EL MUNDO 26/11/14
· Convocará elecciones a principios de 2015 si Junqueras acepta su oferta El Gobierno resultante, en caso de lograr mayoría absoluta, negociará hasta finales de 2016 la secesión de Cataluña
Artur Mas planteó ayer su hoja de ruta para convertir a Cataluña en un Estado independiente en 2016. El presidente de la Generalitat propuso adelantar las elecciones autonómicas para agrupar en una sola candidatura a los partidarios de la ruptura con España. Y después, si esa lista obtiene la mayoría absoluta, preparar durante 18 meses la Constitución y el resto de elementos del nuevo país, y ratificarlos en un referéndum pasado ese tiempo.
Envalentonado por la votación del 9-N, el presidente de la Generalitat presentó su proyecto ante más de 2.000 personas, entre las que estaba quien tiene la última palabra para que sus planes no se tuerzan: Oriol Junqueras, el líder de Esquerra Republicana, que expondrá su propio proyecto el próximo martes. El hasta ahora socio de CiU escuchó la hora larga de discurso con cara de circunstancia.
Artur Mas desgranó su plan en clave de opa hostil preelectoral: si Junqueras lo apoya, habrá autonómicas en un breve plazo, a principios de 2015; si no, agotará la legislatura.
El proyecto del president choca con el de Esquerra –que hasta el 9-N iba en cabeza en las encuestas– porque deja abierta la puerta a una negociación con Madrid y, sobre todo, porque las elecciones no constituirían el final del proceso. Después de una eventual victoria independentista, Mas no pondría en marcha el nuevo Estado, sino que comunicaría al Gobierno y a «la comunidad internacional» sus intenciones, que deberían ser refrendadas después por los catalanes.
Se establecerían entonces una negociaciones cuyo punto final llegaría «no más tarde» de 2016.
Ayer quedó claro que en las próximas semanas se va a intensificar la presión de Convergència sobre Esquerra. En opinión de Mas, el 9-N se demostró que «en Cataluña hay una fórmula ganadora: sociedad civil movilizada, instituciones comprometidas, civismo y objetivos compartidos es igual a éxito de país; pero de estos ingredientes no puede fallar ninguno».
Ajeno a los cálculos que sugieren que una lista conjunta entre Convergència y ERC –ICV y la CUP ya han descartado participar, y Unió es muy reticente– podría tener efectos contraproducentes en la suma total de diputados, el presidente de la Generalitat centró su discurso en la necesidad de «cerrar» el proceso soberanista con unas elecciones que sirvan para recontar independentistas. Y amenazó: «Sólo adelantaré las elecciones si son para hacer la consulta». Es decir, si tienen un cariz plebiscitario.
Mas asumió que «no todos» los partidos catalanes «querrán aceptar que las elecciones giren en torno a la cuestión» de la independencia, pero justificó su apuesta por la candidatura conjunta que ERC rechaza diciendo que deben arrojar «un resultado claro». «El tema no es cuántas listas hay, sino que una de ellas tenga la mayoría para que se entienda que ha ganado el sí. ¿Podemos aparcar las diferencias?», añadió.
Mas subrayó que, en España y en el plano internacional, se deben poder comprobar de forma «nítida y clara» los resultados favorables a la independencia, que no sean «malinterpretados ni discutidos», y además se debe hacer sin «apartarse del marco legal existente», algo que, a su juicio, estará garantizado porque se hará la consulta a través del mecanismo de unas elecciones autonómicas. Aunque no quiso decir cuándo se celebrarían esas elecciones –dijo que ni él lo sabe–, su equipo baraja los primeros meses del año que viene, antes de las municipales.
Los miembros de esa lista deberían además comprometerse a no repetir mandato en las elecciones que deben ratificar todo el proceso en 2016 «como un acto de servicio al país». Para llevar a cabo esos segundos comicios «constituyentes», a los que ya se presentarían los partidos con sus siglas, Mas insinuó un sistema de doble urna: en una se dirimiría el nuevo Parlament; la otra, la del referéndum propiamente dicho, serviría para que «los ciudadanos aprobaran la constitución del nuevo Estado con pleno conocimiento de causa».
Además, el president propuso que la campaña de la lista conjunta se financie «al margen de los partidos, a través de una fundación de creación específica», y que las subvenciones públicas que obtenga en función de sus resultados «se distribuyan entre los partidos implicados para asegurar su viabilidad financiera».
Seguido en directo con atención también por Carme Forcadell y Muriel Casals –las líderes de la ANC y Òmnium Cultural–, que están llamadas a tener un papel decisivo en la presión sobre ERC, afirmó que la primera medida tras una eventual victoria de la lista independentista sería la de «comunicar a las instituciones del Estado y a la comunidad internacional la intención de constituir un Estado en Cataluña». Después llegaría la fase de «terminar de perfilar las estructuras» del nuevo país y de elaborar una Constitución que debería ser aprobada «en el siguiente mandato legislativo». «Todo el proceso debería estar listo a finales de 2016», afirmó.
Mas, que dijo inspirarse en «países parecidos a Cataluña» en tamaño y población «como Austria y Dinamarca», reservó para el final la parte dedicada a subrayar su protagonismo en el proceso soberanista. Lo hizo hablando de quienes sospechan que quiere salvar su carrera política. «¿Salvarme de qué? ¿De los insultos, las calumnias, de ataques a amigos o familiares, de las dificultades de gobernar el día a día, de las tensiones de no poder pagar a final de mes, de las querellas?», se preguntó.
Pero, por si aún hubiera suspicacias, y como último dardo a Esquerra, lanzó dos mensajes postreros. El primero: «Si me corresponde encabezar la candidatura y se gana por mayoría absoluta, y por tanto ha ganado el sí, yo no me volvería a presentar a candidato en 2016». El segundo: «Puedo encabezar la lista, estoy a disposición, pero también la puedo cerrar. Puedo ser el primero o puedo ser el último. Ya ven que no hay condiciones personales en mi planteamiento. Hay condiciones de proyecto, para garantizar que Cataluña salga adelante».