ABC 12/06/13
Rectifica y dice ahora que no proclamará la independencia unilateral de Cataluña
El Plan de Gobierno 20132016 estaba llamado a ser, según los mentideros nacionalistas, el «gran golpe de timón» de Artur Mas. Pero en la presentación de esta nueva hoja de ruta el líder de CiU lanzó tres mensajes que nada tienen que ver con esa revitalización ejecutiva y sí con el cerco político que se estrecha a su alrededor: enésima invitación a ERC y PSC a formar parte de su Gobierno; intención solemne de acabar esta legislatura y no volver a adelantar elecciones; y rechazo a una declaración unilateral de independencia.
La comparecencia de Mas se producía pocos días después de que se publicara un sondeo electoral que certificaba el desplome de CiU y un vuelco en favor de ERC, que por primera vez podría ganar unas elecciones catalanas. De ahí que el nuevo llamamiento del presidente autonómico a que los republicanos, actuales socios de legislatura de los nacionalistas, y el PSC entren en su gobierno sonara a desesperación.
Nueva negativa
Si hace seis meses ERC se negó a formar tándem gubernamental, tampoco lo hará ahora, pues gracias a esta posición externa la formación que lidera Oriol Junqueras se ha librado de sufrir la erosión de los recortes aplicados por CiU. En cuanto al PSC, el propio Mas admitía ayer que ve difícil su apoyo, pues se trata de un partido en fase de catarsis debido precisamente a su empeño por hacer seguidismo del soberanismo de CiU.
Un soberanismo que tampoco le ha reportado a los nacionalistas grandes triunfos. Al contrario, el electorado catalán se fía más de ERC que del neoindependentismo nacionalista, que ya no logra tapar la asfixia financiera del Gobierno catalán ni la crisis económica. Y por mucho que el presidente de CiU se encomendara ayer a una futura «tendencia económica positiva» y a los objetivos del citado Plan —212 medidas ejecutivas, 65 legislativas y 78 acciones normativas, todas ellas sin presupuesto asignado—, lo cierto es que un lema tan manido por sus socios como «España nos roba» ya no cuela. Al revés. CiU sabe que no puede romper puentes con un Gobierno español cuyas ayudas le han servido para evitar la quiebra. Como también ha comprobado que su transición nacional no despierta demasiado entusiasmo en el resto de Europa (fallidos viajes a París y Moscú).
De ahí que el profeta del «derecho a decidir» ponga sordina ahora a esa efervescencia soberanista. Y donde dije «habrá consulta sí o sí», dijo «consulta pactada y con amplia mayoría». Aunque según Mas, el Ejecutivo de Mariano Rajoy se niega a dialogar sobre ese referéndum.
Y de declaraciones al estilo Kosovo, nada de nada. «Hay varias formas de tomar decisiones y hay un debate sobre las declaraciones unilaterales. Pero lo que afecta a muchas generaciones no se puede hacer de forma unilateral, es necesaria una responsabilidad colectiva», dijo Mas a modo de advertencia a una ERC que conspira con dirigentes convergentes para tomar ese camino de la ruptura. Este paso atrás en el «derecho a decidir» no invalida el propósito de CiU de convocar una consulta en 2014. La haya o no, el líder nacionalista quiere agotar este mandato y explicó que solo la pérdida del apoyo de ERC obligaría al «president» a adelantar de nuevo los comicios, que no descarta que fueran plebiscitarios, «lo que no restaría legalidad a las elecciones porque éstas son siempre legales». El mensaje lanzado ayer permite tranquilizar los ánimos mediáticos del socio de CDC, Unió, que lleva meses reclamando una consulta consensuada con el Estado y apoyada por amplias mayorías. Por su parte, la secretaria general de ERC, Marta Rovira, reafirmó que los republicanos no entrarán en el Gobierno porque aún no se ha concretado «horizonte, fecha, pregunta y escenarios pactados y planificados» de la consulta.
Seguridad Social catalana
La rebaja del tono soberanista no invalida que Artur Mas profundice en la creación de estructuras de Estado como la administración tributaria catalana, un banco nacional catalán, una Justicia propia y una especie de Seguridad Social a la catalana.
El Plan con el que CiU pretende agotar su mandato se basa en siete ejes y 77 objetivos. «No hay dos agendas paralelas, derecho a decidir y política económica, sino que se complementan», dijo. Esos ejes son recuperación económica y creación de ocupación; cohesión social y servicios de interés público; derecho a decidir y transición nacional; sostenibilidad y estabilidad de las finanzas públicas; agilidad y transparencia sostenible y cohesión social; y proyección exterior y reconocimiento internacional de la identidad, la lengua y la cultura catalanas.
La presentación de este guión gubernamental, que podría incluir la creación de algún otro impuesto, pero que Mas no aclaró, sirvió a los grupos de la oposición para hacer balance de este medio año de mandato. El portavoz del PP en el Parlamento catalán, Enric Millo, cree que el plan carece por completo de credibilidad porque no va acompañado de unos presupuestos, por lo que «es como un castillo de fuegos con pólvora mojada». Millo instó a CiU a romper con ERC y buscar un nuevo aliado que le garantice una mayoría «estable» para luchar contra la crisis.
Por su parte, el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, preguntó a Mas: «¿Me puede explicar cómo piensa agotar una legislatura de cuatro años en minoría, con un socio que no cumple y sin presupuestos?». En su opinión, El PSC volvió a rechazar la oferta de los nacionalistas de entrar a formar parte del Gobierno, y recordó sus tres condiciones para reconsiderar su negativa: hacer un gobierno de unidad, que la prioridad sea la crisis y neutralidad con la consulta de autodeterminación.
Para el líder de ICV-EUiA, Joan Herrera, Mas presentó un «plan de rescate personal» ante la erosión de su proyecto político, mientras que el diputado de CUP, Quim Arrufat, reprochó al presidente de la Generalitat que hubiera generado una gran expectativa con su comparecencia y que, finalmente, quedara «en nada».