EL MUNDO – 31/08/14
· El ‘president’ se declara «decepcionado» con Pujol y CiU escenifica su entierro político’.
Artur Mas ya asume públicamente que el fin de su aventura independentista se aproxima. El presidente de la Generalitat admitió ayer, en su primera comparecencia de este crucial curso político, que si el Gobierno recurre la ley de consultas «el Tribunal Constitucional no tendrá más remedio que suspenderla» y despojar así al Govern de la herramienta legal que pretende utilizar para convocar el referéndum.
Mas no desobedecerá al Alto Tribunal, y ayer ya aclaró que el destino de la consulta no está en manos de Cataluña, sino del Gobierno. «Lo que pasará no depende de nosotros», reconoció explícitamente el jefe del Ejecutivo catalán durante el cónclave que CiU celebró para relevar a Josep Antoni Duran Lleida como secretario general de la federación y escenificar el entierro político de Jordi Pujol, después de que el ex presidente de la Generalitat confesara que escondió su fortuna durante 34 años en paraísos fiscales.
Ante la evidencia de que su desafío no prosperará si el Estado se opone, el líder de CiU reclamó al Gobierno que «respete la mayoría social y parlamentaria catalana» y no impugne la consulta y la aboque automáticamente al veto del Constitucional.
Mas cuenta con la certeza de que esta petición será rechazada por enésima vez, pero ayer evitó admitir de una vez por todas que el siguiente paso será adelantar las elecciones y dotarlas de un carácter plebiscitario. El president se limitó a ratificar que convocará el referéndum para el 9 de noviembre y consensuará los siguientes pasos con los partidos que respaldan la consulta.
La esperanza de ERC continúa siendo que Mas recapacite y acabe sacando las urnas a la calle pese a la prohibición del Constitucional. Su líder, Oriol Junqueras, amenazó con no pactar una lista conjunta para esas eventuales plebiscitarias –como pretende CDC– si el presidente de la Generalitat renuncia a culminar el órdago. Pero el jefe del Ejecutivo catalán no parece dispuesto a ser señalado como el culpable del fracaso de la vía independentista y ayer contraatacó. En evidente alusión a los republicanos, Mas avisó de que «la hora grande de Cataluña no se puede liderar desde la táctica pequeña de los partidos y la miopía». Porque ello, añadió, la convertiría en «la hora pequeña de Cataluña». «Cuando las cosas se hacen juntos, los resultados son mejores», zanjó Mas.
El resto de la convención nacionalista (que ratificó a Ramon Espadaler como nuevo número dos de CiU) fue un intento desesperado de la federación por poner tierra de por medio con Pujol. Mas admitió sentirse «decepcionado» con el ex presidente de la Generalitat, que cumplió con su palabra y no acudió a la cita.
Mas trató de apartarse tanto como pudo del ex molt honorable. Primero, subrayó que «hace más de 10 años que no toma ninguna decisión importante en CiU ni en la política catalana» y, después, reclamó «separar bien el pasado y el presente». Prometió transparencia, y sólo pidió a cambio a la ciudadanía discernir entre los hechos delictivos de la clase política y sus «justas retribuciones». «Los servidores públicos hacen voto de honestidad, no de pobreza como los franciscanos», espetó el presidente de la Generalitat para bordar su adiós a Pujol.
EL MUNDO – 31/08/14