detalle molestara a Oriol Junqueras. EL MUNDO 21/12/12