EL CORREO 24/04/14
· El presidente de la Generalitat busca la fórmula para blindar la convocatoria frente a un recurso del Gobierno
Más que nunca la fiesta de Sant Jordi, patrón de Cataluña, estuvo ayer marcada por el proceso soberanista. En su discurso institucional, Artur Mas evitó las referencias directas a la consulta, lanzó un mensaje de unidad y utilizó otros canales para colar sus reivindicaciones políticas. En un encuentro con 25 corresponsales extranjeros acreditados en Madrid, el president insistió en que el proceso es imparable y que la única frustración posible que contempla es que la ciudadanía no pueda votar. El dirigente nacionalista trasladó a los informadores europeos y norteamericanos que Cataluña es una nación y que como tal tiene derecho a decidir. Después les aseguró que un futuro Estado catalán independiente será viable económicamente en el marco de la UE.
Además, horas antes, en una entrevista televisiva en el canal catalán El Punt-Avui, el líder convergente advirtió al Estado que «no se lo pondrá fácil» para que se pueda «cargar» tanto la ley de consultas como el acto de convocatoria de la consulta del 9 de noviembre. La idea del presidente de la Generalitat es elaborar una ley de consultas que sea escrupulosa con la Constitución, aprobarla y, acto seguido, firmar el decreto de convocatoria del referéndum, sin dar tiempo a la Abogacía del Estado para llevarla al Constitucional. De esta forma, nadie podría decirle que no tiene base legal o que no ha sido convocada de acuerdo a una ley vigente.
Si los catalanes no votan el 9-N, dijo, «no será por cuestiones legales, será por cuestiones estrictamente políticas», afirmó. Mas intervendrá hoy en un acto en Barcelona en el que también lo hará Rajoy, aunque no está previsto ni siquiera que se saluden. Ambos mandatarios se esquivarán en la capital catalana, lo que ejemplificará el actual estado de las relaciones entre las dos administraciones. Y es que Rajoy y Mas llevan un tiempo jugando al gato y al ratón. Se apelan mutuamente al diálogo pero los dos saben que los contactos, tal y como los plantean, son imposibles.
Rajoy exige a Mas que, para empezar a hablar, tiene que renunciar a la consulta, extremo inviable, y el president ofrece diálogo «sin condiciones» salvo una, que el referéndum esté en la orden del día de la reunión. «Si el problema es la fecha y la pregunta, lo que tenemos que hacer es sentarnos y hablarlo», dijo el presidente de la Generalitat. Por tanto, si ninguno cede en su posición, a día de hoy la foto de los dos mandatarios estrechándose la mano antes de entrar en La Moncloa resulta casi imposible.
Quien también participó en la festividad de Sant Jordi fue la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, que evitó las declaraciones públicas. Después de dos días en Barcelona, la ‘número dos’ del Ejecutivo regresó a Madrid sin hacer ninguna mención al proceso catalán y tratando de subrayar la acción de gobierno. El candidato de CiU a las elecciones europeas, Ramon Tremosa, calificó ayer la presencia de la vicepresidenta en Cataluña de «visita colonial».
Durante la declaración institucional que realizó a primera hora de la mañana con motivo del día de Sant Jordi, el jefe del Govern mostró su discurso más amable. Animó a los catalanes a ofrecer una imagen al mundo de pasión por la cultura y a proyectar el «mosaico» de una sociedad «que incorpora la diversidad», y que actúa y seguirá actuando en el futuro con civismo y celebrando «lo que nos une».
El silencio político de Soraya Sáenz de Santamaría dejó en en manos de la presidenta del PPC, Alicia SánchezCamacho, la réplica a las últimas intervenciones de Artur Mas. La líder popular exigió al president y líder de CiU que no «secuestre» la vida cotidiana y el día de Sant Jordi con la consulta, y le sugirió seguir el «espíritu de la rosa» –símbolo de la festividad– para gobernar «la Cataluña real».