EL MUNDO 05/10/14
· «No detendrán la voz de Cataluña», proclama ante 800 alcaldes al grito de «independencia»
· El presidente plantea «avanzar a un punto de encuentro»
Mariano Rajoy y Artur Mas cruzaron ayer de nuevo sus discursos en torno al proceso soberanista sin que todavía se vislumbre ningún punto de encuentro entre ellos. Mientras el president, arropado por 800 alcaldes catalanes en el Palau de la Generalitat, advertía al Gobierno de que «por mucho que lo intenten, no detendrán la voz de Cataluña», el presidente del Ejecutivo central volvía a hacer un llamamiento al «diálogo». Mariano Rajoy, que intervino en un acto del PP en Guadalajara, sólo puso sobre la mesa una condición para alcanzar un posible acuerdo: «Que se haga dentro del campo donde cabemos todos, que es la ley».
Las palabras de Rajoy llegaron el mismo día en el que el Govern desveló uno de los primeros pasos de la hoja de ruta acordada el viernes entre el president y las fuerzas soberanistas para burlar la suspensión de la consulta del 9 de noviembre decretada por el Tribunal Constitucional (TC). Poco después de que centenares de alcaldes de toda Cataluña animaran en el Palau al president a «seguir adelante» con el proceso, éste dio orden de reactivar la campaña institucional elaborada para llamar al voto el 9-N, sólo cinco días después de que fuera cancelada por el Govern tras conocerse los autos del Constitucional contra la votación y la ley que la ampara.
La campaña, consistente en un vídeo que comenzó a emitirse de nuevo ayer a partir de las 14.00 horas en TV3 y su canal de noticias 24 horas, fue no obstante levemente modificada en su formato original para dejarla al límite de la legalidad que marca la suspensión cautelar del TC y que el Govern esquiva incluyendo el vídeo en la categoría de «información de interés público», que está recogida en la Ley del Audiovisual.
El nuevo anuncio comienza con las mismas imágenes de la campaña original. Sin embargo, a los pocos segundos se detiene y, en letras blancas sobre fondo negro, se incluye este mensaje, leído por una voz de hombre en off: «La consulta popular no refrendaria sobre el futuro político de Cataluña ha sido impugnada a instancias del Gobierno español», y se informa a continuación de que, a consecuencia del veto, «la campaña Tú decides ha sido suspendida de manera cautelar y temporal». La reactivación de la propaganda televisiva no fue acompañada, en todo caso, con la campaña en internet. Al cierre de esta edición, la página web oficial de la consulta seguía sin estar actualizada, después de que el Govern congelara su actividad un día después de que el Alto Tribunal dictara sus autos.
La suerte de treta electoral para burlar a la Justicia es el primer fruto de la estrategia acordada entre el Govern y todos los partidos implicados en la consulta –CiU, ERC, ICV-EUIA y la CUP– durante la maratoniana cumbre de siete horas que celebraron el viernes en el Palau y durante la cual se evitó la quiebra de la frágil unidad del frente soberanista. Del resto de puntos de la nueva hoja de ruta se ignora prácticamente todo, después de que todas las formaciones se conjuraran para guardar «la máxima discreción» para, según explicó el representante de Convergència, Jordi Turull, «no dar más pistas» al Estado. Fuentes conocedoras de las conversaciones aseguran a este diario que otro de los puntos que ya estaría en marcha sería la activación del registro de votantes, otro aspecto que dejaría al Govern a las puertas de la ilegalidad.
La imagen de «unidad» que todos los líderes soberanistas se esforzaron por ofrecer el viernes tras la cumbre tuvo ayer continuidad gracias a un acto estudiadamente simbólico que protagonizaron en el Palau 800 alcaldes catalanes y que sirvió, sobre todo, como bálsamo para la imagen de Mas como líder del proceso soberanista.
El president recibió con todos los honores –incluyendo pasillo en la plaza de Sant Jaume y uniforme de gala en la formación de los Mossos d’Esquadra– a los primeros ediles, que tras ser recibidos por el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, recorrieron la plaza entre aplausos y gritos de «votaremos». Una vez en el Palau le entregaron en mano al president las actas municipales en favor de la consulta aprobadas en los últimos meses por 920 de los 947 municipios con los que cuenta en total Cataluña, el 95% del total.
A lo magnificente del acto en sí –con la enorme escalinata del patio de carruajes del Palau saturada de alcaldes, quienes acabaron la cita entre gritos en favor de la «independencia» y aplausos al president– se sumó también lo simbólico de la cita. En el único antecedente similar conocido, vivido en 1918, centenares de alcaldes y concejales de toda Cataluña entregaron en el Palau de la Generalitat más de un millar de adhesiones municipales en favor de la autonomía. Una similitud con lo que sucede con el actual proceso soberanista que ni el Govern ni la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI) –entidad promotora de las mociones municipales en favor de la consulta del 9-N– quisieron desaprovechar ayer.
Fue el propio Mas quien durante su discurso volvió a elogiar la «unidad» de acción del frente soberanista y erigió la cita de ayer con los alcaldes como una demostración de «la piña» que en Cataluña forman el Parlament, los municipios y los ciudadanos en favor de la votación ante un Estado español que actúa «con enorme hostilidad e intolerancia» y que no deja de «poner obstáculos y muros».
El president aprovechó la euforia del momento, con centenares de políticos de casi todas las siglas –entre ellos representantes del PSC– favorables a la consulta como audiencia, para lanzar una advertencia al Gobierno de Mariano Rajoy: «Por mucho que intenten callar la voz del pueblo de Cataluña, no lo lograrán. Nosotros lo lograremos». Mas, como el resto de miembros del Govern presentes en el acto, se limitó a aplaudir mientras los primeros ediles cantaban reclamando la independencia.
Al acto en el Palau también acudieron invitadas la presidenta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y de Òmnium Cultural, Carme Forcadell y Muriel Casals, respectivamente, para quienes Mas reclamó una ovación. La primera de ellas, una de las que más presión ha ejercido sobre el president para que la consulta siga viva, se sumó el viernes al discurso de «unidad» auspiciado por los partidos proconsulta, pese a que éstos no dieron pistas sobre cómo llevarán a cabo la votación. Según explicó Forcadell, los acuerdos del viernes deben hacer que estén «muy orgullosos» de que los responsables políticos catalanes «hayan estado a la altura del momento».
La puesta en escena de ayer fue criticada por los partidos contrarios a la consulta. Miquel Iceta, líder del PSC, se abstuvo de arremeter contra la cita municipal –había alcaldes socialistas entre los presentes–, aunque sí la consideró «el primer acto de campaña» de Mas, a quien cree concentrado en celebrar elecciones anticipadas. Desde la arena municipal, el líder del PP de Barcelona, Alberto Fernández Díaz, lamentó que los ayuntamientos se sumen al proceso porque deberían centrarse «en los problemas reales» y cargó contra Trias, al que acusó de «no ser el alcalde de las personas, sino de la independencia».